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viernes, 03 mayo, 2024
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Pedro Eusse: Este no es un Gobierno de los trabajadores

José Gregorio Yépez @goyepez

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El dirigente sindical señala que la CUTV apunta hacia la construcción de un «fuerza de trabajadores» que tenga como elemento central los intereses de los asalariados por encima de las simpatías políticas y las ideologías

«Lo importante es unirnos en nuestra condición de trabajadores y trabajadoras…», sentencia Pedro Eusse al señalar que los esfuerzos unificados de los asalariados han logrado objetivos como obligar al Gobierno a «pagar completo» en agosto de 2022 los compromisos que tenía con los trabajadores del sector educación.

El Secretario General de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV) señala que en este momento en Venezuela se vive un «estado de indefensión social y jurídica en la clase trabajadora».

El también dirigente del Partido Comunista de Venezuela (PCV) no duda en sentenciar que la actual administración «no es un Gobierno de los trabajadores» y con un convencimiento que se siente en la firmeza de sus palabras dice que el Gobierno «dejo de lado cualquier vestigio de progresismo en su accionar».

Recuerda y asume que apoyaron a Chávez, «sin dejar de hacer cuestionamientos», pero no deja de hacer una autocrítica y señala que aunque «nos faltó empuje para algunos planteamientos»

Esta conversación se produjo en los últimos días de 2022, luego de una protesta por la libertad de los presos políticos. Eusse asistió apoyando al Comité por la Libertad de las y los Trabajadores Presos y gentilmente aceptó la invitación a la redacción de Contrapunto.

El balance

-¿Cuál es la situación de los trabajadores al cierre de 2022?

-Los trabajadores y trabajadoras venezolanos estamos padeciendo la situación más difícil en muchos años. Hay una serie de situaciones que se están produciendo y están llevando a que prácticamente que pierdan derechos históricos fundamentales.

-¿Qué se está perdiendo?

-El salario se viene perdiendo. El nominal que está anclado en bolívares y como consecuencia de la devaluación pierde valor todos los días. Además la patronal privada ha impuesto, por la vía de los hechos, que muchos trabajadores y trabajadoras, la mayor parte de sus ingresos están despojados de los atributos de salario, porque no aplican en el cálculo de prestaciones y utilidades y otros beneficios derivados del salario o que usan el salario como referencia. Eso es ilegal pero se vienen permitiendo

-¿Y en el sector público?

-Con el famoso instructivo de la Onapre se han dejado de aplicar cláusulas de convenciones colectivas que le dan valor a las remuneraciones que constituyen una relativa salvaguarda al ingresos de los trabajadores y trabajadoras. Eso ha hecho que una serie de primas por antigüedad, por profesionalización y otros beneficios del contrato colectivo no se están aplicando sino que la administración pública paga como quiere, según esas argumentaciones que están en el instructivo de la Onapre. Eso significa que tanto los trabajadores del sector público como los privados están siendo remunerados sin que se esté respetando la legislación laboral venezolana.

En sus explicación señala que es «una estrategia del Gobierno y de la patronal para protegerse en la crisis que tenemos Venezuela, que es brutal, estructural del capitalismo dependiente y del modelo de acumulación basado en el rentismo petrolero, que se agudiza por la aplicación de las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos y países europeos».

Asegura que es una estrategia concertada que no toma en cuenta las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras activas y jubilados. «Nos convierte en víctimas a todas y a todos», afirma Eusse.

«Nosotros decimos que acá se ha creado una indefensión social y jurídica en la clase trabajadora. Social por lo que expliqué del tema del irrespeto de las condiciones de los trabajadores. Jurídica porque cuando se ha acudido a instancias judiciales para exigir que se respete la Constitución y la legislación laboral venezolana, para que no se sigan aplicando esas figuras como el llamado Memorándum Circular 2.792 del Ministerio del Trabajo de 2018 o el instructivo de la Onapre de este año 2022, simplemente el Poder Judicial, la sala político administrativa dice que ‘no hay nada. No hay ninguna violación, no hay instructivo que se esté aplicando’ y los trabajadores y trabajadoras que acudieron a esas instancias no ven que el Estado venezolano le esté salvaguardando sus derechos», señala Eusse.

