El internacionalista Kenneth Ramírez cuestiona que el representante de Juan Guaidó, que es reconocido por este organismo multilateral, haya votado a favor de esta decisión que va en contra del multilateralismo. «Una cosa es ser aliados de EEUU, y otra el vasallaje». Advierte que la decisión tendrá un impacto sobre Venezuela
Estados Unidos asumirá la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a contra mano de la tradición mantenida desde de su fundación en la que se respetaba el espíritu del multilateralismo, en función de conseguir equilibrios en el orden mundial.
Decidimos consultar al internacionalista Kenneth Ramírez, quien desde el Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (Covri), ha seguido el tema haciendo advertencias ante la posibilidad de que este evento se consumara.
Las limitaciones en las telecomunicaciones nos obligaron a cruzar correos electrónicos, para conocer la percepción de Ramírez.
«Se ha roto una tradición diplomática multilateral a la cual se habían comprometido en forma consistente las sucesivas administraciones de los Estados Unidos de América desde la época del Presidente Dwight Eisenhower: la jefatura del Banco Mundial, para un ciudadano estadounidense; la dirección del Fondo Monetario Internacional, para un ciudadano europeo; y la jefatura del BID, para un ciudadano latinoamericano con un Vicepresidente de origen estadounidense», señala Ramírez.
-¿Cuál es el impacto en el multilateralismo en general y el Sistema Interamericano en particular?
-Romper este equilibrio en la tríada formada por los principales organismos multilaterales de crédito, comprometerá los márgenes de autonomía de América Latina y El Caribe, la identidad genuinamente interamericana del BID y sus posibilidades de aumentar la capitalización, así como la incidencia futura de Venezuela en un organismo clave para su reconstrucción. Lamentablemente, la falta de concertación regional y de habilidad diplomática para hallar a un profesional latinoamericano idóneo que suscitara consenso, ha generado este mal precedente que limita la capacidad de influencia futura de América Latina y El Caribe en el BID, el cual canaliza 12 millardos de dólares en proyectos cada año hacia la región.
En su respuesta agrega que, con esta acción Trump abandona el enfoque acostumbrado de los Estados Unidos que buscaba comprometer sus capacidades con el Sistema Interamericano –donde el BID es uno de sus pilares– a cambio de gran influencia.
«Ahora se opta por la dominación directa del mismo siguiendo una suerte de ‘Doctrina Monroe 2.0’. Colocar a Mauricio Claver-Carone al frente del BID sigue un enfoque brutal y estrecho de ‘quien paga manda, y parece una respuesta sobredimensionada a la presencia de China en la región. Aquí al parecer, hubo diferencias entre la Administración Trump y el Presidente saliente del BID, Luis Alberto Moreno, que optaba pcor atraer el financiamiento chino al banco, haciéndolo más predecible y constructivo al atarlo a las reglas multilaterales, más allá de los vínculos netamente bilaterales que ha venido tejiendo en la región. Hoy por hoy, China es el principal comprador y prestamista de la mayor parte de los países de América del Sur», sentencia el internacionalista.
-Esa ha sido la conducta de la administración Trump. Actuar de manera disruptiva.
-Lo sucedido con el BID se inscribe en los sucesivos ataques que ha perpetrado la Trump, al orden internacional que el propio EEUU construyó después de la Segunda Guerra Mundial. La política exterior ‘America First’ (EEUU Primero) es neo-aislacionista y no cree en el multilateralismo, al que considera costoso y poco redituable. Un enfoque mercantilista, muy corto de miras, que ha generado malestar en aliados tradicionales de EEUU como la Unión Europea. En este contexto, debemos recordar, que la Administración Trump: se retiró del Acuerdo de París para luchar contra el Cambio Climático; abandonó la UNESCO; suspendió su contribución al fondo de la ONU para refugiados palestinos; se retiró del Pacto de la ONU sobre migraciones; se retiró del Acuerdo Nuclear 5+1 con Irán; abandonó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; autorizó sanciones contra funcionarios de la Corte Penal Internacional, anunció su retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en plena pandemia.
Al explorar las razones por las que Trump quiere controlar el BID Ramírez hace una lista de las motivaciones del Presidente de los Estados Unidos ante este tema. le transcribimos su respuesta.
- Colocar al BID al servicio de la “Iniciativa América Crece” presentada en 2019, centrada en apoyo a inversiones del sector privado de EEUU y liberalización de los sectores de energía e infraestructuras en la región;
- Securitizar/ideologizar la agenda técnica del BID; utilizándolo como instrumento, y enmarcando a la región como área periférica de la rivalidad con China;
- Crear entornos favorables para negocios donde se encuentre la familia Trump en la región;
- Obtener un cargo que pueda exhibirse como un éxito de política exterior en plena campaña electoral.
Sostiene que para completar el cuadro, todo indica que la vicepresidencia será ocupada por un brasilero nombrado por Jair Bolsonaro. En su análisis la presidencia de EEUU en el BID trazará una agenda de prioridades distinta a las necesidades reales de la región.
