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martes, 26 noviembre, 2024
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El fenómeno psicosocial del Black Friday, la locura por las compras en Venezuela

Rossana Franco @chepedog

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En muchas tiendas del centro de Caracas, isla de Margarita, Maracaibo, y Falcón se vieron letreros con 30%, 40% y hasta 50% en rebajas

Los centros comerciales, los grandes almacenes, supermercados, centros de entretenimiento, las plataformas de compras a crédito, las redes sociales y la web, lanzan todo tipo de ventas en un período limitado que designan como  “Black Friday” o “Week Friday” con el fin de generar compras compulsivas ante un mercado ávido de adquirir las más fabulosas ofertas que se presentan en períodos en los que la mayoría de la población tiene mayor poder adquisitivo.

Todo tipo de rebajas se lanzan en períodos vacacionales, o justo con la entrada de la época decembrina, provocando que el público se abalance a las calles a hacer colas interminables con tal de llevarse zapatos, carteras, electrodomésticos, ropa, accesorios, telefonía móvil, pc gamers, laptops, lencería, alimentos, y pare ud de contar. La finalidad de este efecto de marketing es aprovechar “ofertas” que parecieran no van encontrarse jamás en el mercado sino en esos días.

Ya desde hace varios años en Venezuela, el viernes negro​ o Black Friday es un día en el que la locura colectiva nos sumerge en un ataque de ansiedad que no podemos calmar hasta que obtenemos aquello que tanto deseamos. Pero el verdadero origen del fenómeno Black Friday, nació en Estados Unidos un viernes después de Acción de Gracias en Filadelfia en la década de los 50, cuando la ciudad se colapsó por la avalancha de personas dispuestas a hacer sus compras de navidad y asistir posteriormente a un partido de fútbol.

La situación de caos provocó que los funcionarios tuvieran que movilizar a todos sus efectivos, privándoles de su día libre y de poder asistir al partido, por lo que se vieron obligados a trabajar durante toda la noche para controlar la multitud, de allí que bautizaran aquel fatídico viernes como el “Black Friday”.

Ante este boom de ventas, las tiendas de la ciudad bautizaron ese inmenso movimiento de personas que se citaban el viernes después de Acción de Gracias con este mismo término “Black Friday”. Sin embargo, no fue sino hasta 1966 cuando se popularizó como “Black Friday” impresas en la revista The American Philatelist. A partir de entonces, el fenómeno Black Friday fue adquiriendo más relevancia por todo el país gracias a la mención en una publicación de The New York Times en 1975 que generó más expectación en las masas los años posteriores.

Desde entonces el concepto de Black Friday no ha hecho más que crecer. Primero por Estados Unidos y sus grandes almacenes hasta el resto del mundo. En España aterriza en 2012 con la cadena alemana Media Mark y en 2013 se sumaron grandes cadenas como el Corte Inglés o Amazon. Desde entonces, año tras año, el Black Friday ha ido creciendo en Europa y América Latina.

Efectos psicológicos en consumidores

Según los especialistas del Instituto de Hipnosis y Psicología, (IHP); de Cádiz, España; el Black Friday tiene efectos psicológicos que se generan ante una ansiedad provocada por obtener aquello que puede estar a nuestro alcance tan solo por uno o varios días a precios de rebajas.  Así se establece una urgencia y necesidad ante la presencia de “oportunidades” para adquirir productos que creemos necesitar, pero que en ocasiones no necesitamos. La cercanía de las fiestas navideñas y la adquisición de regalos también se imponen dentro de la ansiedad de vivir la época decembrina a plenitud tras una conexión de efecto de éxtasis, de felicidad y efervescencia que se va difuminando a medida que el dinero se diluye en los bolsillos.

Definitivamente, el mercado juega con nuestras emociones como clientes potenciales, buscando que finalmente nos convirtamos en compradores compulsivos. El boom publicitario se despliega días previos al Black Friday para que, conocedores del descuento, nos planteemos ¿cómo sería tenerlo?, “ahora esta rebajado” o “si no los compro ahora, no lo compraré jamás”.

