El coordinador de Provea, Oscar Murillo, remarcó este martes -en un mensaje por el cierre de 2025- que acompañar las luchas de la población es una manera de construir el mañana.
Este es el mensaje completo del defensor de derechos humanos:
Al cerrar este 2025, quienes recorremos el país desde @_Provea sentimos una mezcla de urgencia y admiración. Ha sido un año marcado por una crisis de legitimidad que no es solo un concepto sociopolítico; es un hecho que ha estancado el futuro de millones. Esta parálisis institucional, a causa del bloqueo deliberado a una salida cívica, ha dejado secuelas profundas: familias que sufren por el encierro arbitrario de sus seres queridos, proyectos de vida detenidos y un estancamiento que se siente en cada hogar donde el esfuerzo diario no parece alcanzar. Vivir en un país donde las instituciones no responden a los intereses de la gente tiene un costo humano altísimo. Lo vemos en los rostros de quienes esperan por justicia que no llega y en la precariedad de servicios que se agrava en la medida que salimos del área metropolitana. Repito: un país bajo estas circunstancias es, sencillamente, inviable. Pero hay algo que las cifras no alcanzan a medir: la fortaleza de una sociedad que no se rinde. En cada rincón de #Venezuela, me he encontrado con personas que se levantan cada mañana con una dignidad que conmueve. No es una resiliencia pasiva, es una lucha activa por la exigencia de derechos y justicia. Son las madres que se organizan para defender el derecho a la educación de sus hijos. Son los trabajadores y maestros que, a pesar de la persecución, siguen exigiendo un salario digno. Es ese tejido social que, frente al abandono institucional, se sostiene con redes de apoyo y solidaridad propia. Lo vi de cerca en Anzoátegui, Amazonas, Bolívar y Lara. El estancamiento está arriba, en Miraflores donde aferrarse al poder es la única realidad. Abajo, en la calle, hay una sociedad que sigue buscando grietas por donde hacer florecer la democracia. Más temprano que tarde enterremos el oscurantismo del autoritarismo, y nos tocará resembrar valores democráticos y de respeto de los derechos humanos, para todos y todas, sin discriminación de ningún tipo. Documentar cada atropello es nuestra forma de cuidar la memoria, pero acompañar cada lucha es nuestra forma de sembrar el mañana. ¡La dignidad es el camino!






