Esta reserva, ubicada en Rosario de Paya (Aragua), alberga más de mil ejemplares de más de 60 especies. Como lo explica su director, Federico Pantin, desarrollan al menos seis programas de conservación y están abriendo las puertas para otros
La aventura en el Zoológico Leslie Pantin puede tener varios comienzos. Tantos, como guías que orientan el recorrido de al menos tres horas entre felinos, caimanes, monos, flamencos y otras maravillas de la vida natural. Pero el primer paso es amar a los animales, y si no, tener al menos la voluntad de acercarse a ellos a conocerlos con respeto. El segundo paso, confirmar previamente la visita y trasladarse hasta Rosario de Paya, cerca de Turmero (Aragua), tan cerquita de Caracas como Maracay. «Todas las visitas son guiadas y previa reserva», destaca Federico Pantin, director del zoológico.
En su hacienda, el veterinario Leslie Pantin creó, hace más de 60 años, una reserva de fauna propia del país. Hoy, la o el visitante encontrarán «una colección de fauna de Venezuela, que lamentablemente hay poco conocimiento y no se puede conservar lo que no se conoce», enfatiza Pantin.
Al menos seis programas de conservación se desarrollan en sus espacios: cardenalito, sapito rayado de Rancho Grande, galápago de Maracaibo, mono araña del norte, caimán del Orinoco, galápago llanero. También están comenzando, en colaboración con Provita, con la cotorra margariteña (ya lograron reproducirla); igualmente, con el caimán de la costa (ya tienen una pareja). Albergan más de 60 especies y más de mil ejemplares.
El Zoológico Leslie Pantin, ubicado en Turmero, abre sus puertas para que las personas conozcan la fauna silvestre venezolana y aprendan a conservarla, explica el director de esta reserva, Federico Pantin https://t.co/MXWAOKxrlX pic.twitter.com/Oj9mrTD0J8
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Armando Machado, estudiante de la Facultad de Agronomía de la UCV, dirige a uno de los grupos de visitantes que plenaron el zoológico el domingo 19 de enero. El paseo comienza con una de sus especies favoritas: los reptiles. Armando recordó, para el asombro de varios de los asistentes, que la tenencia de morrocoyes es ilegal, porque se trata de fauna silvestre resguardada por ley. Hay más morrocoyes en casas que en su hábitat natural, explicó, y no en las mejores condiciones, porque son animales que necesitan una dieta variada (no hojas de lechuga) y la exposición al sol, y al no disponer de ambos elementos, se enferman.
La mayor parte de los morrocoyes que están en el zoológico han sido entregados por personas que no quisieron mantenerlos más, puntualizó.
Las aves y sus secretos
¿Cuál es la diferencia, a simple vista, entre un loro real y una guacamaya tan verde y tan hermosa como el primero? Oh, sorpresa: las plumas de la cola. ¿Es de Caracas la guacamaya azul y amarilla? No, pero ya se convirtió en una caraqueña más y ocupa el espacio de la guacamaya bandera. ¿Por qué los buitres no tienen plumas en la cabeza? Porque son carroñeros y no pueden darse el lujo de introducir su cabeza en la barriga de un animal muerto y que les quede sucia. ¿Por qué el zamuro tiene las patas de ese color? Porque hace pipí y pupú sobre ellas para regular la temperatura. ¿Cuál es el gavilán que se observa en Caracas? El chiriguare. ¿Y el que se asoma en las carreteras? El caricare. Preguntas que Armando respondió con extrema gentileza y paciencia.
Tres flamencos, con el rosado de la buena alimentación, graznan y observan desde la altura de sus patas. Como lo precisó el guía, provienen de un decomiso que hizo el Ministerio de Ecosocialismo en un apartamento en San Jacinto. Los animales estaban encerrados y llegaron de color blanco porque los «alimentaban» con comida para pollos. Ahora son la imagen de la salud… y se observan a sí mismos en un espejo.
Centros de conservación
En el Zoológico Leslie Pantin opera el único centro de conservación del cardenalito en Venezuela, en alianza con Provita. Esta especie se encuentra en peligro crítico de extinción.
