Uno de los sectores que han permitido que trabaje ha sido la venta de comida para llevar. Restaurantes y bares tuvieron que adaptare con este mecanismo ¿Pero que ocurre con los vendedores ambulantes?
“Las ventanas han sido, digamos positivas, pero este esquema 7+7 no nos deja trabajar el mes completo, con suerte trabajo dos semanas al mes”, aseguró Robert Morales, vendedor de tortas en el Centro de Caracas.
Desde que inició la flexibilización por parte del gobierno Maduro, uno de los sectores que han permitido que trabaje ha sido la venta de comida para llevar. Restaurantes y bares tuvieron que adaptare con este mecanismo, sumado al creciente negocio de los deliverys en la ciudad. ¿Pero qué ocurre con los vendedores ambulantes de almuerzos? ¿Los perreros? ¿Los que hacen cachapas en carritos?
Andrei Barreto abre todos los días, de flexibilización, para vender cachapas a un dólar, pero solo le permiten trabajar hasta las dos de la tarde, “luego llegan los policías y le piden que cierre”, ya que por órdenes de la Alcaldía del municipio Libertador, dirigida por Erika Farías, “deben cerrar por la pandemia”.
“He vendido, pero las ventas han bajado por el temor al coronavirus”, dijo mientas volteaba unas cachapas con queso.
En esa misma cuadra estaba Mercedes Guadalupe, que vende hallacas, jugo y ensalada de repollo con zanahoria a un dólar. “Vendemos, mijo, pero siempre nos vamos temprano”, dijo tajantemente.
En ese momento pasó un señor que coreaba con su cava en la mano: «Me queda arroz, ensalada y chuleta a un dólar».
“¿Quieres un combo?”, le decía a quienes lo veían mientras seguía su camino con rumbo a La Plaza Bolívar.
Por otro lado, los perreros calenteros que están al final de la calle Vargas, aseguraron que han podido vender, pero no como antes.
“No sabemos si es por la pandemia o que está pandemia nos ha dejado mamando”, dijeron.