Unos aspirantes abandonaron el color rojo y optaron por presentarse como gerentes. Pero las cuñas generales revivieron la voz del presidente Hugo Chávez
Algunos candidatos ni siquiera se identifican como oficialistas, sino como gerentes y personas dispuestas a resolver problemas. En su discurso insisten en que en esta elección se vota por personas y no por partidos. El color rojo desapareció de su indumentaria, y un elector desprevenido solamente podrá llegar a su verdadera filiación política si observa que van en la tarjeta del PSUV o en la de Somos Venezuela. Esta es una de las caras de la campaña del oficialismo.
El otro rostro tiene una variedad de elementos que recuerdan directamente al presidente Hugo Chávez. Son los «ojitos de Chávez», es la voz del líder del proceso bolivariano en una cuña de radio.
Es decir, que en la campaña del oficialismo Chávez es el gran presente, y Nicolás Maduro parece ser el gran ausente.
En un país en el que se mantiene la emergencia humanitaria compleja, con cuatro años de hiperinflación y más de 80% de pobreza, el gobierno de Maduro no es precisamente el más popular. Tal vez eso explique por qué, en las piezas publicitarias, no aparece el mandatario, pero sí, la voz de Chávez.
Para muestra, un botón: «Hay una prevalencia de Mujeres Embarazadas y en Período de Lactancia (MEL) con bajo peso, un indicador que se ubica entre 10 y 15 por ciento en algunas comunidades de Caracas, Mérida y Táchira y que oscila entre el 20 y el 40 por ciento en algunas poblaciones de los estados Apure, Lara, Miranda, Sucre y Zulia. La falta de acceso a agua potable es un factor que afecta de forma general a los hogares que reciben atención y contribuye al deterioro del estado nutricional, no sólo de niños menores de 5 años, sino de toda la familia», explica el más reciente informe de situación de la OCHA.
El lema de campaña del oficialismo es «Venezuela tiene con qué», frase inserta en una pegajosa canción con la que el PSUV espera sobreponerse a más de 80% de rechazo popular.
El voto oficialista hoy responde a una complejidad de circunstancias que incluyen la coacción y el chantaje con las bolsas de comida o el pago de los bonos, pero también la conviccion de que se debe preservar «el legado de Chávez» y recuperar el camino. Encuestadores como Félix Seijas afirman que el voto chavista probablemente va a definir la participación, mientras analistas como Vicente Díaz sostienen que el chavista probablemente será llevado a los centros de votacion pero puede sufragar por otras opciones.