El analista internacional Carlos Romero subrayó que hay un desarreglo internacional porque los parámetros que sirvieron al mundo están desarreglados, tales como las potencias, el uso de la energía nuclear. «Hay que pensar en una nueva arquitectura internacional, pero una cosa es diseñar una casa y otra cosa es construirla». ¿Existirá Naciones Unidas? «Si no de moderniza y quita el derecho a veto sería una situación caduca», manifestó.
En este desconcierto influyeron factores como el coronavirus, la guerra en Ucrania y los desajustes internacionales, citó Romero. «Todo eso se mezcla y afecta la psique de la persona, del habitante de cualquier país». Hay incertidumbre, no hay respuestas y las presiones influyen en esta incertidumbre.
Una combinación de democracia con desarrollo económico puede dar respuesta a las necesidades de la gente, sostuvo. Hay que buscar un ambiente favorable a las libertades públicas y la asistencia a los sectores más necesitados.
Romero recordó que se había impuesto un discurso optimista, de avances en la ciencia, de temas como el ambiente y el género. Pero «toda esa visión optimista, plasmada en el concepto de globalización, está cuestionada», aseveró el analista.
Pocos autores advirtieron que la globalización era un concepto optimista, comentó. Con la caída de la URSS se creía que no habría más conflictos internacionales, y lo que vemos es un retroceso democrático, un retroceso de desarrollo. «El mundo va hacia una situación muy compleja, porque los parámetros que sirvieron de sustento a la idea optimista están resquebrajados». Hoy «hay más regímenes no democráticos que regímenes democráticos», hoy «la pobreza se ha extendido» y el crecimiento económico ha sido difícil.
«Eso lleva a una situación de incertidumbre, de desequilibrio mental. No hay futuro para la gente joven. no hay esperanza», planteó. «Estamos en un momento de transición» en el cual se puede evitar esta cara negativa de la moneda.