En los últimos dàs, una palabra ha comenzado a sonar con más fuerza en las noticias internacionales: BRICS. A simple vista, parece una sigla más de esas que abundan en la política global, pero detrás de esas letras se esconde un bloque de países que está transformando el equilibrio del poder mundial.
Entre el 6 y 7 de julio, en Brasil, se llevará a cabo la Cumbre de los BRICS bajo el lema «Fortalecimiento de la cooperación del Sur Global para una gobernanza más inclusiva y sostenible». Los representantes de los países de la asociación resumirán los resultados del trabajo realizado desde principios de año en tres áreas clave: política y seguridad, economía y finanzas, y cultura y asuntos humanitarios.
¿Qué significa BRICS?
La palabra BRICS es un acrónimo formado por las iniciales de cinco países: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (en inglés: Brazil, Russia, India, China, South Africa). Estos países, aunque muy diferentes entre sí en cultura, idioma y forma de gobierno, comparten algo en común: son economías emergentes con un enorme potencial de crecimiento y recursos naturales, humanos y energéticos clave.
La idea de agrupar a estos países nació a principios de los años 2000, cuando un economista de Goldman Sachs observó que estas naciones estaban creciendo más rápido que las tradicionales potencias como Estados Unidos o Alemania. Años más tarde, se consolidaron como una alianza informal que con el tiempo ha ganado peso político y económico.
¿Qué buscan los BRICS?
En un mundo donde Estados Unidos y Europa han sido durante décadas los grandes tomadores de decisiones, los BRICS han surgido como una alternativa. Su objetivo principal es crear un orden mundial más equilibrado, donde el Sur Global —es decir, los países en vías de desarrollo o menos industrializados— tenga voz y voto en asuntos clave como la economía, la paz, el desarrollo y el medio ambiente.
Entre sus propuestas más importantes está la creación de instituciones propias, como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que busca ser una alternativa al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, instituciones muchas veces criticadas por imponer condiciones duras a los países en desarrollo.
¿Por qué son importantes?
Juntos, los BRICS representan alrededor del 40% de la población mundial y más del 30% del Producto Interno Bruto (PIB) global. Son productores clave de alimentos, energía y materias primas. Además, están invirtiendo en tecnología, infraestructura, educación y ciencia. En pocas palabras: tienen los recursos, la gente y la ambición para ser protagonistas del siglo XXI.
China e India, por ejemplo, son potencias tecnológicas y manufactureras. Rusia es una fuerza energética y militar. Brasil es un gigante agrícola y Sudáfrica una puerta de entrada al continente africano. Este conjunto diverso y estratégico hace que el mundo preste atención cada vez que los BRICS se reúnen.
¿Y qué impacto tiene esto en América Latina y el Caribe?
Brasil, como parte de los BRICS, ha empujado la voz latinoamericana dentro del grupo. Además, el bloque ha mostrado interés en estrechar lazos con otros países de la región, ofreciendo cooperación en comercio, inversión, salud, energía e infraestructura. Venezuela, Argentina y otras naciones han manifestado su deseo de acercarse o formar parte de esta alianza.
Esto podría significar para nuestra región más oportunidades de financiamiento, mayor comercio con Asia y África, y una diversificación de alianzas, más allá de los históricos vínculos con Estados Unidos o Europa.
¿Qué viene ahora?
Los BRICS están en expansión. En 2024, países como Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos se sumaron formalmente al grupo, y otros más esperan su turno. Esto da señales claras de que el mundo está cambiando y que hay nuevos polos de poder en formación.
En un escenario global lleno de tensiones, guerras comerciales y cambios climáticos, los BRICS se presentan como una fuerza colectiva que quiere jugar un papel clave en el diseño de un mundo más multipolar, donde las decisiones no se tomen en una sola capital, sino en un diálogo amplio entre culturas, economías e intereses diversos.
Los BRICS son más que un grupo de países. Son un símbolo del cambio de época. Un recordatorio de que el poder mundial ya no está concentrado en unos pocos, y que nuevas voces están entrando al debate con fuerza y propósito. Para los ciudadanos comunes, esto puede significar nuevas oportunidades, nuevas alianzas y, tal vez, un mundo un poco más justo.
Para la cumbre en Rio de Janeiro se espera la participación del presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva; el primer ministro de la India, Narendra Modi; el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed.
Por su parte, China estará representada por el primer ministro del Consejo de Estado de la República Popular China, Li Qiang, Rusia por el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y el presidente del país, Vladímir Putin, se unirá a la sesión plenaria por videoconferencia. La delegación de los Emiratos Árabes Unidos estará encabezada por el príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Khaled bin Mohammed bin Zayed Al Nahyan; la de Egipto, por el primer ministro Mostafa Madbouly; y la de Irán, por el ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica, Abbas Araghchi.
Con información de EFE y tvbrics.com






