El secretario de Estado de EEUU reconoció como un problema las aspiraciones del liderazgo opositor y señala que existe una red de conspiración cuyo defecto reside en que están «conspirando en favor de sí mismos»
Al Gobierno de los Estados Unidos se le ha complicado la tarea de mantener unida a la oposición en Venezuela y según Mike Pompeo, una vez que el presidente Nicolás Maduro deje el poder, «más de 40» opositores se postularán para sustituirle.
Esas opiniones aparecen recogidas este miércoles en un artículo del diario The Washington Post, que accedió a un audio de una reunión privada que Pompeo mantuvo en Nueva York y en la que habló con sinceridad sobre las divisiones dentro de la oposición venezolana, con la que EEUU se ha coordinado para forzar la salida de Maduro.
«Nuestro dilema, que ha sido mantener unida a la oposición, ha resultado ser tremendamente difícil», reconoció Pompeo.
«En el momento en que Maduro se vaya, todo el mundo va a levantar la mano y (decir): ‘Elígeme a mí, yo soy el próximo presidente de Venezuela’. Serían más de 40 personas las que se creen que son el legítimo heredero de Maduro», consideró.
Al respecto, Pompeo explicó que las dificultades que EEUU ha enfrentado para unir a la oposición no se han producido solo en los «últimos meses», sino que las recuerda desde el día en que se convirtió en director de la CIA, puesto que ocupó entre enero de 2017 y abril de 2018.
Desde ese momento, ya el presidente estadounidense, Donald Trump, estaba intentando unir a la oposición y, al respecto, Pompeo detalló: «Estábamos intentando apoyar a varias instituciones religiosas para que la oposición se uniera».
Las declaraciones de Pompeo, que el Post califica de «sorprendentemente francas», se produjeron en un encuentro en Nueva York la semana pasada a puerta cerrada con líderes judíos.
En esa cita, Pompeo lamentó que el 30 de abril fracasara el intento de levantamiento militar que encabezaron el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por 54 naciones; y Leopoldo López, que tuvo que refugiarse en la residencia del embajador español en Caracas.
Pompeo consideró que ese levantamiento fracasó porque algunos altos cargos chavistas que habían estado negociando con la oposición para derrocar a Maduro se echaron atrás en el último momento.
«Deberíais saber que (Maduro) está rodeado mayormente por cubanos (…) No confía en los venezolanos ni una pizca. No lo culpo. No debería. Todos estaban conspirando contra él. Lamentablemente, todos estaban conspirando en favor de sí mismos», reflexionó.
Dentro del Gobierno de EEUU, Pompeo es una figura clave en la política exterior de Trump: ejecuta sus ideas con disciplina y ha tenido mucho cuidado en no mostrar públicamente discrepancias con la Casa Blanca en casos de política exterior de alto perfil.
EEUU fue el primer país del mundo en reconocer a Guaidó como jefe de Estado interino de Venezuela y, desde entonces, ha tratado de presionar a Maduro con la revocación de visados a funcionarios venezolanos y sanciones financieras y contra la empresa Petróleos de Venezuela (Pdvsa), principal fuente de divisas para Caracas.