“El tema no es votar o no votar, el tema es luchar o no luchar. El voto es simplemente una de las instancias, uno de los instrumentos, una de las dimensiones de la lucha. El tema es: acabamos de ganar una elección ‘de calle’. Acabamos de ganar una elección 70/30. Y no me refiero ni a María Corina, ni a Edmundo González, ni a la oposición. Me refiero al país que quiere cambio. Es decir, a toda la oposición más todos los indecisos, más buena parte de los chavistas”.
Así responde Jesús “Chuo” Torrealba, candidato a la Asamblea Nacional, por el circuito 1 de Caracas, ante la pregunta ¿por qué votar”
“Ese es el inmenso país que quiere cambio y ese inmenso país que quiere cambio ganó 70 a 30, una elección hace nueve meses. ¿De qué manera y a partir de qué concepto se puede pensar que esa mayoría la puedes congelar? ¿La puedes poner en hibernación como Walt Disney? ¿La puedes colocar en animación suspendida? ¿La puedes meter en el banco para que gane intereses? No. La mayoría se ejerce, ¡caballo! La mayoría se ejerce si no se ejerce se dispersa”, sentencia el dirigente político que comandó la victoria opositora en 2015.
Al pedirle que describa esa mayoría que percibe se manifestó el 28 de julio Torrealba señala que “es una mayoría por definición plural y esta mayoría, repito, es plural, es diversa. Esta no es una mayoría a la cual se le puedan dar órdenes; como hace Maduro en su ámbito minoritario, y mucho menos pretender hacer, como hace Maduro, estigmatizar como traidor a quien no rinda obediencia”.
¿COPIANDO CONSIGNAS?
En su cuestionamiento a quienes están llamando a la abstención porque de otra forma se traiciona el espíritu del 28 de julio señala que “la estigmatización de los traidores, no es original de María Corina. Esa consigna es de Maduro: ‘leales siempre, traidores nunca”.
“Esta imitación de Maduro es particularmente desafortunada, no solamente porque sea antipática. No, solamente porque sea incorrecta desde el punto de vista político y funcional, sino porque esencialmente en el campo democrático, cuando alguien disiente, es una divergencia la cual hay que procesar de manera política para llegar a un conjunto de acuerdos, a un conjunto de consensos nuevos que enriquezcan, no solamente la elaboración política, sino además y esencialmente la práctica política”, sentencia “Chuo” Torrealba.
Señala que lo que llama madurismo “se puede dar lujo de dar órdenes y de estigmatizar como traidor a quien no rinda obediencia. El campo democrático es completamente diferente, estructuralmente diferente. ¿Por qué seguir luchando? Bueno, porque sería una estupidez no hacerlo cuando tú eres la inmensa mayoría”.
-No parece haber una dirección política clara para la toma del poder
-Estás luchando no porque simplemente estés disputando el poder como que si estuvieras en Juego de Tronos. Estamos en plena emergencia humanitaria compleja, con un conjunto inmenso de víctimas reales, en un país donde el 90% de la población está bajo el índice de pobreza por ingreso y una buena cantidad de la población está bajo el índice de pobreza bajo las condiciones de vida. Entonces no se trata de la lucha del poder por el poder mismo, se trata de la lucha del poder para para enmendar la caída libre del proyecto nacional venezolano, porque eso es lo que está en juego.
Torrealba percibe que el escenario político no debe verse como “la lideresa tal versus el lidercito cual, o la Alianza A versus la Alianza B, aquí lo que está en proceso de solución es el proyecto nacional venezolano”.
“No estoy hablando en términos retóricos ni metafóricos. Nuestras fronteras están deshilachadas el interior. El corazón mismo de nuestro país tiene presencia de elementos armados extranjeros y de grupos de poder distintos al Estado venezolano. Es muy grande la cantidad de territorio donde el Estado venezolano no ejerce soberanía, nada más y nada menos. Sean los bandoleros del ELN o sean las empresas chinas, que están operando como que si no fuera territorio nacional.Entonces, ¿me callo? El tema es que lo que está en juego en lo inmediato es efectivamente el de la salvaguarda, la existencia misma de Venezuela con proyecto nacional”.
