El escenario se sigue complicando para quienes apuestan por un cambio político en el país y se están quedando fuera de las instancias de poder. De cara a esta realidad Pablo Quintero señala que los factores de la oposición deben establecer un discurso que conecte con el chavismo.
“La oposición tiene que hablarle al chavismo. Al chavismo multicolor, al chavismo de izquierda, al chavismo que no tiene posiciones hegemónicas», sentencia el politólogo.
La lluvia complica la puntualidad de la entrevista, sin embargo pudo más el interés de conversar y se produjo el encuentro.
-Las elecciones del 28 de julio y del 25 de mayo demuestran que hay dos grandes electores en Venezuela: el chavismo y María Corina Machado. ¿Qué pasa? ¿Por qué no emerge un nuevo discurso?
-Fundamentalmente porque que en Venezuela ningún sector de la oposición ha definido, hasta el día de hoy, un programa de gobierno inclusivo, un programa de gobierno con identidad nacional, un programa de gobierno que contemple todas las necesidades del ciudadano, un programa de gobierno que se parezca a la gente de a pie. Lamentablemente los políticos, de todos los sectores, incluido el chavismo, la oposición de María Corina, como la oposición de los otros actores políticos, han utilizado la política dentro del discurso de las redes sociales del día a día. Por otra parte han utilizado la política como un enfrentamiento para ver quién cuida el relato, quién cuida la verdad, quién tiene mejores posiciones morales frente al resto. Y lo otro es que la política se ha convertido de forma rápida, fugaz, con una velocidad muy larga en la construcción de eslóganes, de cuñas, de frases repetitivas que lo que hacen es montarse en la cresta emocional de la gente, convencer a la gente y lamentablemente obtener la atención.

-Pero si eso es cierto, el discurso de los sectores alternativos a los dos grandes electores no se ha montado en la cresta emocional de la gente. No está allí, la gente no vota por ellos.
-No, son discursos que se montan de forma temporal, pero no existe una sintonía permanente. Eso es como cuando pones un programa de televisión y todos los días lo dejas en el mismo canal del televisor. Ves el programa el lunes, el martes, el miércoles, eso no existe hoy en día. ¿Qué es lo que hace la gente? La gente te apaga la televisión, pone al televisor en mute, le baja volumen, porque no quiere ni escuchar ni ver, y cuando prende la televisión es como que una persona pasa por el televisor, ve un ratico y se aleja. Es decir, no hay una sintonía permanente, porque siente que hay un desgaste de la credibilidad de los políticos.
Quintero indica que “en todos los sistemas políticos del mundo suelen haber ciclos. Los políticos tienen vida. Los políticos son como productos, tienen un tiempo determinado de uso. En España, en Argentina, en Brasil, en Chile, en México, incluso en Estados Unidos, hay políticos que duran entre 15, 20 años y luego se retiran o cumplen otras funciones. Funciones más organizativas, más de logística, quizás un poco más de carácter consultivo”.
“En Venezuela tenemos políticos con 25 años apareciendo frente al televisor, frente a la radio, repitiendo como caciques qué es lo que hay que hacer. En este punto la gente lo que tiene en su cabeza no es obedecer un político. Fundamentalmente lo que quiere son propuestas tangibles para solucionar los problemas del día a día”, sentencia Pablo Quintero.
Relaciona la actitud de los políticos con el funcionamiento de una página web y señala que los dirigentes se preguntan: “¿Cuántas personas me visitan? ¿Cuántos me dan likes? ¿Cuántas personas me hacen tráfico en mi página? ¿Cuántas personas me escuchan?”
“Ese es el político que está discutiendo más por la atención de la narrativa, del control de la opinión, de la opinión de las redes sociales, en vez de construir confianza a largo plazo, sintonía a largo plazo, conexión con los jóvenes, con las generaciones nuevas que han sido afectadas por la diáspora”, acota Quintero.

-Venezuela pareciera ser un país plural. ¿Cómo un país diverso, plural, tiene en su andamiaje y en su representación en las instituciones un solo color?
-Eso es parte de la naturaleza del sistema actual que ve toda la la esfera pública de forma monolítico. Eso, lamentablemente, nos ha hecho mucho daño, porque aquí es donde se cuestiona la otredad, la otra parte, la contraparte, que es lo que le da balance y peso a una democracia. El chavismo incluso se le puede llegar a presentar un problema y es que de tanto dilapidar la oposición se puede encontrar sin oposición. Eso para cualquier sistema es nefasto, porque necesitas, de alguna manera, un balance, un contrapeso para ir balanceando las emociones de la gente. Si todo el peso político, ideológico, económico, de comportamiento social se encuentra de un lado, lamentablemente también tienes otro dilema para el mismo chavismo. ¿A quién más le van a echar las culpas de los problemas del país?
-Partiendo de esas premisas es válida la estrategia de la abstención para llevar al chavismo a eso.
