No es solo la pandemia, la cuarentena o la falta de vacunas. Miles de empleados públicos subsisten con el «rebusque» y no podrían incorporarse a su horario habitual de trabajo
Sin quitarle peso a la pandemia, es posible que el Estado venezolano no tenga cómo regresar a la «normalidad», volver a abrir todos los días parques como Los Caobos, retornar a clases presenciales, dejar los ministerios operativos. Dos preguntas sencillas dan idea de las otras razones que están detrás de una cuarentena que parece eterna: ¿Hay transporte público en condiciones de trasladar a millones de trabajadores? ¿El sueldo del sector público alcanza como para pagar alimentos, pasaje y otros gastos?
Los empleados públicos venezolanos están, literalmente, en el resuelve». «Actualmente vivo de los ‘tigres’ que mato, y procuro conseguir otros más», explica Ciro, trabajador con 13 años en la administración pública nacional. Su sueldo formal es de unos tres dólares al mes, a los que se suman los bonos que entrega el gobierno de Maduro (otros tres dólares, con suerte).
Pero de acuerdo con sus cálculos debe producir unos 500 dólares al mes «para comenzar a llenar los vacíos materiales y resolver problemas domésticos importantes, porque la crisis eléctrica me dañó varios electrodomésticos, porque hace mucho mi familia y yo no visitamos al odontólogo, carecemos de ropa y zapatos en buen estado… y un largo etcétera».
Ciro comenta que su situación empezó a desmejorar en 2012, cuando en la institución en la cual trabaja se impuso el plan de igualación laboral, «que supuso la eliminación de muchos beneficios». Sin sindicato, con control partidista de los comités de trabajadores, no pudieron defenderse. «Así fuimos viendo cómo año tras año la inflación se fue tragando los sueldos, hasta que se dispararon la monstruosa inflación y la escasez a partir de 2014».
Antonio Suárez, presidente de Fedeunep, calcula que en el sector público hay unos 3 millones de trabajadores, además de un millón de jubilados.
«La mayoría de la administración pública se fue al mercado informal, trabajadores por cuenta propia», señala Carlos Salazar, coordinador de la Coalición Sindical Nacional. Si el salario no alcanza ni para pagar el pasaje el trabajador «tiene que buscar la vida en la calle; no se va a dejar morir de hambre. Por eso todo el mundo sale a taxiar, a vender, a trabajar para otro. He visto a profesores de porteros, o taxiando”, explica Eduardo Sánchez, del sindicato de trabajadores de la UCV. O, como lo plantea Suárez, subsisten con los aportes de los familiares en el exterior.
De los 3 millones de servidores, un 20% está en su sitio de labor, según estimaciones del presidente de Fedeunep. Son entre 300 mil y 600 mil personas de áreas como recursos humanos, vigilancia, mantenimiento.
El pleno regreso de los 3 millones de trabajadores implicaría contar con transporte público y otros servicios para su movilización. Pero también los obligaría a poner de lado el «rebusque» para sobrevivir con un sueldo de menos de 10 dólares al mes, aun cuando se necesitan -solo para comer- más de 300 dólares, de acuerdo con el Cendas-FVM.