¿POR QUÉ SE PELEA?
En su análisis señala que una preocupación al determinar que el foco de la discusión al interior de la oposición no está bien orientado.
Señala que su “angustia en lo personal” está marcada porque percibe que la discusión de participar o no participar en el ámbito de los liderazgos opositores, no tiene que ver exactamente con las consignas que esgrimen como justificación.
“Buena parte de los que defienden la abstención no están reivindicando el 28 de julio. Y buena parte quienes defienden la participación no están en realidad reivindicando la ruta electoral”, sentencia con cara de preocupación Torrealba.
– ¿Qué lo está moviendo entonces?
-Unos y otros, en mi opinión, están más preocupados por quién va a ser el jefe de la oposición. Y eso es una necedad gigantesca. Porque el 25 de mayo no es el fin de la historia. Nosotros estamos enfrentando la realidad de un cambio de fase en el régimen autoritario. Para decirlo con una frase, que le se puede atribuir a John Magdaleno, estamos en plena transición, pero una transición antidemocrática. Como bien describieron los obispos venezolanos en la Conferencia Episcopal: El régimen político pasó de ser un autoritarismo competitivo a ser una autocracia cerrada. El texto constitucional, la armazón constitucional que era útil para el autoritarismo competitivo es una camisa de fuerza para la autocracia cerrada. No le queda bien. Por eso busca la reforma. Por eso necesita construir un tinglado constitucional a su medida, a su nueva medida. Por eso necesita la reforma. Entonces si dentro de la reforma está, como ha sido anunciado, el debilitamiento o disolución de alcaldías y gobernaciones, la creación de un tinglado llamado poder comunal, que es más o menos el ceresolismo 2.0, que plantea que el poder de la gente hay que licuarlo y cual mejor manera de licuarlo que reducirlo a microespacios.
Torrealba describe que esos “microespacios” serían “las comunas o consejos comunales, que dependen de la burocracia central porque son financiados desde un ministerio y las comunas, y que se puede moldear de la manera que a esa burocracia central le interese pues, bien sea como grupos de choque o como parlamentos comunales de acuerdo a la necesidad”.
“Y eso es bastante probable que se dé, recuerda que este es un gobierno que no cumple ninguna de sus promesas, pero cumple efectivamente todas sus amenazas. Si eso se da, entonces es una necedad pelearse por quién es el jefe de la oposición”, advierte el aspirante formar parte del parlamento nacional.
Agrega con esa ruta pintada en el horizonte político cercano y ante la carencia de tiempo “para ponerse de acuerdo antes del 25 de mayo, es indispensable que mantengamos bajitas las talanqueras. Mantengamos bajitas las divisiones y no elevemos el costo de futuros reencuentros, porque forzosamente vamos a tener que reencontrarnos, bien sea para enfrentar el proyecto de la reforma constitucional o bien sea porque se dé esta idea que ha sido manejada por Lula, por Petro, que es la posibilidad de una nueva elección”.
“Si hay una nueva elección… ¿qué le van a decir a Marco Rubio? ¿Le van a decir que hay que reivindicar el 28 de julio y no vamos a respirar hasta que nos reconozcan ese resultado? Si aquí está planteada una nueva elección, lo más probable es que el campo democrático tenga que ponerse de acuerdo en una propuesta, una candidatura, una oferta al país”, señala con preocupación.
– ¿Quiénes serán esos protagonistas?
-Quizás sean los mismos nombres del 28 julio, quizás sean otros, pero habrá que ponerse de acuerdo.
-Esa es una discusión en el liderazgo, pero… ¿que está encontrando en la calle? ¿Qué le dice? Cómo animar a esa gente que se siente defraudada y siente que su voto no elige, que siente que ganó y que no puede cobrar.
-Fíjate tú qué cosa tan interesante me estás preguntando, Lo que yo me he encontrado y no por cierto ahora en la campaña. Lo que me he encontrado desde el primero de agosto, o sea, después que pasó la oleada eufórica del 29, 30 y 31 de julio, no es un torrente abstencionista. Lo que me he encontrado es decepción. Decepción de la política y decepción con los políticos.
