Luciana García, hija del expresidente peruano leyó el texto durante los actos funerarios
«Les dejo mi cadáver como una muestra de mi desprecio a mis adversarios», escribió Alan García en una carta que dejó antes de atentar contra su vida el pasado 17 abril y que fue leída por su hija durante el sepelio del exmandatario este viernes.
En su carta, García se refiere a su familia, a su partido político y a sus adversarios. En el escrito insistió en su inocencia frente a las denuncias que lo involucran en actos de corrupción y reiteró que no estaba dispuesto a someterse a «una injusticia y al circo de ser detenido».
A continuación la carta de Alan García antes de su suicidio:
Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento.
Por eso y por los contratiempos del poder nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.
En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creemos da, he visto como se utilizan los procedimiento para humillar y vejar y no encontrar verdades.
Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí. Y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era muy inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnia.
No hubo ni habrá cuentas ni sobornos ni riqueza, la historia tiene más valor que cualquier riqueza natural. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no.
Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otras países o gobierno no han logrado. No tengo porqué guardar vejámenes.
He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos. Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.
Que Dios al que voy con dignidad proteja a los de buen corazón y a los más humildes.
El dos veces presidente del Perú se suicidó de un disparo en la cabeza el pasado 17 de abril, luego que la Fiscalía peruana se presentaran en su vivienda para detenerlo por el Caso Odebrecht.