El diputado y secretario general de Avanzada Progresista defiende la actuación de los parlamentarios de la oposición en la Asamblea Nacional. Asume que Venezuela vive bajo un gobierno autoritario hegemónico, pero afirma que hay que aprovechar los espacios que da para que la oposición actúe y los considera el talón de Aquiles del gobierno
Luis Augusto Romero, quien es politólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, no define al gobierno venezolano como una dictadura, ni blanda ni dura, porque esa definición «implica en sí mismo una serie de condicionantes» que no observa en la administración que encabeza Nicolás Maduro. Lo define como un régimen autoritario propio de la postmodernidad, con las libertades ciudadanas limitadas y donde hay que dar la pelea desde los espacios que existen y que estima «son el gran talón de Aquiles de este gobierno».
Defiende la labor que llevan adelante en la Asamblea Nacional, sus denuncias sobre la corrupción en Pdvsa, las cuales han pedido investigar, peticiones que han sido negadas. Rechaza lo que define como «filibusterismo político» en Parlamento y asegura que es más efectivo apelar a la sensatez, al sentido común, lo que les ha permitido ganar algunas batallas.
A quienes los comparan con los tres diputados de La Causa R que en el año 1989 revolucionaron el Congreso de la República con sus actuaciones, les dice que «ellos actuaban en un Parlamento donde se respetaba a las minorías, un régimen con plenas libertados. Hoy el autoritarismo también se expresa en la Asamblea Nacional».
Dictadura no es
-En reciente declaración a través de las redes sociales dijo que la negociación era para resolver los problemas sociales y económicos. ¿Vivimos en democracia en Venezuela?
-Hay una normalidad política que no existía entre 2016 y 2018. Por supuesto, quedan todavía asuntos que resolver, como el de los presos políticos. Nosotros hemos dicho y sostenemos que es indispensable una ley de amnistía general en Venezuela para rescatar el clima de normalidad democrática que todos los venezolanos pretendemos construir para poder avanzar, es decir hay elementos que el Gobierno tiene que dar muestras de voluntad política para resolver. Hay que diseñar políticas para que regresen los migrantes. Está el tema del ventajismo político en los procesos electorales, las inhabilitaciones. Nosotros hemos dicho y repetimos que ese ventajismo del Gobierno es inaceptable, pero eso es una realidad propia de un gobierno como este, de un régimen autoritario hegemónico.
-¿Este es un régimen democrático?
-Bueno, no es una democracia. No es una dictadura en el sentido ortodoxo de la palabra, no es una dictadura del Cono Sur. Este es un gobierno híbrido, que permite espacios democráticos, entre otros, los que ejercemos los que estamos en la oposición. Juan Guaidó antes de irse a Miami estaba inaugurando casas de Voluntad Popular, inauguró una en Maturín una semana antes de que yo estuviese allá. Eso no lo permite una dictadura. ¿Podemos decir que en Venezuela hay una democracia plena? No, hay una democracia con limitaciones. A eso me refiero cuando sostengo que es un régimen autoritario hegemónico. Hay, digamos, espacios de libertad política, libertad de expresión la que permite que usted me esté haciendo esta entrevista y que van a permitir publicarla. Libertad de competencia en procesos electorales, pero es una democracia que pudiéramos llamar semi competitiva, puesto que todos sabemos que el gobierno venezolano pone toda la institucionalidad del Estado al servicio del partido de gobierno, entonces compites en condiciones de desventaja.
–¿No sería más preciso decir que es una dictadura blanda?
-Yo no sé si aplica porque el término de dictadura blanda o dura implica en sí mismo una serie de condicionantes que no los veo presentes en Venezuela. Veo más bien un régimen autoritario propio de la posmodernidad, que se ha dado también en otros países donde las libertades ciudadanas están limitadas y nos corresponde dar la pelea desde esos espacios que existen, que yo creo que son el gran talón de Aquiles de este Gobierno. Esos pequeños espacios de libertad política son los que han permitido derrotar al gobierno, por ejemplo, en el año 2015. Son los que le permitieron a Manuel Rosales volver a ganar en 2021 la gobernación.