– ¿Y eso no desmoviliza a la gente? ¿Eso no genera abstención?
-Decepción con la política y con los políticos. Ahora, esa decepción que me he encontrado no tiene un núcleo, tiene dos. Y eso es lo que para mí resulta importante y novedoso.
– ¿Cuáles son esos núcleos?
-Por un lado, por supuesto, es la indignación de los sienten un fraude electoral, entendiendo que lo que ocurrió fue en realidad bastante más grave que un mero fraude. O sea, no fue que Amoroso se paró y leyó un resultado distinto al real. Lo que ocurrió fue que todos los poderes constituidos se pusieron de acuerdo para desobedecer a la sociedad, para desobedecer al soberano. Eso genera muchísima indignación.
– ¿Cuál es el otro núcleo?
-Es la decepción con la política. Es el embarque del liderazgo opositor, el embarque perpetuado. Además, porque no se trata simplemente que el 29, 30 y 31 bajaron los barrios, el viejo mantra de la clase media opositora: “cuando bajen los barrios, pero los barrios bajaron no a pedir agua, no a pedir luz, sino a pedir respeto a la Constitución y respeto al voto. El problema está en que el liderazgo legitimado les hizo el vacío y dijo: yo convoco cuatro días después para Las Mercedes y listo.
– ¿Y dónde estaban ustedes?
-Nosotros estábamos allí, pero nosotros no éramos el liderazgo legitimado. Estoy hablando exactamente del liderazgo legitimado como ellos se autodenominan. Ese liderazgo era el que estaba llamado a asumir esa dirección, a darle causa a esa protesta, a darle cara a esa protesta y lo que hizo fue el vacío. No existía un plan para la defensa de los resultados, era entendible el desconcierto de ese liderazgo legitimado. Pero es que esa conducta luego se extendió nueve meses más,
– ¿Podían haber hecho otra cosa en las condiciones actuales que vive Venezuela con denuncias de represión y detenciones masivas?
-Tenían la responsabilidad de hacerlo, tenían la responsabilidad de intentarlo. Si no tenían idea de qué hacer, podían convocar y consultar, pero lo que no podías hacer es no hacer nada y después decir: que nadie más haga nada tampoco, porque hay una estrategia que además es ganadora y está funcionando. “Cuando no me vean que estoy trabajando”.
“TE TENGO UN DATO”
Torrealba se detiene, piensa, parece que busca algo en las gavetas de su cabeza donde guarda sus argumentos, se acerca y tocándome un hombro dice: “Te voy a dar un dato que para mí era una presunción, pero que lo confirme con fuentes de los partidos”.
“Los partidos políticos hicieron un arqueo para tratar de ubicar la identidad de esos más 2.000 presos de las primeras semanas de la orgía represiva. Llegaron a determinar que menos de 100 eran dirigentes, activistas o militantes de partido. ¡Menos de 100! Es decir, más de 1.900 de los 2.000 presos de la violencia post-electoral, eran hijos del barrio. Eran hijos del barrio y en una medida importante, hijos e hijas de dirigentes chavistas de las zonas populares, jefas de jefes de calle, jefa de sector, de la señora del CLAP, que este hasta ese momento pensaron que todo lo que decíamos nosotros sobre la represión gubernamental era propaganda opositora. Era propaganda escuálida”, afirma Torrealba.
Relata que conoció casos de personas que fueron a buscar a su muchacho y llegaron: «Mire, camarada, yo soy fulano de tal, jefe de calle” y la respuesta que le dieron fue: “son órdenes de arriba, si no te bajas de la mula, no sale tu muchacho».
“Y no lo podían creer. Unos tienen pasaron nueve meses allí y otros siguen allí. Hay que decirlo con absoluta claridad: si no fuera por los familiares directos, por las organizaciones de derechos humanos y por unos cuantos militantes absolutamente sacrificados que construyeron el Comité de Lucha por la Libertad de los Presos Políticos, Sairam Rivas, la joven Baduel y compañía. Si no fuera por ellas, esas personas hubieran quedado hasta el sol de hoy huérfanas de defensa”.
– ¿Qué va a hacer la “opción democrática” en este caso para subir esa cuesta?