Indica que este es un tema que debe «repensarse cuidadosamente tomando en cuenta los estragos que está dejando la pandemia de COVID-19, entre ellos, una aguda contracción económica regional que la CEPAL ha estimado en -10% del PIB en 2020».
«La figura de Mauricio Claver-Carone es muy polarizante en Washington, y debutará en la jefatura del BID a partir del próximo 1 de octubre, tras declaraciones muy poco diplomáticas respecto a los países miembros que trataron de postergar la elección y con un problema de legitimidad importante. Ha trascendido que 16 países se abstuvieron (Perú, Chile, México, Argentina, Trinidad y Tobago, Nicaragua, y los países europeos miembros), y China se ausentó. Países como Canadá y Costa Rica, aunque terminaron apoyando a Claver-Carone para evitar fricciones con la Administración Trump, también tienen sus dudas», señala Ramírez.
-La pandemia hace necesaria la capitalización del BID y la posición de su nuevo presidente no parece la más idónea para generar el ambiente para que esto suceda.
-Justo cuando el BID requiere capitalizarse, serán descartados fondos de China, y se pondrá al banco al servicio de la suerte de ‘nueva guerra fría’ que la administración Trump parece querer abrir con Beijing. Y si gana las elecciones el candidato Joe Biden, tendremos problemas de interlocución entre el BID y un nuevo gobierno demócrata en EEUU, que probablemente busque retomar el deshielo impulsado por Barack Obama con Cuba e impulsar una negociación en Venezuela. También tendrá problemas con el Congreso de EEUU que debe aprobar los fondos destinados al BID; ya el Senador Patrick Leahy, Vicepresidente del Comité de Asignaciones del Senado de EEUU, señaló que Mauricio Claver-Carone era el candidato incorrecto si se quería obtener apoyo del Poder Legislativo para aumentar los fondos que destina EEUU al BID.
-¿Claver-Carone sería una piedra en el zapato para las acciones en la región de un eventual Gobierno de Joe Biden?
-Miembros y asesores de la campaña del candidato demócrata Joe Biden cuestionaron la candidatura de Mauricio Claver-Carone por su “radicalismo ideológico” y “falta de credenciales” para el cargo. Por años Mauricio Claver-Carone ha sido un activista del Partido Republicano del ala dura contra el régimen cubano, y ahora contra la llamada “troika de tiranías” (Cuba-Nicaragua-Venezuela), y desde esa perspectiva, entiende a toda la región.
Ramírez advierte que las prioridades de financiamiento del BID hacia la región pueden empezar a tener un sesgo ideológico marcado. Alerta que Claver-Carone «trataría de dejar a un lado la lucha contra el Cambio Climático como una prioridad (que es prioridad para Joe Biden), y el BID se centrará en apoyar negocios del sector privado y la re-dirección de inversiones de EEUU que ahora están en China hacia América Latina y El Caribe, es decir, la llamada deslocalización cercana (near–shoring) que fomenta la administración Trump producto de su disputa con Beijing, y que podría generar algún beneficio por rebote en algunos países de la región».¿
-Ese escenario parece muy negativo para Venezuela.
-Desde Venezuela, el representante designado por Juan Guaidó, de manera inconsulta con el país, optó por una posición seguidista a la administración Trump en este ataque al multilateralismo. Esto ha desagradado a aliados relevantes de la causa democrática en EEUU, Europa y a un grupo influyente de expresidentes donde se encuentran Felipe González, Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Enrique Iglesias y Laura Chinchilla. También ha supuesto ayudar a dar este portazo a China. Todo esto puede traer consecuencias en cuanto a cómo es percibido Juan Guaidó en el exterior y puede afectar vínculos relevantes en escenarios de negociación que pueden abrirse en el futuro.
-Más allá de Guaidó.. ¿puede afectar la posibilidad del apoyo del BID al proceso pospandemia?
-Cuando el BID niegue el financiamiento a algún proyecto en Venezuela, por no encajar en un enfoque sólo de inversiones del sector privado y restringido a determinadas prioridades fijadas desde Washington, nos vamos a recordar de este error. O pensemos en un BID con problemas de capitalización que le sea difícil ayudarnos en la rehabilitación de Venezuela como Estado frágil, ubicado en el puesto #28 a nivel mundial según el ‘Índice de Estados Frágiles 2020’ que genera el centro de pensamiento estadounidense Fund for Peace y publica la revista Foreign Policy.
Finalmente, Ramírez reflexiona sobre la que debe ser la política exterior de Venezuela y señala que «lo correcto es construir una nueva política exterior que respete el orden internacional y el multilateralismo, que se encuentre abierta al diálogo con los ciudadanos y sectores del país, y rescate paulatinamente nuestros márgenes de autonomía estratégica. Una cosa es ser aliados de EEUU, y otra el vasallaje. En este sentido es bueno recordar el discurso que pronunció Rómulo Betancourt el 13 de febrero de 1959: ‘Con los Estados Unidos mantendremos cordiales relaciones que deberán situarse en un plano diferente de la sumisión colonialista y del desplante provocador’.