«Hay que hacer un estado de Israel en paz con sus vecinos y apoyando todos el desarrollo de la región», subrayó
Guerra. Muerte. Sufrimiento. Medio Oriente ha sido, y es, un polvorín. Pero la paz es posible, enfatiza Milos Alcalay, embajador y exviceministro de Relaciones Exteriores, además de presidente del Espacio Anna Frank. «Es uno de los elementos más difíciles y más fáciles. Difíciles, porque tienes miles de años de confrontación», analizó. La decisión internacional es crear el estado israelí y el estado palestino, aunque «la posición de los países árabes es no reconocer la existencia del Estado judío, y en vez de consolidar un estado palestino-árabe lo que hubo fue guerra tras guerra».
En conversación con contrapunto.com durante la presentación de la programación de In Memoriam del Espacio Anna Frank, Alcalay insistió en que reivindicar el estado palestino «significa que las inversiones para Gaza no sean para construir túneles o tener misiles de destrucción del país vecino, sino un reconocimiento al estado de Israel. Y para el estado de Israel, la presión internacional para el reconocimiento del estado palestino».
Afirmó, del lado de Palestina, que si se quiere proteger a los civiles entonces «no pongan bombas en escuelas ni en mezquitas, no lancen misiles desde campos de refugiados». A su juicio, «hay sectores que quieren acabar con el estado de Israel, y después de 78 años, y después de haber sido embajador en Israel, la impresión que tengo es que es absolutamente irreversible la existencia de un estado de Israel. Hay que hacer un estado de Israel en paz con sus vecinos y apoyando todos el desarrollo de la región».
La posición de Venezuela siempre fue la de defender los dos estados, resaltó Alcalay: «Desde 1947, uno de los países que primero votó la resolución de participación, en 1948 con la creación del estado de Israel y reafirmando el derecho de los palestinos a tener su estado». El estado venezolano «tenía relaciones excelentes con los árabes, y excelentes relaciones con Israel». La posición «era constructiva». Pero «cuando el actual gobierno rompe relaciones con Israel; establece la representación en Ramala, que no tiene justificación en derecho internacional; llama a la Autoridad Nacional Palestina para felicitar a Hamas, apoya a Hamas de diversas formas, evidentemente esa no es la vía, no es el mecanismo que la tradición histórica venezolana y latinoamericana han marcado».
Por eso, considera que se debe «volver a leer la historia de Venezuela, volver a leer la historia de América Latina y no interferir, sino más bien propiciar el entendimiento».
Teme que siguen sonando los tambores de guerra. «No es la primera vez que hay un reto planetario. Lo importante es fortalecer los principios y valores de la carta de Naciones Unidas, que recoge la Sociedad de Naciones, el Tratado de Versalles, otras organizaciones internacionales, y se va adaptando a los nuevos tiempos. Lamentablemente nos encontramos en un momento en que hay que reafirmar esos valores: valores inscritos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la Carta de Naciones Unidas, pero los nuevos vientos de odio y de confrontación los están desdibujando», subrayó.
El único camino «para la tolerancia y la coexistencia es la búsqueda de los valores, de los principios que permiten que cada uno de los hombres y mujeres del mundo puedan vivir en paz y rechazar la doctrina de la guerra y del odio».