El presidente de Fedecámaras está convencido que los intereses de la sociedad de estos tiempos se imponen a los «antagonismos naturales» entre empresarios y trabajadores. Sostiene que el pueblo venezolano se dio cuenta que «la visión punitiva del hecho económico y de la actividad económica que tenía el Gobierno, terminó acabando con el aparato productivo»
«La población venezolana no es tonta para no darse cuenta de la situación en la que se encuentra el aparato productivo», sentencia Carlos Fernández, quien nos recibe en su oficina y honra la puntualidad de la cita acordada en la sede de la organización que agrupa a la cúpula empresarial del país.
El Presidente de Fedecámaras aceptó la idea de conversar con Contrapunto.com sobre el documento surgido de la última Asamblea de la organización y que fue titulado: «Camino al futuro Venezuela 2035. Bases para la discusión y construcción colectiva de un nuevo modelo de desarrollo».
Fernández es un hombre amable y habla de forma directa enfocando cada palabra para sostener que la propuesta que hacen no se queda solo mirando lo productivo, sino que es un punto de honor poner el acento en el hombre.
«Este es un mundo distinto y tenemos una población mayor. Eso obliga a hacer cosas diferentes respetando los designios de la sociedad».
Al comenzar la conversación hace la salvedad de que si bien es cierto el documento fue aprobado en Mérida hace un mes, «llegó allí después de una consulta con todo el país, producto de 15 meses de trabajo regional y producto de muchos encuentros. Fueron 42 viajes a diferentes ciudades y nos encontramos con distintos factores de la sociedad venezolana».
Destaca en su reflexión el subtítulo del documento: «Bases para la construcción y discusión colectiva”.
-¿Cómo construir un camino hacia el futuro donde los empresarios sean los protagonistas conviviendo con un gobierno que no parece ser amigo de los empresarios?
-Este documento plantea poner la pelota en la cancha para que la sociedad venezolana discuta si quiere seguir con su modelo rentista extractivista, que se agotó. ¡Ojo! No que fracasó, porque fue exitoso entre 1920 y 1980, pero de ahí hasta hoy un agotamiento que lo tenemos a la vista. Lo otro importante es que si bien mucha gente ha asumido que el modelo rentista se agotó, no se ha terminado de asumir hacia cuál modelo vamos y la sociedad debe saberlo. Has dicho una cosa muy importante: cómo hacerlo con un gobierno que ha tenido una relación tan complicada con la empresa privada, aunque ha mejorado, en los últimos años.
-¿Cómo resolver esa contradicción que toma diferentes rostros mientras el tiempo pasa?
-Hay que ver varios elementos: Nosotros somos de los que creemos que una cosa tan importante como el modelo de desarrollo y el tipo de Gobierno son decisiones de la sociedad, no de los gobiernos. Los gobiernos deben administrar y ejecutar las decisiones que tome la sociedad, es decir, un contrato social que está en una constitución. El modelo de desarrollo debe tener unos consensos mínimos de una nación.
-Eso no se ha podido lograr…
-No. Pero este un intento que creemos que tiene asidero. En primer lugar porque en el país sobran análisis y diagnósticos. Hay poca discusión sobre la caída de la economía. Algunos dicen que cayó 80%, otros 70%, pero nadie dice que cayó 50% ni 60%. Pon el número más bajo y es grave. Nadie pone en duda que la educación se perdió como instrumento de movilidad social. Estamos claros que el tejido social venezolano no tiene la profundidad, la fortaleza ni el funcionamiento que tenía. Estamos claros que la clase media venezolana no tiene la capacidad de movilización, de opinión, de fuerza que la llevó a tener el peso de una de las clases medias más potentes de la región. Eso hace que la sociedad deba decidir, imponer y llevar a los gobiernos de turno, y a los que están por venir, a discutir qué vamos a hacer con la cosa económica.
Fernández se pregunta sobre las aspiraciones que debe tener la sociedad venezolana y reflexiona sobre se sigue con una economía cuyo Producto Interno Bruto es pequeño «o desatamos las fuerzas de la producción y nos montamos con todas las características que tenemos para ser la economía más poderosa de la región en términos de ingreso por habitantes. Esas son las discusiones que nosotros tenemos que dar».
-¿Por qué sostienen que es el momento oportuno?
-Dada la caída de la economía venezolana, la sociedad ha optado por la autonomía y dejó atrás la dependencia. El estado de bienestar se acabó y la gente no está esperando a que alguien venga a resolverle ni que venga a darle. La gente sale a buscarse y rebuscarse su solución con su trabajo y ese es un paso importantísimo que está sucediendo en la sociedad venezolana. En segundo lugar hay una parte importante del Gobierno, creo que hay un grupo que podríamos llamar reformista, que de alguna manera han entendido que la economía hay que tratarla de una forma y que la empresa privada y los trabajadores deben ser los protagonistas del hecho económico.
-Hasta ahora ese espacio ha rendido pocos frutos. ¿Cuáles acciones llevan adelante para que esta propuesta no quede como una carta al niño Jesús? ¿Qué iniciativas desarrollan para generar eso que en el documento llaman «nuevos espacios y hacer agenda, construir hojas de ruta”? ¿Qué hacen para acordarse con el otro actor que es el Estado?
