Lula da Silva rompe el silencio desde la cárcel, desde donde asegura que cuando salga no permitirá que Brasil sea entregado a EEUU
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su rechazo al apoyo y reconocimiento que el actual Gobierno de su país ofrece al autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó.
En su primera entrevista, desde que fue encarcelado y condenado en abril de 2018, criticó al actual Gobierno de Brasil por haberle dado su reconocimiento a Juan Guaidó.
“Obviamente, no estoy de acuerdo con la política económica de Venezuela, creo que es un error. Pero todavía estoy menos de acuerdo con que Brasil reconozca al tal Guaidó”, señaló el exmandatario.
Para Lula, el reconocimiento a Guaidó de parte del gobierno de Brasil, representa uno de los niveles de política exterior “más bajos” que jamás haya visto.
“Que cada uno cuide de sus asuntos y que dejen que el pueblo de Venezuela elija democráticamente a sus dirigentes. Si quieren salir a la calle para derribar al Gobierno, que salgan, pero es el pueblo, y no Trump, el que va a derribar el Gobierno de Venezuela”, dijo Lula en entrevista al diario español El País.
El expresidente también aseveró que Brasil está gobernado actualmente por un puñado de locos.
«Hay que hacer autocrítica. Lo que no puede ser es que este país esté gobernado por esta banda de locos. Brasil no lo merece y, sobre todo, su pueblo no se lo merece», señaló en otra entrevista al diario Folha de Sao Paulo.
Relató lo doloroso que ha sido la muerte de su hermano y de su nieto mientras él está en la cárcel.
Lula ha negado todos los cargos que se le imputan. «Estoy seguro de que duermo con la conciencia tranquila, mientras que el procurador Deltan Dallagnol no lo hace, ni tampoco el ministro de Justicia y exjuez, Sergio Moro», dijo.
El ex presidente desde 2003 hasta 2011, fue uno de los líderes más populares de Brasil, pero su imagen quedó empañada tras verse implicado en varias investigaciones por corrupción. La sentencia de 12 años se refiere a un departamento de lujo que le regaló la empresa de construcción Odebrecht.