La misma denuncia sobre este y otros medicamentos la hizo el doctor Huniades Urbina,quien aseguró que durante los fines de semana los reactivos «los dejan escondidos y encerrados en la dirección», supuestamente para llevar un control
Jennifer Guerrero, es la mamá de Erick Altuve (8) años, quien padecía de leucemia linfoblastica aguda de alto riesgo desde hace cinco meses. El pequeño falleció este domingo 26 de mayo en el Hospital J.M. de los Ríos.
Su mamá se acercó este lunes 27 de mayo, a las afueras del hospital. Desde allí enfermeros, médicos y trabajadores del hospital protestaron por las condiciones precarias en las que está funcionando el centro pediátrico y, además, por las cuatro muertes de pacientes hematológicos que van en menos de un mes.
Estos niños esperaban por trasplantes de médula ósea. Aún en la servicio de Hematología del J.M. permanecen 28 niños que necesitan ser trasplantados debido a sus diagnósticos de leucemia linfoblástica aguda y leucemia mieloide, ambas de alto riesgo.
«Mi hijo ayer necesitaba propofol (anestésico intravenoso). y fui a Farmacia y el farmacéutico me dijo que la directora los tenia en su oficina bajo llave», denunció Jennifer.
Esta misma denuncia, la realizó el doctor Huniades Urbina, pediatra pediatra intensivista del J.M. de Los Ríos, quien aseguró que durante los fines de semana los reactivos «los dejan escondidos y encerrados en la dirección», días en que la directora Natalia Martinho no asiste al hospital.
Urbina dijo que esta medida fue implementada «supuestamente para llevar un control».
Jennifer pidió a las autoridades gubernamentales «que tengan un poquito de corazón con los niños que quedan» en el servicio de hematología del J.M de los Ríos porque «allí adentró están sufriendo», no solo por la falta del trasplante sino también por la falta de medicamentos. A las otras madres, les pidió estar pendientes y que «revisen las quimioterapias» que le colocan a los pacientes.
Hasta el momento, Jennifer y su familia no tienen cómo costear los gastos del entierro del niño por lo que agradeció a quien pueda ayudarlos económicamente. «Quien quiera ayudarme y darme apoyo le agradeceré muchísimo», añadió.
Jennifer insistió en que el J.M. de los Ríos «no hay nada» alegando que durante los cinco meses que su hijo estuvo allí fue gracias a «puras fundaciones y de donaciones» que les daban. «El hospital nunca nos dio nada», exclamó.
Sobre el servicio de alimentación, dijo que su hijo y el resto de los pacientes solo reciben en el desayuno arepa sin ningún tipo de relleno, para el almuerzo solo pasta o si no arroz con caraota.
«La mayor felicidad de mi hijo era recibir el trasplante de médula ósea. Mi hijo me decía que era muy fuerte y que el cáncer no iba poder con él», dijo Jennifer, quien es madre de dos pequeñas más; una de 5 y otra de 12 años.
Otra de sus peticiones, en particular para los políticos, fue que «no estén pendiente de la política y de quién es de allá y de acá», que lo mejor sería que «dejen entrar ayuda humanitaria a los hospitales», en particular para el J.M. de los Ríos que exclamó lo «necesita bastante».
«Ese hospital está contaminado, los baños, todo. No hay nada» por lo que insistió que las mamás, tienen que salir «a buscar aquí y allá», por lo que aseguró que si las cosas siguen así el resto de los niños que permanecen allí podrían a fallecer.