El jefe del Ejército de Bangladés, Waker-Uz-Zaman, confirmó este lunes la dimisión de la primera ministra, Sheikh Hasina, y anunció la formación de un Gobierno interino, tras varias semanas de violencia en las calles durante las protestas estudiantiles que han causado cerca de 300 muertos.
«Se formará un Gobierno interino y a través de este se llevarán a cabo todas las actividades del país», dijo Zaman en una declaración oficial a la prensa
Zaman pidió el cese de la violencia y aseguró que ahora se discutirá con el presidente del país, Shahabuddin Chuppu, la formación del Gobierno temporal.
Además, indicó que se juzgará «a los asesinos» y los responsables «de las injusticias» cometidas contra los estudiantes en el marco de las protestas.
«Por favor, sigan confiando en el Ejército. Asumo toda la responsabilidad (de salvar sus) vidas y sus propiedades», agregó.
Esta declaración se produce minutos después de que el medio local, Prothom Alo, reportase que Hasina había abandonado el país en helicóptero militar a las 14:30 hora local (8:30 GMT), acompañada por su hermana menor Sheikh Rehana.
Fuentes citadas por el medio dijeron que partieron hacia la India.
Miles de personas se habían congregado este lunes frente a la residencia oficial de la primera ministra, en Daca. Tras hacerse pública la noticia de su marcha, muchos de ellos entraron al edificio, según imágenes de televisión.
El canal bangladesí Channel 24 mostró imágenes de decenas de ciudadanos en la residencia oficial, Ganabhaban, llevándose muebles, frigoríficos y hasta la vajilla en un ambiente victorioso. Muchos de ellos se detenían para saludar a las cámaras de la televisión, brazos en alto tras meses de protestas.
Los manifestantes habían salido a las calles a pesar del toque de queda que ordenó el Gobierno anoche, en respuesta a una jornada de violencia debido a las protestas estudiantiles que comenzaron hace cinco semanas de forma pacífica, pero acabaron tornándose violentas entre denuncias por la dura represión policial.
Casi 300 personas, en su mayoría estudiantes y civiles, murieron durante estos violentos enfrentamientos que sumieron a Bangladés en el caos.
Las protestas estudiantiles comenzaron para exigir el fin de unas cuotas al empleo público que consideran discriminatorias en uno de los países más pobres del mundo, pero acabaron exigiendo la dimisión de Hasina y de su Gobierno tras la muerte de los manifestantes.
Hasina asumió el pasado enero su cuarto mandato consecutivo tras imponerse con claridad en unas elecciones que fueron boicoteadas por la oposición.