-Es que la abstención sigue siendo un gran eslogan. Sigue siendo también una autodefensa para los políticos decir “yo no me muevo». Estoy con la gente, comparto el sentimiento entendiendo que estratégicamente no te funciona. La abstención incluso es una forma de paralizar la política. Paralizar la política para ganar tiempo, pero es una posición moral. La abstención se ha convertido en una posición moral donde los políticos dicen: «Yo me abstengo, por lo tanto soy más opositor que el que va a votar». Y eso es un grave error porque en el fondo quien sale favorecido por la abstención es el gobierno nacional, que acumula espacios de incidencia, acumula poder.
Agrega Quintero que no se puede olvidar “que la política son imágenes y la imagen es poderosa. La imagen es una palabra, es un discurso y la imagen después de la abstención es el mapa rojo, los discursos chavistas, la juramentación de los gobernadores, alcaldes”.
“La abstención para este sistema no funciona como táctica política. Lo que funciona el día de hoy es la protesta pacífica, la denuncia, la organización, la participación y de alguna manera es algo de sentido común, la unidad entre la mayoría de los políticos opositores.
-Pero si yo no tengo coincidencias con otros políticos… ¿por qué yo tengo que forzar una unidad?
-Puedes construir una unidad teniendo otras oposiciones. Es decir, no se pretende que María Corina abrace a Capriles. Aquí hay que entender que hay posiciones irreconciliables y las podemos explicar muchísimo. Hay visiones distintas entre los políticos y eso es algo totalmente normal. Pero aquel político que tiene una posición diferente tiene que tratar de conseguir una mayoría. Políticos sin mayoría no llega a ningún lado y eso es una realidad. Políticos tristes no ganan elecciones. Entonces, si Capriles, en este caso, está construyendo un partido político nuevo; si María Corina Machado tiene la opción de ganarse la popularidad y el liderazgo de la gente, bueno, el rol del político es seguir convenciendo, es multiplicar, es sumar, es agregar la suma de todas las fuerzas políticas. No es dividir, porque la oposición el día de hoy no puede darse el lujo de seguir dividiéndose más, porque en el fondo eso fortalece electoralmente, matemáticamente y discursivamente al oficialismo.
-Vuelvo sobre lo que decía anteriormente. Si el mapa se pinta de un solo color dejando que el chavismo tome todas gobernaciones y alcaldías… ¿eso no crearía las condiciones para que implosione el sistema?
-Eso puede ser muy peligroso, porque capaz el resultado es lo contrario. Un opositor no puede permitir que el chavismo gane todas las elecciones, considerando que a futuro hipotéticamente ese sistema va a implosionar. Capaz eso ni ocurre. Todo lo contrario. O sea, tú no puedes pretender que el poder se porte bien, tú no puedes pretender que el poder se suicide. Es más, el poder llama al poder. A mayor poder vas a tener que incrementar tus responsabilidades para conservar el poder. Si tú tienes el poder de la gobernaciones, el poder de las alcaldías, de los concejales, de las instituciones, de la fuerza armada, ¿qué es lo que pasa? Vas a tener que concentrar y resguardar toda esa cantidad de poder. Eso no es solamente arriesgado. Es irresponsable pensar que va a existir un quiebre por la vía de la abstención, o que va a existir un quiebre porque desde los Estados Unidos están amenazando a Nicolás Maduro a través de Marco Rubio con las redes sociales. Eso es una completa irresponsabilidad. Ya Venezuela lo vivió con Juan Guaidó.
¿TRANSICIÓN?
En este momento las conversación se mueve hacia el tema de la una eventual transición y alerta que no es posible “pensar que en Venezuela cualquier proceso de transición se va a construir sin el chavismo”.
“La oposición tiene que hablarle al chavismo. Al chavismo multicolor, al chavismo de izquierda, al chavismo que no tiene posiciones hegemónicas, porque el chavismo, a pesar de su discurso y de su relato, tiene múltiples factores con los cuales los opositores se pueden sentar y pueden dialogar y pueden tender puentes a favor de la ciudadanía”, sentencia el politólogo.
-¿Por qué la oposición no le habla al chavismo?
-Por complejos. Porque hay un tema que en comunicación se denomina “la espiral del silencio”. El miedo a que la tendencia de la opinión dominante se imponga y me corte mi libertad de expresión por miedo a que me aparten, a llevarme al ostracismo. Por miedo a las redes sociales, por miedo a las etiquetas, por complejos de inferioridad.
-¿A la presión social?
-Sí. Eso influye. Pero vámonos a algo más. Porque el opositor tiene una posición moral y considera que él es superior al chavismo. Que él que él es mejor y eso lamentablemente no ha tenido los mejores resultados. La campaña de María Corina Machado se centró en específicamente en deconstruir el devenir del chavismo de hoy.
Somos mejores. Familia, plata, propiedad. Somos mejores, espiritualmente mejores, somos capaces. Eso mismo lo hizo Milei en Argentina y lo que hizo fue dividir a la sociedad argentina.
