Al menos tres venezolanas trans han sido asesinadas este año en Colombia. A la homofobia y transfobia se le suma la xenofobia, subraya Quiteria Franco, coordinadora de Unión Afirmativa. A las personas trans las hostigan, incluso, por su apariencia física, advierte Gabriela Buada,coordinadora de Caleidoscopio Humano
Patricia, venezolana trans radicada en Colombia, fue abordada por un hombre que se desplazaba en una moto en la carretera del sector de Mamatoco, en el Distrito de Santa Marta. Eran las 9:30 p.m. del miércoles 18 de agosto. Patricia, sin medios de subsistencia y sin ayuda estatal para sortear la epidemia de COVID-19, salió a la calle a ejercer el trabajo sexual. No regresó.
Su cuerpo fue encontrado, el jueves 19 de agosto, con un disparo en el rostro.
«De los 19 homicidios y feminicidios ocurridos en la región Caribe, 5 se han cometido contra mujeres trans, con altos niveles de crueldad y sevicia», alerta la organización Caribe Afirmativo. De esos cinco feminicidios, dos son de migrantes venezolanas. Posiblemente se trata de crímenes de odio, cometidos por la orientación sexual o la identidad de género.
El 6 de julio fue asesinada Shantall, venezolana trans, en la ciudad de Medellín. Según el reporte de Blu Radio, «varios sujetos que se movilizaban en dos vehículos la persiguieron y le dispararon en repetidas oportunidades».
El joven venezolano Valentino Silva, migrante venezolano bisexual, falleció en Colombia después de ser agredido por su orientación sexual, tal como lo denunció el Movimiento Somos.
Más de 4 millones de venezolanas y venezolanos se han marchado de su país durante el ejercicio de gobierno de Nicolás Maduro, acosados por la emergencia humanitaria compleja, compelidos a irse por la pérdida de libertades. No hay datos certeros sobre cuántos de esos migrantes son de la comunidad LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o intersexuales). Pero las razones que los impulsan a dejar atrás Venezuela han sido investigadas por Caribe Afirmativo, organización que ha encontrado que buscan mejores condiciones de vida o huyen de la discriminación, las amenazas o la negación de sus derechos por su orientación sexual.

Naciones Unidas ha definido, en líneas generales, cuáles son las violaciones de derechos humanos que se cometen contra ellas y ellos:
-Agresiones violentas, que abarcan desde el abuso verbal agresivo y la intimidación sicológica hasta la violencia física, las golpizas, la tortura, el secuestro y los asesinatos selectivos.
-Trato discriminatorio, que puede ocurrir en una variedad de entornos cotidianos, incluidos lugares de trabajo, escuelas, hogares de familia y hospitales.

Quiteria Franco, profesora, activista de derechos humanos y coordinadora general de Unión Afirmativa, explica que hay muchas similitudes entre las sociedades venezolana y colombiana, aun cuando en Colombia se han aprobado políticas públicas y leyes para defender a las personas LGBT y en Venezuela no existen.
«En Colombia existe el matrimonio, hay protección contra los crímenes de odio, las parejas del mismo sexo pueden adoptar», reivindica, pero «desde el punto de vista social todavía existe mucha discriminación hacia las personas homosexuales y las personas trans debido a su orientación sexual y su identidad de género», detalla Franco en entrevista con contrapunto.com vía Whatsapp.
La sociedad colombiana también sufre «el rechazo y discriminación a las personas LGBTI». Franco, por ejemplo, recuerda el caso de un muchacho a quien le cortaron el brazo con un machete por ser gay. Se agrega, en el caso de los migrantes venezolanos, la xenofobia, y la fobia al pobre.
«Hay varios elementos que se conjugan», analiza. «Ya no es solamente la homofobia y la transfobia, sino que le agregas la xenofobia».

Personas trans: Más vulnerables
Gabriela Buada, coordinadora general de Caleidoscopio Humano, explica que han recogido testimonios de migrantes en Colombia, Chile y Brasil que corroboran que la vulnerabilidad aumentó con la pandemia de COVID-19. «Esto pone en riesgo la vida de las personas, sobre todo de las personas trans». Están expuestas a la esclavitud sexual, a ser asesinadas, alerta Buada.
En países de América Latina la vulnerabilidad aumenta, evalúa. «Son las personas trans», insiste, las más acosadas, incluso, por su apariencia física.
Migrantes LGBTI que deciden retornar están expuestos a los malos tratos en los pasos fronterizos y en los llamados Puestos de Atención Social Integral (PASI), advierte Buada. Comenta el caso de una persona gay que vive con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y regresó a Venezuela. «Lo pusieron en cuarentena 14 días, le hicieron la prueba varias veces y varias veces dio negativo», relata. Tuvo que soportar otra cuarentena, burla, estigmatización y, además, no le garantizaron su tratamiento antirretroviral.
Buada pide acciones diferenciadas en la región para la comunidad trans «porque somos diferentes». Piensa que, como lo han planteado activistas venezolanos radicados en el exterior, se debería tener una política que garantice la no discriminación de los migrantes LGBTI por orientación sexual.