-Los empresarios argumentan que la crisis es tal que necesitan una forma de poder asumir el tema coronavirus, la política económica errática del Gobierno, la hiperinflación y con estas acciones favorecen el ingreso de los trabajadores, porque de otra forma tendrían que cerrar.

-Esos es lo que ellos dicen y eso nos recuerda lo que nos dijeron cuando la Comisión Tripartita a finales de los 90 en el Gobierno de Caldera. Fedecámaras alegó lo mismo. Es verdad que hay una crisis que todos nos golpea. Pero no golpea igual a los empresarios que a los trabajadores.

-Eso es evidente, pero igual los golpea.

-Lo que pasa es que el capital privado no está dispuesto nunca a sacrificar, a reducir sus expectativas de ganancias, sino a sacrificar a los trabajadores. Esa es su lógica. No dudo que habrá casos de pequeños empresarios, pero la mayoría de los empresarios grandes no quieren sacrificar nunca nada. Ellos se quejan, pero logran imponer condiciones en donde los únicos sacrificados son los trabajadores que no tienen otra cosa que su salario, mientras que ellos tienen sus medios producción, tienen sus negocios nacionales o internacionales que les dan herramientas para soportar las cosas, pero en la lógica del capital, los trabajadores no interesan, lo que interesa es salvaguardar las expectativas de ganancias.

-¿Cual sería entonces la opción para hacer viable una salida que favorezca a todos?

-Cuando una sociedad dividida en clases entra en crisis se crea una situación de tensión entre los distintos intereses en las relaciones de trabajo. Los patronos, empresarios y el Gobierno presionan por lo suyo. Los trabajadores tenemos que hacer lo mismo. Eso nos toca. Nuestro interés no es que cierren las empresas, al contrario, queremos que sigan funcionando es importante, pero que salvaguarden las condiciones de seguridad social, de salarios, garantía de derechos, de estabilidad laboral. Así como estamos hablando del salario, suceden otras cosas.

-¿Qué está sucediendo?

-Se están imponiendo flexibilidades en las relaciones de trabajo. Es decir que los patronos puedan despedir cada vez que quieran. Que los patronos puedan suspender al personal cada vez que les dé la gana. Que no haya ningún tipo de regulación. Aquí la desregulación que se ha puesto de moda.

-¿Eso es solo culpa del Gobierno?

-Eso es culpa del Gobierno y los empresarios.

-¿Los trabajadores no son responsables de permitirlo?

-Los trabajadores son las víctimas. Te daría la razón en que el movimiento en general de los trabajadores tiene responsabilidad, porque durante años se ha permitido que una parte importante del movimiento organizado de los trabajadores haya perdido su independencia y su autonomía frente a factores de poder, frente al Estado, frente a los patronos. Esa pérdida de autonomía es el inicio de la pérdida de todo lo conquistado y produce divisiones al interior del movimiento. Antes era la CTV y ahora es la Central Bolivariana.

-¿Ustedes no forman parte de esa central?

-No estamos en la instancias dirigentes de la Central Bolivariana. Hay camaradas nuestros que están sindicatos que pertenecen a esa Central, es decir, directivos de base. Te puedo decir que nosotros desde el primer momento alertamos, no solo de la inconveniencia, sino el craso error que era permitir que el Gobierno creara un central de trabajadores. Si un Gobierno crea una central de trabajadores va a ser para celebrar sus políticas y que no haya resistencia a sus decisiones.

-El Gobierno se asume como un gobierno de los trabajadores con un Comandante obrero?

-Más allá de la propaganda y de la retórica, no es un Gobierno de la clase trabajadora, aunque haya gente que haya sido trabajadora alguna vez en su vida y que esté ocupando cargos fundamentales en este Gobierno, este no es un gobierno de la clase trabajadora y que responde, al fin al cabo, aunque haya empresarios que se quejan, esta administración está respondiendo a los intereses de la burguesía, del empresario. Ellos están haciendo concesiones ante el capital.