-Ganó las elecciones y está mandando.
-Ganó las elecciones, pero tiene problemas al día de hoy y la reelección la tiene comprometida. El problema no es ganar una elección, el problema es sanar un país. El problema es construir una opción sólida de liderazgo donde tú puedas sentarte con el chavista y con el opositor. Aquí hay personas con esa capacidad, pero tienen que alejarse de la verborrea, del liderazgo de redes sociales que no lleva para ningún lado.
-El escenario de las municipales… ¿cómo lo ve? ¿Se repite la misma historia?
-Es altamente probable que el chavismo conquiste la mayor cantidad de alcaldías.
-Hoy hay alrededor de 124 alcaldías en manos distintas al chavismo.
-No vamos a decir que el chavismo va a tener todas las alcaldías. Eso es improbable, pero es posible que el discurso opositor siga sin conectar y la abstención, a lo mejor, se reduzca un poco, pero no lo suficiente como para ganar la elección.
-¿Cómo por qué cree que la abstención se reduciría?
-Por cansancio emocional. Por la atención a la economía. La gente no va a dejar de pensar en sus asuntos económicos por una promesa electoral, teniendo en cuenta la frustración que le ha generado la propaganda después del 28 de julio. Las promesas de Edmundo González Urrutia, las promesas de María Corina Machado, todo lo que ha ocurrido con la esperanza de salvación que tenía Donald Trump sobre Venezuela.
Se detiene y recuerda que “aquí se habló de que Donald Trump, Marco Rubio, Mauricio Claver Carone, María Elvira Salazar y cantidad de funcionarios iban a ayudar. Aquí se habló de Eric Prince, un mercenario. Aquí se han hablado de tantas cosas que lo que se produce en frustración y eso evidentemente lo que genera es que la gente se desmovilice”.
“Lo otro es que hay que considerar es que esto es una campaña corta de tiempo, corta de recursos y con una capacidad informativa diminuta. Lo que pasa en Caracas no termina de trascender a las regiones y en las regiones todavía la gente sigue padeciendo problemas estructurales de luz, de agua, de gas. Si la gente no logra solucionar sus problemas básicos, la atención no se va a dirigir a lo político y menos a lo político al local.
-¿Cómo ve en medio del escenario venezolano que al mediano plazo hay propuesta de reforma constitucional?
-El gobierno está corriendo con más velocidad de lo esperado porque necesita, de alguna manera, despejar el camino de lo que queda del año para enfocarse en temas económicos, en temas estratégicos, temas energéticos, temas geopolíticos con China, con Rusia, con Irán, entendiendo también que en un mundo en guerra, lo suficientemente volátil, puede ser muy bueno para un país petrolero como Venezuela.
Y ya pasó cuando Ucrania fue invadida por los rusos hace unos años atrás. Aumentó la atención sobre la política petrolera venezolana, se aumentaron los precios del petróleo y eso evidentemente es positivo. Podemos decir que la geopolítica en cierto modo ha ayudado el gobierno.
-¡Ya va! ¿Cómo lo ayuda si le quitan Chevron? ¿Si el escenario de máxima presión se ha asomado?
-El gobierno de alguna manera ha sabido sobrevivir aún teniendo sanciones que nunca se han removido y teniendo menos licencias. Hay socios comerciales que están dispuestos a trabajar directamente con Venezuela. Tal es el caso de China. También hay negociaciones en puerta que se están dialogando para que se mantengan algunas operaciones, pero por otro lado también hay medidas de carácter tributario que se están aplicando en Venezuela para obtener mayores recursos.
En este momento, Quintero sentencia: “Más allá de recuperar la economía, esto es un tema de controlar el poder. Y esto es algo que tenemos que tenerlo sobre la mesa. Independientemente la prioridad del gobierno más allá de ir creciendo, porque una de las cosas que que podemos observar también es que el petróleo, la producción de petróleo sigue subiendo. Ha pasado el millón de barriles de petróleo, todos los campos petroleros están trabajando…
-Pero se ralentiza con el tema Chevron.
-Se puede ralentizar, pero la variable más importante aquí es controlar el poder interno. La propaganda y el relato. Las otras cosas se pueden ir solucionando sobre la marcha. No podemos dejar a un lado también el interés de algunos países en restituir relaciones consulares diplomáticas. Acaba de pasar con Uruguay. Ese fenómeno se puede repetir con otros países.
Al mirar la influencia de la geopolítica en Venezuela que un mundo tan convulsionado “con aranceles entre los Estados Unidos y China; con una guerra interna contra los migrantes que tiene Donald Trump con el ICE y los migrantes en Los Ángeles, California. Problemas internos de carácter social, económico y una espiral de violencia, la oposición no cuenta con las herramientas de la comunidad internacional para que la ayude, por lo menos, a organizar la oposición”.