Las trabas afectan el envío a Seúl de materiales y químicos esenciales para la fabricación de chips de teléfonos inteligentes, televisores y computadoras personales, entre otros aparatos electrónicos
El presidente de facto del grupo surcoreano Samsung, Lee Jae-yong, se encuentra en Japón para buscar soluciones ante las tensiones surgidas recientemente entre Tokio y Seúl a raíz de restricciones comerciales niponas que pueden tener efectos globales.
El jueves entraron en vigor las limitaciones por parte de Japón sobre el envío a Corea del Sur de materiales y químicos esenciales para la fabricación de chips de teléfonos inteligentes, televisores y computadoras personales, entre otros aparatos electrónicos.
Se trata de una industria en la que Samsung Electronics es el primer fabricante mundial, por lo que cualquier problema que afecte a su cadena de producción tiene dimensiones globales.
Lee, vicepresidente de la compañía y considerado el empresario más importante de Corea del Sur, llegó el domingo por la noche a Tokio para reunirse con proveedores y empresarios nipones con el fin de abordar los problemas que pueden resultar de estas imposiciones.

Los medios locales aseguran que el encuentro de Samsung con sus clientes en Japón responde a la preocupación por que estos cambios en la política de exportaciones ocasionen retrasos en la cadena de suministro y en la subsecuente producción.
Acorde con los nuevos controles, los proveedores nipones tendrán que pedir una licencia para exportar tres materiales utilizados en la producción de semiconductores, que a su vez se usan en la producción de pantallas para teléfonos inteligentes y televisores y chips de memoria en Corea del Sur.
En su primera reacción a estas medidas, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, instó este lunes a Japón a que retire las restricciones y llamó al diálogo para solventar la actual crisis diplomática, a la vez que amenazó con represalias si el gobierno de Shinzo Abe mantiene las imposiciones.
Los nuevos controles comerciales sobre Corea el Sur llegan en aparente respuesta a los recientes fallos de varios tribunales surcoreanos -incluido el Supremo- que obligan a empresas japonesas a compensar a ciudadanos surcoreanos que fueron obligados a trabajar para ellos durante la II Guerra Mundial, un asunto que Japón considera resuelto desde hace décadas.
Las autoridades surcoreanas ya anunciaron que llevarán el caso ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), argumentando que se trata de una decisión «en contra del sentido común» y mostrando el descontento del Ejecutivo surcoreano con las acciones emprendidas por Japón.