-¿Cuáles son esas concesiones?

-La primera gran concesión es el desmontaje de los controles. Ellos no querían ningún control. Te quito todos los controles. Congelar los salarios. Permitir que se violenten convenciones colectivas. Favorecer una situación en donde los sindicatos que luchan son desarmados, porque desde la Ley Orgánica del 2012 y antes con la constitución del 99, las elecciones sindicales dependen del Poder Electoral y del Control que ejerce el Ministerio del trabajo a través del Registro Nacional de Organizaciones Sindicales, entonces se han creado mecanismos de control. Cuando un sindicato es independiente y lucha, le aplican los mecanismos de control para que este sindicato no pueda ejercer representación y quede inhabilitado. No pueda discutir contratos colectivos. Otro favor que le han hecho a los patronos es prácticamente dejar sin efecto el derecho a la huelga en Venezuela. Eso es fundamental.

El Gobierno no quiere que le hagan huelga y eso beneficia al patrono privado.

-No es un problema solo del gobierno. Es más que eso. Son concepciones estratégicas de sectores del capital y del Gobierno que lo expresan.

Pedro Eusse se detiene a reflexionar sobre el periodo Chávez y reconoce que ejerció «un liderazgo progresista, latinoamericanista, con criterios anticoloniales y antiimperialistas, eso está bien, pero en definitiva el Gobierno del presidente Chávez y este más aún no dejan de actuar bajo la lógica del capital».

«Con la Ley Orgánica del Trabajo del 2012 tiene que esperarse que las Inspectorías del Trabajo admitan los pliegos conflictivos. Los sindicatos pueden hacer lo que quieran: sus asambleas y levantar sus peticiones con el pliego conflictivo, pero no pueden hacer nada con eso porque las inspectorías tienen que admitir el pliego y no lo hacen, entonces no hay huelga entonces», explica el dirigente sindical al hablar de las limitaciones legales.

-Pero pareciera que “tarde piaron”. Usted ha sido un militante de izquierda que apoyo al presidente Chávez, apoyaron Maduro en su momento. Ustedes tenían una empatía con el proceso.

-No. No “piamos tarde” porque nosotros alertamos sobre eso y lo dijimos públicamente. Nosotros cuestionamos desde el principio en 2012 y advertimos que los derechos colectivos se estaban debilitando. Se fortalecieron algunos derechos invidividuales, pero los colectivos se debilitaron y eso es un gran problema. Solamente con el ejercicio de la capacidad colectiva de los trabajadores es que se pueden salvaguardar los derechos individuales. Es decir, el derecho a la libertad sindical, a la negociación colectiva, el derecho a huelga son fundamentales para que los derechos individuales sean respetados.

Eusse insiste en su explicación y señala que desde Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora fundado en 2014 «y antes de eso, hicimos jornadas de protesta, reclamo y exigencia. Nunca dijimos que fuera perfecto y dijimos que había que profundizar los cambios pero bajo la dirección de la clase trabajadora y no de la pequeña burguesía».

«Si hablo como militante del PCV, para el 2006 tuvimos importantes diferencias importantes con criterios que se estaban adoptando», sostiene.

-¿A qué se refiere en concreto?

-A que se exigió que todas las organizaciones «del proceso» tenían que sumarse al PSUV y nosotros mantuvimos nuestra independencia de clase. En 2011 cuando hizo el PCV XIV hizo una recaracterización del proceso de cambio. En ese momento señalamos que aquí no había una revolución de liberación nacional ni socialista, sino que había un proceso de reformas progresista que dependiendo de la correlación de fuerzas avanzaba hacia cambios reales a favor de las mayorías del pueblo trabajador o retrocedía.

-¿Qué ha pasado entonces?

-Lo que se consolidó fue una correlación de fuerzas a favor de los sectores del capital y contrarios a la clase obrera. No “piamos tarde”, aunque pudiéramos admitir que cometimos errores y que nos faltó empuje para confrontar algunos aspectos.