Romero señala que «asumir que eso son regalos, concesiones graciosas del gobierno, pues me parece que es un absurdo. Efectivamente, hay un ventajismo oneroso del Gobierno en los procesos electorales y eso se ve evidenciado en el árbitro electoral, pero después de las elecciones del año 2021, hubo una auditoría de las elecciones, incluso hecha por las universidades autónomas, y no hubo mayor queja en el desempeño del árbitro. Repito, existe un uso abusivo de los recursos del Estado a favor del partido de Gobierno».
–¿Y esta Asamblea Nacional no es autoritaria también?
-Por supuesto que lo es, en tanto en cuanto tiene mayoría del Ejecutivo, esa mayoría se evidencia cada vez que uno propone algún punto o planteamiento en una comisión y te aplican un aplanadora de 19 contra 3. Entonces tienes que apelar en la negociación, a los argumentos, a la persuasión, al sentido común, a la sensatez y alguna de esas batallas se han ganado, pero otras se pierden porque hay un lineamiento político por parte del Ejecutivo y se expresa también en la aplanadora de la plenaria.
–Hay una percepción, utilizando la palabra de la antigua Defensora del Pueblo, de que ustedes coinciden demasiado con el gobierno en esa Asamblea Nacional, ¿qué le dice usted a quienes tienen esa percepción?
-Que eso es una percepción errada. Nosotros hemos diferido del gobierno por ejemplo en el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, votamos en contra. Hemos denunciado la corrupción del Gobierno, usted lo ha visto. Denunciamos la política ineficiente del Gobierno con el hampa, con las megabandas del Koki. También lo hicimos y pedimos la interpelación de la ministra de Relaciones Interiores. Hemos denunciado la violación de derechos humanos también allí. Ahora volvemos al mismo punto. Usted puede hacer una política de oposición inteligente o puede hacer politiquería, filibusterismo político. Te paras en la plenaria, pegas cuatro gritos y te meten una aplanadora. Eso a nuestro juicio no tiene mayor eficacia. Incluso en la sesión anterior, en la cual yo no participé, se hizo una propuesta por el 1 de mayo, con una intervención muy valiente de la diputada de AD Anyelith Tamayo, pero no fue tomada en cuenta.
Más adelante indica «que en la AN aplica mucho eso de que es noticia cuando el amo muerde al perro. Algunos sectores de la oposición, que no tienen representación allí, son una especie de francotiradores que están pendientes de cuáles son los acuerdos que votamos con el Gobierno. Por supuesto que hemos votado de acuerdo con el gobierno, indudablemente, pero también hemos tenido que salvar el voto y lo hemos hecho con argumentos, con altura y sin caer en la trampa de un parlamentarismo como le dije filibustero, populista, demagógico, que no aporta nada al debate».
–Ustedes anunciaron que pedirían una investigación sobre una operación de endeudamiento en la que habría participado Rafael Ramírez y que fue denunciada por el Gobierno. ¿Qué ocurrió con esa investigación?
-Pues ellos aplicaron la aplanadora y omitieron el punto. No solamente pedimos una investigación sobre esa operación criminal como la denominamos nosotros en la AN. Pedimos que se investigaran todas las gestiones de Pdvsa desde la gestión de Rafael Ramírez hasta la de hoy. Por supuesto, eso cae al vacío porque el gobierno tiene una aplanadora y voltea para otro lado, no las vota, ni siquiera las somete a consideración. ¿Qué es una Asamblea equilibrada? No lo es, pero no olvidemos que eso también es producto de una política errada por parte de unos sectores de la oposición que decidieron, en el año 2020, no participar y prácticamente le pusieron en bandeja de plata al Gobierno la mayoría de esa AN.
Romero recuerda que en la Asamblea del año 1989 La Causa R, con tres parlamentarios, hacía más escándalo y explica que «era otra situación que lo permitía. Era un régimen de libertades plenas. Era un régimen donde el ejercicio parlamentario, aunque fueses una minoría, como lo fue el MAS o La Causa R, siempre se le respetaban los espacios. En la Asamblea Nacional actual no es así. Si hablamos que estamos bajo un gobierno con un fuerte acento autoritario hegemónico, esa AN es fiel reflejo del Gobierno que tiene mayoría en ella, es lo mismo».
-¿Su actuación es también autoritaria en el Parlamento?
-Pero por supuesto. Es un Parlamento que está marcado por el personalismo de quienes lo conducen y, quienes lo conducen, son figuras primordiales del Gobierno.