Ante la ansiedad el pensamiento se centra en el “modo compra” de nuestro cerebro al entrar en una tienda.  Esto quiere decir que el impulso o compra por impulso toma las riendas de las decisiones. Con esto juega el marketing, cuando destacan los descuentos, por mínimos que sean, pero aludiendo al momento fugaz que estamos dejando pasar.

Otro factor importante es la presión social del grupo en el que ninguna persona le gusta sentirse excluida de un colectivo. De esta manera, en las fechas previas y durante el Black Friday, las ofertas son el tema de conversación central en las reuniones. Posibles adquisiciones, lugares con gangas únicas, trucos y consejos para comprar, e incluso citas para ir de compras y para vivir aquella felicidad de obtener lo que se desea a “precios muy muy bajos.”

Black Friday en Venezuela

En nuestro país el fenómeno Black Friday se presenta desde hace décadas. Sin embargo, no ha sido sino desde la llegada del siglo XXI y la era de las redes sociales cuando estalló el boom del Black Friday, como ese día o esa temporada en la que el mercado abre sus ofertas para crear el caos colectivo en calles y ciudades en medio de la “locura de las rebajas.”

“Las ofertas y descuentos crean para el venezolano una ilusión de ahorro en medio de una crisis económica profunda, lo que puede activar el centro de recompensa en el cerebro y llevar a decisiones de compras impulsivas. La búsqueda de ofertas durante el Black Friday despierta la emoción de encontrar una ganga hasta la satisfacción de obtener un artículo deseado a un precio reducido. La anticipación y la gratificación instantánea se entrelazan, generando una experiencia emocional intensa que puede influir en la lealtad de los clientes, puesto que muchos venezolanos de bajo poder adquisitivo ya no son tan leales a las marcas y compran aquello que está en oferta”, señala Ingrid Bermúdez, socióloga venezolana egresada de la UCV.

En un centro comercial ubicado en Las Mercedes, al este de Caracas, casi todas las tiendas se sumaron al Black Friday con descuentos de hasta el 70 %, en algunos casos. Mientras que en centros comerciales ubicados en Chacao y La Candelaria los descuentos se propusieron en más de un 50%.

Los comercios con mayor afluencia de usuarios fueron aquellos destinados a la venta de electrodomésticos en los que grandes consorcios aprovecharon de sacar mercancía a “precios solidarios” pero que en realidad no cumplieron con las expectativas de los descuentos. Allí las ofertas se manejaron entre el 10 % y 30 %.

Muchos consumidores se quejaron ante supuestas ofertas que luego no llegaron a ver en la realidad. Mientras que un grupo masivo de personas si quedaron satisfechos ante rebajas en tiendas de centros comerciales donde el valor del vestuario si les ofreció buenas oportunidades. Centros comerciales ubicados en Sabana Grande de Caracas en los que se venden celulares y todo tipo de equipos electrónicos se mantuvieron el fin de semana del Black Friday abarrotados de compradores.

El presidente de la Cámara Venezolana del Comercio Electrónico, Richard Ujueta, estimó que el consumo durante este Black Friday fue superior al que se contabilizó en 2022 y a los años de la pandemia.

“El comercio electrónico se ha estado reinventando y hemos visto a emprendedores venezolanos que han entrado en unos modelos de negocio para activar el microcrédito. Lo aplaudimos. Hemos visto cómo ha crecido el sector y hay varias iniciativas que se están moviendo”, expresó Ujueta.

En muchas tiendas del centro de Caracas, isla de Margarita, Maracaibo, y Falcón se vieron letreros con 30%, 40% y hasta 50% en rebajas, haciendo más llamativas las compras en la temporada. La directora ejecutiva de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, Claudia Itriago, señaló que todas las tiendas se desenvolvieron bien para esta actividad. Destacó la gran afluencia de personas que salieron a las calles a aprovechar las ofertas.

El Black Friday se mantiene incluso hasta hoy domingo en el país como un fenómeno colectivo que mueve a un gran número de los venezolanos a adquirir bienes y servicios a precios más accesibles. Sin embargo, la crisis económica, la devaluación de la moneda, las altas tasas de importación y los salarios tan reducidos, diluyeron las llamadas utilidades o aguinaldos por lo que muchos aún con “las gangas” del Black Friday,  sólo pudieron comprar un juguete para el niño Jesús, un par de zapatos o un televisor para la familia.

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