-¿Qué hacer ahora para resolver los prolmas de la clase trabajadora?

-Planteamos la necesidad de un movimiento amplio de lucha unitario. Que los trabajadores, trabajadoras y su dirigencia de base, independientemente de su orientación -de si son chavistas, opositores, si no son nada-, lo importante es unirnos en nuestra condición de trabajadores y trabajadoras. Por eso planteamos una táctica de amplia unidad de acción. Eso es lo que nos ocupa desde hace tiempo y este 2023 las condiciones se van a empeorar y se necesita una respuesta unitaria e independiente frente a las políticas que nos están perjudicando y las conductas de los patronos. Además de protestar hay que levantar propuesta y en el caso de los salarios las pensiones y de las prestaciones sociales y nosotros la tenemos.

-¿Cual es la propuesta?

-Una ley de escala móvil de salarios y pensiones indexada a la canasta básica para aplicar el artículo 91 de la Constitución. Este proyecto estaría llegando por iniciativa popular legislativa aplicando numeral 7 del artículo 204 de la Constitución. Una de las iniciativas puede venir desde allí. Tenemos un borrador, un proyecto y los sometemos a la discusión y el conocimiento de todos los trabajadores independientemente de la organización a la que pertenezca y así batallar ante la AN.

-¿Y la AN estaría dispuesta a discutir este proyecto?

-¿Quien va a creer que la AN pueda aprobar eso? Ellos están unidos para aprobarle un paquete neoliberal al Gobierno, tanto el PSUV como la derecha opositora, eso es verdad, pero también es verdad que la fuerza de la clase trabajadora unida puede lograr muchas cosas. Hemos perdido conciencia del poder que podemos tener cuando luchamos juntos, pero hay atisbos y elementos que dan una una idea.

-¿Cuáles son esos atisbos de los que habla?

-Aquí se derrotó en agosto con manifestaciones unitarias del sector público obligaron al Gobierno a pagar completo el bono vacacional y el bono recreacional de los trabajadores activos y jubilados. Imagina que eso lo logramos a todos los niveles en una fuerza de trabajadores del sector público y privado con un plan. No basta con gritar ¡Indexación salarial! Hay que tener propuestas y aquí esta una propuesta.

-¿En que consiste?

-La propuesta dice que cada tres meses deben revisarse los salarios y las pensiones para indexarlo a la canasta básica. Establecemos una cesta de productos y servicios, y de acuerdo a cómo suban así se haría el ajuste. Escala móvil indexando. Y si levantamos esa fuerza podemos dar una batalla contra los mecanismos de flexibilización de las relaciones de trabajos.

-¿Pronto viene una nueva reunión con la Organización Internacional del Trabbaj y los empresarios?

-Hay una ofensiva de sectores cupulares oligárquicos que se asocian con el Gobierno. También algunas direcciones sindicales que han reeditado el muy desacreditado mecanismo tripartito auspiciado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En enero o febrero viene la OIT y se reunirían en Margarita. Ese criterio es el que le interesa a los capitalistas. A este Gobierno que abandonó cualquier atisbo de progresismo, esta gente abandonó hasta el reformismo. Están en una onda de liberalización económica.

Eusse remata con su exposición señalando que está preocupado porque «voceros de Fedecámaras aspiran que se apruebe un mecanismo legal para legitimar que una parte importante de la remuneración no incremente los pasivos laborales y el espacio tripartito lo están utilizando para eso. A nosotros nos ha excluido».

«Creemos que deberíamos estar todos representados y le decimos a los sindicalistas que de ahí no van a salir las soluciones de los trabajadores. No van salir decisiones que reviertan esta situación. Saldrán decisiones que favorezcan a los capitalistas para que vengan inversiones con privilegios del capital, y eso es el hundimiento de los trabajadores y en esa medida perdemos los trabajadores. Nuestra propuesta es la lucha en la calle y los centros de trabajo. Si en marco se producen espacios de diálogo, bienvenido sean, pero sin perder la combatividad y la independencia», finalizó Eusse.

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