Las redes sociales obligaron a los políticos a ser como son, sin voz impostada o poses, afirma la bella reportera Laura Castellanos, hoy dedicada a asesorar a políticos de todo el continente. La vicepresidenta de la Asociación Venezolana de Consultores Políticos quiere “rescatar la buena política”
Laura Castellanos se mueve con tacones y maquillaje en un mundo en el que todavía hay más testosterona que estrógenos: el de la comunicación política. El rostro de Castellanos es muy conocido en Venezuela y en América Latina por los dos años que trabajó como colaboradora para CNN, pero pese a ello su talento es puesto a prueba todos los días por los hombres a quienes asesora para que triunfen como candidatos o funcionarios. Ser mujer en este mundo todavía es como llevar una roca a la cima de la montaña y ver qué se va cuesta abajo. Y seguirla subiendo.
“La energía femenina es muy buena en los equipos de trabajo, porque la política suele ser muy dura”, y en la consultoría puede ser “una jauría tremenda”, explica Castellanos a Contrapunto. Las mujeres “aportamos mucho a un cuarto de guerra”, porque “le damos el toque humano”.
Bella y simpática, ni se volvió dura ni entró a competir con los hombres que andan en lo mismo. Por el contrario: su visión es que las consultoras deben añadir el toque disruptivo. “Podemos aportar muchísimo, aunque es algo muy poco valorado todavía”. Con todas sus armas –incluida la mirada verde- se encarga de ablandar el ego de los políticos durante los entrenamientos, así como de hacer que encaren la realidad: no siempre saben quiénes son y qué quieren.
Formada como comunicadora en la UCV, le toca bailar al son de jefes hombres, candidatos hombres y candidatas que piensan que deben actuar como ellos. “Los hombres hacen caso cuando los entrenas, pero que lo apliquen es una cosa muy distinta”, admite.
Comunicar en Venezuela, comunicar en cualquier parte
Ella se mueve como pez en el agua con aspirantes de todo el continente, y según sus cálculos, ha trabajado con unas 30 personas –desde el año 2017- en países como Colombia, México, Ecuador y Panamá, y “algo en Venezuela”.
Entre risas, afirma que “quien tome el avión, tiene la razón”, o lo que es lo mismo, que en el exterior la buscan y la quieren, mientras en Venezuela no siempre pesan bien sus quilates.
“Quien comunica en Venezuela puede comunicar en cualquier parte”, sostiene. “Para bien o para mal estamos un poquito adelantados en todo lo que hemos vivido”. Los políticos venezolanos tienen a su favor “que son muy buenos hablando”, que en poco tiempo “fijan un titular”, describe. Esto los diferencia de otros latinoamericanos, que hablan como predicadores, una cháchara sin sustancia.
En el ámbito nacional valora favorablemente que la oposición venezolana no venda al dirigente Juan Guaidó como un mesías. “Te dicen que esto es un proceso”, que es “un problema de todos”, el “vamos bien, que te dice que estamos andando”.
El político sin pose
Las redes sociales echaron muchas cosas por tierra; entre otras, al político que podía ser empaquetado como un gran regalo para luego convertirse en un gran embarque. Antes “era muy unidireccional todo”, pero con las redes sociales “tienes que ser más tú”, concluye.
En sus entrenamientos trabaja, más que la clásica corbata roja o la voz impostada, los conceptos, “porque si tienes pie de paja te prenden fuego y te quemas”. Su condición para asesorar es “que me hablen con la verdad”, porque “si se te vendes como una mentira se te van a ver las costuras”.
Pone el ejemplo de Donald Trump, quien “vendió una verdad que no era bonita” y triunfó en Estados Unidos. Considera que el tiempo del story-telling ha sido dejado atrás por el del story-doing, el hacer. “Yo lo que pido es verdad, sea bonita o sea mala”.
¿Qué es lo que la gente no le perdona a un político? La experiencia le indica que la mentira, una metida de pata que se puede propagar por las redes sociales y volverse viral.
Respetar el timming
Su participación, en el año 2014, en un evento de las grandes ligas de la consultoría política la lanzó a este mundo. Cuando el Ejecutivo de Maduro sacó CNN del aire, Castellanos decidió convertir su plan B en el plan A y sumar varios ingredientes a la consultoría política: “Intuición, don de gente, dulzura”.
Hoy forma parte de Mujeres de la Política, organización surgida en 2016 para hacer frente a las adversidades y a cosas como que un candidato no quiera pagar. Probablemente ese político que se niega a cancelarle a una mujer los honorarios que merece no sabe que Laura Castellanos conoce cómo manejar una crisis y determinar si la persona debe o no debe hablar, así como el momento para hacerlo, porque en política hay un tiempo, “un timming”.
Observa que “el populismo de todos los signos está resurgiendo”, alimentado por “utopías y mitos”; evalúa que “siempre se mantiene vivo” por su mensaje. “Eso te llega más que un tecnócrata”.
Castellanos es la vicepresidenta de la Asociación Venezolana de Consultores Políticos, rol con el que quiere “rescatar la buena política” y que las personas dedicadas a este oficio puedan elaborar un focus y leer encuestas de forma correcta.
No solo organizó el Workshop 2019 –realizado el viernes 12 de julio en el Hotel Eurobuilding- con John Magdaleno, Luis Oliveros y Gabriel Reyes, sino que se propone mantener el cuarteto de trabajo con las ventajas que tiene cada uno: politólogo, economista, analista político y periodista.