Hay un dicho clásico: La geografía se mueve y los pueblos cambian, cambian sus estructuras internas, insiste en analista internacional, profesor de la UCV y autor del libro «Correspondencia para un venezolano de la decadencia»
¿Volver a lo que fuimos? El analista internacional Eloy Torres lo plantea, y lo plantea en serio, porque está convencido de que no es cierto todo lo malo que se le atribuye al pasado. El retorno es «volver a la institucionalidad» y «rescatar al ciudadano».
Torres, quien el pasado jueves 24 de abril protagonizó un conversatorio sobre su libro «Correspondencia para un venezolano de la decadencia», insiste en el diálogo como la vía para abordar los conflictos de Venezuela.
«Todo el país sabe cuáles son los problemas. Hay que sentarse a discutirlos y buscarles solución», subraya. Aunque parece que no hay condiciones «en situaciones más difíciles Venezuela ha encontrado momentos para sentarse, como la Guerra Federal. ¿No se acabó la Guerra Federal después de 120 mil muertos? ¿No se sentaron a discutir y se logró el acuerdo de paz? Sin llegar a los extremos de matar a 120 mil personas, como ocurrió, estamos a tiempo. La realidad es la que nos va a llevar a discutir. Es preferible sentarse a conversar ahora y no sobre una alfombra de 120 mil cadáveres como en la Guerra Federal».
El mundo parece estar «patas para arriba». «‘Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo’, decía Marx. Ahora podemos decir que el antiestatismo está recorriendo el mundo. Hay una vuelta a unos nuevos paradigmas, y hay que comprender que lo que está surgiendo en el mundo de las relaciones internacionales es encontrar un mecanismo que sea más eficiente, que empodere más al individuo para lograr una verdadera sociedad libre, democrática y con derechos humanos».
-¿A qué se debe el antiestatismo?
-Tenemos más de 150 años con el estatismo encima de nuestras cabezas y los resultados han sido dos guerras mundiales, innumerables guerras. Por eso hay que buscar mecanismos urgentes para solucionar los problemas que tenemos al frente.
-¿Cuáles son esos mecanismos? Parece que la comunidad internacional no tiene le peso de antes.
-Yo pongo mi granito de arena para construir un diálogo, una sociedad dialogante que solucione sus problemas.
-En el día del multilateralismo, ¿hay razones para celebrar o para llorar?
-Creo que es para reflexionar acerca de los alcances y las deficiencias del multilateralismo, porque si bien es cierto que tuvo un momento de gran impacto, no es menos cierto que ese multilateralismo también confrontó serios problemas con las deficiencias de los propios actores que no lo lograron llevar a cabo como es debido.
-¿El problema fue de actores o de instituciones?
-De actores, porque es un problema político. Lo demás es instrumental.
"Necesitamos urgentemente reencontrarnos con lo que necesitamos, que es un país distinto, con una geopolítica agresiva, una institucionalidad y relaciones políticas de gran valor", señala el analista internacional Eloy Torres https://t.co/41wZ3guR0c pic.twitter.com/LJu91vFwsc
— contrapunto.com (@contrapuntovzla) April 26, 2025
-¿Es un problema político? ¿Qué hay que hacer, entonces?
-Dialogar, conversar, proponer ideas, proponer soluciones, proponer salidas. Todo el mundo tiene sus intereses como actor, pero hace falta sentarse a dialogar y proponer una solución negociada. Eso es posible, porque se ha logrado en otras ocasiones y sin necesidad de llegar a la guerra.
-¿Dejaría a Naciones Unidas tal como está?
-La Naciones Unidas de hoy es resultado de un paradigma que hoy está sufriendo. Viene la construcción de un nuevo orden mundial. Hay que reentenderse, hay que reinventar las relaciones internacionales y comprender que cada actor tiene una postura y una posición que plantear en las relaciones internacionales. Lo importante es negociar, hacer valer cada quien su planteamiento sin necesidad de llegar a una situación conflictiva.
-¿Debe seguir Naciones Unidas? ¿Debe reformarse?
-Debe reformarse.
-¿Cómo?
-Buscar ampliar los mecanismos decisorios, cambiar la dinámica de la secretaría general. Hay que hacer que los distintos actores que participan en Naciones Unidas asuman su responsabilidad y no violenten. Nosotros tenemos un caso emblemático, que es el del Esequibo. Guyana ha violentado lo que se acordó en Naciones Unidas, y los países poderosos apoyan a Guyana cuando es Venezuela la que tiene la razón.
-¿Qué se hace ante eso?
-Seguir insistiendo, seguir planteando, seguir actuando. Hay un dicho clásico: La geografía se mueve y los pueblos cambian, cambian sus estructuras internas. La geografía se mueve y Guyana debe entender que Venezuela tarde o temprano va a reencontrarse consigo misma y va a plantear su postura desde otro punto de vista.
-¿Bélico?
-No necesariamente. Nosotros podemos convertirnos en un país dinamizador en las relaciones americanas y latinoamericanas, que promueva una solución que nos favorezca. La geografía se mueve.
-¿Cómo se debe plantear la reforma de Naciones Unidas?
-Los países que forman la pentarquia que dirige Naciones Unidas deben valorar su papel político y jurídico. Hay que sentarse a conversar, y eso lo logran los países que tienen el mayor poder de fuego en Naciones Unidas.
-¿Quiénes controlan el mundo ahora?
-Trump, Rusia, China, la Unión Europea. Y el mundo islámico, que se ha presentado como un factor dinamizador de las relaciones internacionales, nos guste o no nos guste.
-¿En el caso de Trump, qué se puede esperar?
-Trump tiene una postura, que es revalidar el rol de Estados Unidos, convertir Estados Unidos en lo que fue en los años 40, 50, 60. Darle un sentido de prestigio a Estados Unidos y no convertirlo en una entelequia, en algo que no tiene peso. El mundo que se ha construido desde 1945 es fundamentalmente hechura de Estados Unidos.
-¿Se acabó?
-Estamos viendo un proceso que no sabemos en qué va a culminar. No sabemos a dónde va el mundo, pero creo que podemos encontrar soluciones.
-¿Cómo queda nuestra región en esa disputa?
-Lamentablemente nuestra región está inmersa en una situación de decadencia, no tenemos proyectos para nuestros países. Me interesa más Venezuela que el resto de los países. No tenemos una dinámica geopolítica que revalorice nuestro papel. Necesitamos urgentemente reencontrarnos con lo que necesitamos, que es un país distinto, con una geopolítica agresiva, una institucionalidad y relaciones políticas de gran valor.