También está en marcha el programa de conservación del sapito rayado de Rancho Grande, que trata de darle oportunidad a una especie abatida por un hongo.
En el Zoológico Leslie Pantin funciona el programa de conservación del sapito rayado de Rancho Grande, explica el guía, Armando Machado https://t.co/MXWAOKxrlX pic.twitter.com/H6f9neM9wU
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La idea, como lo explica Federico Pantin, es poder liberar sapitos en su hábitat natural.
El caimán del Orinoco ha encontrado en este zoológico un espacio para subsistir. Esta especie, también en riesgo de extinción, se apalanca en la cooperación con otros centros, como el Hato Masaguaral, y con otros equipos de trabajo, como Fudeci, para regresar a su hogar: la cuenca del Orinoco.
Del agua saca Armando un ejemplar de tortuga matamata, que recibe el cambio temporal de ambiente con mal humor.
Armando Machado, guía del zoológico Leslie Pantin, muestra un ejemplar de tortuga matamata, "la reina del camuflaje" https://t.co/MXWAOKxrlX pic.twitter.com/8CgUrs88cx
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Aunque en esta reserva no funciona un programa de conservación del águila arpía, un ejemplar de esta especie encontró aquí su hogar. Se llama Cuyuni y llegó por un decomiso. El mismo día que le preguntaron a la familia Pantin si estaba dispuesta a recibirlo, moría de un infarto el creador del zoológico, Leslie Pantin.
El mono araña del norte tiene su propio programa de conservación. Lo amenaza el tráfico de fauna, que lleva a los traficantes a matar a la mamá para apoderarse de los hijos. Una tragedia para la especie y para la naturaleza.
Más que gatos grandes
El guía Armando cuenta la historia trágica de dos cunaguaros, Gruñón y Capuy, y una puma, Miguelina. Los cunaguaros llegaron al zoológico con su historia de felinos que, al ser mucho más que gatos grandes, pasaron de dormir en cama a arañar muebles y a no dejarse cargar; las personas que los tenían los entregaron al zoológico, pero el daño que les hicieron no se quita.
El cunaguaro Gruñón fue llevado al Zoológico Leslie Pantin desde una casa en El Hatillo. La cunaguara Capuy fue entregada por una persona que hasta dormía con ella pero se cansó de la convivencia con un animal silvestre. Ambos encontraron un hogar en el zoológico, pero sufren las… pic.twitter.com/eYDdQtY6TP
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Tampoco, el que sufrió Miguelina cuando perros de caza la atacaron; los cazadores trataron de recuperarla, pero al no tener la leche que necesitaba, comenzaron los problemas generados por la deficiencia de calcio.
Miguelina es una puma que fue atacada por perros de cacería en Barinas y logró sobrevivir. Hoy, tiene su casa en el Zoológico Leslie Pantin, como lo explica Armando Machado, uno de los guías https://t.co/MXWAOKxrlX pic.twitter.com/VZK7wXkw0x
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Los tres son el vivo retrato de lo que necesita la fauna silvestre: una vida en la naturaleza, sin miedo al tráfico de fauna, a la cacería o a la destrucción de su hábitat.
Cerca de la 1:00 pm del 19 de enero el recorrido termina con un ambiente que reproduce las condiciones de los llanos. Allí reinan las dantas y los chigüires, que aguardan por la zanahoria que los visitantes les entregarán para que disfruten de un festín. Federico Pantin acota que, en cada encuentro con las dantas, se consumen unos 20 kilos de zanahoria.
Federico Pantin y su esposa, Tuena de Pantin, se las han ingeniado para alimentar a los animales: pollos donados por una granja, compra de hortalizas. Con algunos fondos internacionales -como el Instituto Smithsonian- lograron mejorar la infraestructura. Pero, como lo reitera Federico, el mejor apoyo que les pueden dar es visitarlos, ya que con lo que se paga por la entrada pueden tener recursos para seguir adelante con las labores de educación y conservación ambiental.