-En mi caso, lo que he hecho toda mi vida. Es que eso lo vengo haciendo. Tú te acuerdas del cuento de García Márquez que se llamaba “Blacaman el bueno vendedor de milagros”, cuando los sabios se reúnen para estudiar su caso y le dicen “creemos que podemos postularte como santo “, y el tipo dice: «Es que yo lo que veo yo haciendo es eso”.
– ¿Y la oposición?
-Reconstruir su propia estructura. Recordemos que nosotros venimos de un proceso masivo de destrucción del activismo opositor. La última gracia del llamado G4 y del gobierno interino fue transformar en mercenario lo que quedaba del activismo opositor. Las siglas más poderosas del G4 no eran ni AD, ni PJ, ni VP. Las siglas más poderosas eran AIRTM. Reconstruir la estructura, no solamente del liderazgo o sino de la red de activismo. En segundo lugar, restablecer también los contactos, la capilaridad social, porque este país, repito, a pesar de los pesares, está extremadamente motivado, extremadamente movilizado.
“EN DEFENSA PROPIA”
– ¿Motivado, movilizado?
-Sí. No porque lo seduzca la propuesta que está haciendo Capriles, Rosales o yo, sino por una razón elemental: porque actúa en defensa propia. La gente sabe que con Maduro en el poder no hay forma ni manera de levantar cabeza. Y saben también que tratar de buscar el cambio por una vía distinta al voto es muy complicado, porque si no es el voto, es la sangre y cuando se habla de la sangre, se habla de la sangre de los más débiles. Porque a la hora del té hay unos que ponen los discursos y otros que ponen los muertos y los muertos lo suele poner es el pobre.
– ¿Repite la oposición el 2021? Un sector llamando a la abstención y una oposición atomizada en una serie de islas que podrían desestimular a la gente que dice: “Otra vez divididos”. Mismos mecanismos, mismos resultados.
-Decir que estamos repitiendo los errores del 2021, es un planteamiento optimista. En realidad, estamos repitiendo el error del 2016.
– ¿Cómo es eso?
-Ante la evidencia del triunfo del 6 de diciembre del 2015, la oposición llega a la conclusión de que el mandado está hecho y decide dilucidar ahora es quién se come el pastel. Una cosa llamada la MUD era un estorbo. Sácame al hijo de la señora Marina que es un fastidio. Cuando disuelven la estructura victoriosa, meten en el congelador la tarjeta más votada de nuestra historia, inventan el sindicato llamado G4 y empieza allí pues la larga cadena de estupideces.
Haciendo memoria Torrealba recuerda que la actitud de la vanguardia opositora del momento “pensaba que la mayoría que se había expresado el 6 de diciembre del 2015 era homogénea de concreto y eterno. Pues resulta que no. La mayoría del 2015, como esta mayoría del 28 de julio, es una mayoría diversa. Nosotros ganamos en Catia. Nosotros sacamos los dos diputados de Catia. Nosotros ganamos el 23 de enero. Nosotros ganamos en todos esos espacios”.
“Creer que esa mayoría es una mayoría que te adora y que va a hacer lo que tú digas, porque tú das órdenes, fue una estupidez. Cuando llega este genio de la política y quema los retratos de Chávez en las afueras de la Asamblea Nacional, ahí mismito más o menos perdimos una tercera parte de esa mayoría, para no seguir para no seguir hablando del resto”, asegura Torrealba.
Solo se detiene un momento para acentuar su afirmación: “Hoy está pasando exactamente lo mismo. Hoy se está creyendo que la mayoría que se presentó el 28 de julio es una mayoría sólida, dada eternamente, y que está ahí esperando órdenes. Eso es un error del tamaño del cielo y puede ocurrir entonces que tengamos en el 2025, 10 años después del 2015, lo mismo”.
Finalmente señala que “en el 2015 cuando se hizo lo que se hizo yo cité en aquel momento a Benedetti cuando decía que la única cosa peor que un fracaso era un éxito mal gastado. Si seguimos así, si no se introduce un factor de corrección con muchísima rapidez, podemos ir a un nuevo episodio que sea peor que un error, un nuevo éxito malgastado y esta vez va a ser muy complicado”.