La señora Teresita de Sulbarán inició hace más de 46 años la labor de adornar al Nazareno que cada Miércoles Santo recorre las calles de la urbanización baruteña. La alegría y el amor por esta labor son claves para la organización de la procesión y se transmiten en cada una de las palabras de esta colaboradora de la parroquia La Ascensión del Señor
Como cada año, con el inicio de la Semana Santa la señora Teresita de Sulbarán junto a un grupo de amigas de la parroquia comienza los preparativos para adornar la imagen del Jesús Nazareno que recorre cada Miércoles Santo las calles de esta urbanización ubicada el municipio Baruta del estado Miranda.
Lo que para Teresita de Sulbarán es una tradición familiar inició hace más de 46 años en la parroquia La Consolación de Santa Mónica, municipio Libertador de Caracas, con la compra de la primera imagen del Nazareno, y se trasladó poco tiempo después a la parroquia La Ascensión del Señor, en Cumbres de Curumo.
Tras la adquisición de una segunda imagen del Nazareno comenzó a organizarse la procesión actualmente a cargo de Pedro París, organizador de la caminata en la que la imagen junto a la feligresía recorren la avenida principal de Cumbres de Curumo hasta llegar a la esquina de la avenida Río Caroní para retomar nuevamente la ruta hacia el templo. Las imágenes del Nazareno y la Virgen Dolorosa permanecen hasta el Viernes Santo en la entrada de la iglesia.
“Es un homenaje pequeño y bonito a Jesús Nazareno, de quien soy tan devota que paso toda la cuaresma vestida de morado en su honor”, contó Teresita de Sulbarán, quien señaló que parte de su labor es comprar las flores, decorar la imagen y asegurarse de que no falten velas, entre otras actividades de logística.
El amor y la alegría que representa para la señora De Sulbarán y el grupo de colaboradoras de la parroquia La Ascensión del Señor, y que se trasmite en cada una de sus palabras, son claves en la organización de la procesión del Nazareno, que este año cobró especial importancia por ser la primera vez que la imagen recorre las calles de la parroquia luego de dos años de confinamiento por el COVID-19. “Yo espero que cuando yo ya no esté por lo menos mi hijo Guaicaipuro continúe con mis nietos esta tradición, que sigan adelante”, expresó.
Durante el confinamiento por la pandemia la tradición no se detuvo. Tal como lo hicieron otras parroquias, en el 2020 el párroco salió junto al Nazareno a recorrer esta y otras urbanizaciones cercanas. “También fue muy bonito. La feligresía se paraba en las puertas, en los balcones, a aplaudirlo, rezar”, relató. El año pasado la iglesia pudo abrir sus puertas pero con aforo limitado y no fue posible realizar la procesión.