Se impone un diálogo con las universidades, lo que pasa por no asfixiarlas y por la entrega del presupuesto que corresponde, señaló Eduardo Sánchez, presidente de Sinatra. «El gobierno está acostumbrado a pintar calles, a cambiar los bombillos, pero no va al fondo», criticó Tulio Olmos, vicepresidente de la Apucv
Lo que la pandemia dividió la visita del mandatario Nicolás Maduro lo volvió a unir en la UCV. Este lunes 25 de octubre dirigentes de varios gremios se unieron en el mismo mensaje, en la Puerta Tamanaco (Plaza Venezuela) de la primera casa de estudios del país, para defender la autonomía, rechazar la visita que hizo Maduro al campus universitario y exigir un presupuesto que permita mantener la universidad activa.
El choque entre la administración de Maduro y los gremios universitarios tuvo su versión, un poco más pequeña, bajo el arco ucevista. A mano izquierda, los voceros -megáfono en mano- reiteraban sus solicitudes al Estado. A mano derecha, los trabajadores llevados por el gobierno proseguían sus labores. En un momento determinado, cuando la profesora Keta Stephany dialogaba sobre las necesidades de los trabajadores universitarios, uno de los obreros empuñó la manguera y el agua salpicó a los manifestantes, lo que casi lleva «a las manos» a unos y a otros. No pasó, pero casi.
Durante la manifestación a Maduro le dijeron de todo. Que solo de visita, y de noche, podía sentarse en un pupitre universitario.
Los manifestantes emplazaron a los representantes de oficialismo a «dar la cara» y a acudir al campus de día. «Vénganse un día de estos», convocó Eduardo Sánchez, presidente de Sinatra.
Incluso a Jacqueline Faria, designada por Maduro para las labores de recuperación de la UCV, le dijeron que se fuese a bañar al río Guaire. Hicieron referencia así al proyecto de recuperación del Guaire, promovido por el presidente Hugo Chávez, para el cual se aprobaron recursos, pero que nunca se culminó.
«Un maquillaje»
Lo que está haciendo el gobierno de Maduro en la UCV es «un maquillaje para tapar una realidad», argumentó Tulio Olmos, vicepresidente de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv). «La realidad que están tratando de tapar es que no hay presupuesto, nos tienen asfixiados, no hay salario, no tenemos prestaciones sociales, no tenemos ahorro, no hay comedor, no hay becas estudiantiles, no ha transporte».
«El gobierno está acostumbrado a pintar calles, a cambiar los bombillos, pero no va al fondo. Tenemos un presupuesto deficitario hace más de 10 años», si alguien se jubila «quizá le paguen en cinco o 10 años, cuando eso no vale absolutamente nada». Olmos se pregunta cómo pedirles a los estudiantes que se comprometan con las clases presenciales «si no hay comedor» ni transporte.
-¿Qué proponen?
-Sentémonos a hablar, a negociar. Diálogo. Porque además la universidad se caracteriza por fomentar el diálogo democrático. Pero escúchennos. Tenemos 20 años de indolencia. Tenemos 20 años que pedimos y pedimos y no nos escuchan. ¿Cómo es posible que un profesor titular esté ganando 11 dólares? ¿Qué pedimos? Sentémonos. Repara todo lo que quieras reparar. Eso hacía falta. Se pudo haber hecho antes. Nosotros pedimos «siéntese a conversar un ajuste salarial importante, siéntese a negociar un ajuste presupuestario importante, siéntese a concebir una política de salarios».
«Proceso progresivo de intervención»
«No hay condiciones para que podamos reiniciar las actividades, pero «hay que convocar a la universidad, hay que reagrupar a la comunidad universitaria» y para ello «los profesores tenemos que disponernos a venir y dar clases, así tengamos que dar las clases en Tierra de Nadie o frente a una estación del Metro, porque la universidad, que no es solo una infraestructura, está en el suelo», razonó el profesor Rafael Venegas, de la Escuela de Letras.
La visita de Maduro la calificó como «una ofensa a la universidad, la prolongación de un proceso progresivo de intervención y allanamiento». A su juicio «se ha horadado la la autonomía y la dignidad universitarias con su presencia» y hay también «una confesión de su inconsciente cuando lo hace a oscuras, de noche, oculto».
«Íngrimo y solo»
«Estamos rechazando el llamado a la reincorporación a actividades en la universidad, porque no hay condiciones», puntualizó Eduardo Sánchez. «La universidad está destartalada, están limpiando vías, pero las aulas están convertidas en otra cosa, los baños no sirven. No hay para los tapabocas y desinfectantes, no tenemos seguro; el HCM lo vendieron los bandidos de la FTUV. No tenemos condiciones económicas salariales». Sánchéz calculó que, en el mejor de los casos, un profesor universitario gana menos de 20 dólares al mes.
Descartó que el gobierno tome la UCV «porque la universidad está de frente, defendiéndose. Aquí estamos trabajadores, estudiantes y profesores que vamos a hacerle frente a esa situación».
Para Sánchez es lamentable que Maduro haya acudido a la UCV: «No que haya venido, sino que tenga que venir escondido en la noche a sentarse en un aula íngrimo y solo con su séquito para no sentir el rechazo y el odio de la comunidad universitaria, que son consecuencia de políticas equivocadas que ha implementado pero parece que no aprende».
Se impone un diálogo con las universidades, lo que pasa por no asfixiarla y por la entrega del presupuesto que corresponde y sueldos acordes con la situación, señaló. «Acogemos la posición de la Cepal: 143 dólares mínimo como salario, no como bono, para que un trabajador pueda paliar la situación mientras dure la pandemia».