El ponente, Pedro Pablo Fernández, director del Ifedec, aclaró que defiende el derecho de todos los seres humanos a vivir su vida sin ser discriminados, pero insistió en que sí existe la ideología de género. Activistas aseguraron lo contrario y lo invitaron a conocer lo que sucede con la población Lgbti en el país
La sola convocatoria de un foro sobre ideología de género llenó las redes sociales del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB de críticas y llamados de atención. El ponente invitado al Politikafé era el doctor Pedro Pablo Fernández, director del Ifedec e hijo del dirigente socialcristiano Eduardo Fernández. Las opiniones de Fernández han sido harto recogidas en medios de comunicación: que la ideología de género pretende imponer una forma distorsionada de entender la sexualidad, que si la ideología de género afirma que el sexo biológico no nos determina… Para organizaciones defensoras de derechos LGBTI, la presencia del abogado era una forma de multiplicar el discurso de odio contra una población ya hostigada.
El Centro decidió seguir adelante con la actividad. Como lo comentó el director de la institución, el profesor Benigno Alarcón, todo el trabajo que realizan de investigación y reflexión acerca del conflicto y la negociación debería dar pie a un manejo inclusivo y respetuoso de las diferencias en torno a un tema polémico. Así que, a las 5:15 pm de este jueves, y con banderas color arcoíris frente a sus ojos (las que colocaron los activistas que acudieron a la actividad), la directora de comunicaciones del Centro, Sofía Torres, dio inicio a la discusión y Fernández comenzó su intervención.

De entrada, aclaró que no juzga a nadie; que defiende del derecho de todos los seres humanos a vivir su vida y a no ser discriminados; que todos estamos llenos de una dignidad infinita. Sin embargo, reiteró que sí existe la ideología de género, y ofreció sus razones.
Propuso una definición de ideología y recordó que, antes de los años 1940, la homosexualidad era vista como una enfermedad. Citó a la autora francesa Simone de Beauvoir que, a su juicio, establece las bases para entender el género como construcción social y no biológica. Se refirió, igualmente, a la pensadora canadiense-estadounidense Shulamith Firestone, que en su libro La dialéctica del sexo sostiene que la capacidad reproductiva es la base de la opresión de las mujeres. Y comentó, también, lo que ha escrito la filósofa estadounidense Judith Butler sobre el tema.
Estas ideas, alegó Fernández, son revolucionarias y están concatenadas para formar la ideología de género. El abogado expresó su preocupación por los niños y rechazó que les administren terapias hormonales; que se acepte que tengan relaciones sexuales con adultos si ellos lo consienten y que se promueva la masturbación infantil. No tengo ningún problema con lo que hagan los adultos, aseveró, pero con los niños es una aberración. Defendió la idea de que la masculinidad y la feminidad vienen en la genética y descartó que los géneros sean una construcción social. Somos genéticamente distintos, subrayó.
Al finalizar la exposición de Fernández, los activistas tomaron la palabra. Ricardo le dijo que lo asociaba con el Opus Dei y precisó que en Venezuela no existen políticas públicas para la diversidad; por otra parte, le reprochó que trajera al debate casos extremos tomados quirúrgicamente para justificar su visión. Otro activista destacó que es homosexual, que está de acuerdo con la educación sexual integral y que siente absoluto respeto por los niños, pero considera que se ha instrumentalizado a los niños para ir contra la población Lgbti. Apuntó que no es verdad que, por ser homosexual y acercarse a un niño, ese niño va a cambiar su orientación sexual.
La activista Ana Karina, al contrastar el pasado con el presente, afirmó que hoy existe «un poco más de derechos», y que las personas Lgbti pueden ser visibles en la calle. A Fernández le dijo que saca con pinzas lo malo y desconoce las cosas buenas, y concluyó que no hay tal ideología de género.
El director de Ifedec escuchó las intervenciones. Tomó nota. Nadie convenció a nadie. Pero el diálogo pudo más que el enfrentamiento.