-Lo vemos diferente, porque lo vemos multifactorial. Lo primero que estamos haciendo es tratar de generar la discusión en los diferentes sectores de la sociedad. Cuando te fijas bien, a renglón seguido de la discusión del documento de Mérida y su aprobación, la discusión la dimos con el sector de los trabajadores. Porque hoy en día en Venezuela el capital y el trabajo, más que factores antagónicos, nos consideramos un solo factor, que es la fuerza de la producción. Estamos claros que el primer problema económico del país es la falta del ingreso de la familia del trabajador venezolano, pero para poder recuperar el ingreso tenemos que recuperar la productividad.
Llegado este momento de su respuesta, Fernández se detiene un momento solo para hacer hincapié en esta frase: «Eso es mucho más importante y de mayor impacto para el desarrollo de la economía que cualquier antagonismo natural que pueda haber entre las fuerzas del capital y las fuerzas el trabajo».
Destaca que Venezuela vive un momento especial y que son circunstancias que deben ser aprovechadas «para avanzar hacia un nuevo modelo que reconozca los avances y lo positivo del modelo extractivista, pero que también esté consciente de que estamos en una economía y en un mundo diferente, con una población mucho más grande que exige que se vaya hacia otro modelo que nosotros proponemos que sea propio».
-¿Qué hacer?
-El otro factor que es fundamental es que hay que convencer a la sociedad. Probablemente en el sector empresarial todos coincidimos en esto y seguramente buena parte la academia, pero uno de los elementos medulares de esta transformación es que hay que entender que, para que se puedan desatar las fuerzas de la productividad, de la creatividad de la inversión, lo primero que hay que hacer es abrir todos los espacios de la producción a la participación ciudadana.
Señala que Venezuela tiene muchos años «en que las fuerzas de la producción han estado frenadas porque el Estado se reserva el monopolio de algunos sectores o bien una participación controladora. En donde hay espacios de control es donde no florece el crecimiento y la actividad privada».
«Eso no quiere decir que no queremos que haya regulación. Una cosa es pretender el control por la vía de la propiedad, otra cosa es la intervención y otra cosa es la regulación», sostiene el presidente de Fedecámaras.
Asimismo, Fernández indica que si todos los espacios de la economía se abren a la participación privada, dentro de un marco de estabilidad institucional, se darían «cuantiosas inversiones de largo plazo capaces de cambiar las estructuras de la economía venezolana».
-Usted dice que el capital y el trabajo no son antagónicos, pero este es un Gobierno que asume como discurso la lucha de clases… ¿Cuáles son los mecanismos de presión para que eso cambie dentro «de la moral y las buenas costumbres» del juego democrático?
-Yo creo que lo que más enseña a una persona es la realidad. Y el pueblo venezolano siempre ha sido un pueblo consciente y ya se dio cuenta que esa visión punitiva del hecho económico y de la actividad económica, que tenía el Gobierno, terminó acabando con el aparato productivo. Población venezolana no es tonta para no darse cuenta de la situación en la que se encuentra el aparato productivo. Hoy en día estamos viendo en Venezuela algo que habíamos percibido hace mucho años y de forma tenue, pero yo lo veo con más florecimiento: es una sociedad venezolana que le está dando importancia a la economía privada. La sociedad venezolana le está dando importancia a que no cierren comercios, que no se clausuren industrias, a que no se abandonen predios agrícolas, que no se dejen de ordeñar las vacas en las fincas. El pueblo se ha dado cuenta de que no es con unos barriles más, o con unos precios más altos del petróleo que se va a sostener la economía. Precisamente esa economía se agotó y hace muchos años que no logra resolver las necesidades a los venezolanos.
Para sostener su tesis de que el escenario venezolano es otro, insiste en que «hoy en día la gente no espera al gobierno nacional, regional o municipal a que le resuelva. La gente sale a rebuscarse y a ver la manera de producir dólares porque eso es lo que, de alguna manera, da estabilidad a tu capacidad de consumo».
«Yo creo que ese estado mental, ese nueva mindset de la sociedad venezolana está diciendo que entendemos que tenemos que tener el control de nuestras vidas. Tenemos que vernos como un ente ciudadano y como un ente productivo que necesita generar los productos para satisfacer sus necesidades y la de su familia. Eso está pasando en la sociedad venezolana y por es que decidimos dar un cambio que se está dando en la sociedad, en el Gobierno, en el empresariado, en los trabajadores y por eso es que creemos que es el momento propicio», señala Fernández en su reflexión.
Acerca de la propuesta de modelo económico que plantea el documento explica que no se queda en las reflexiones economicistas y que tienen claro el peso de la relación que debe tener con el ser humano cualquier propuesta de país.
«Nuestro modelo no plantea solamente que sea productivo. Para nosotros es fundamental que ese modelo sea inclusivo. Hemos dicho que el centro de este modelo debe ser la plena realización de la dignidad humana de cada uno de los venezolanos entendiendo que no solo como sujeto de derecho y de deberes sino como sujeto productivo. Que todos contribuyamos a la causa de la generación de riqueza. Básicamente debe darse un nuevo pacto entre la sociedad y la producción de la riqueza y su distribución»
-¿Y el petróleo?
-Cuando decimos que el modelo rentista se agotó, no quiere decir que no queramos que el petróleo siga siendo un factor importante. Lo que decimos es que debe cambiar la manera en que vas a concebir como será el negocio petrolero y la administración de ese recursos.
-¿Cuál sería el cambio?
-Hemos planteado que queremos una economía basada en ventajas competitivas, que no es otra cosa que el desarrollo de los venezolanos, de la fuerza de trabajo. No queremos modelos basados en la explotación de las ventajas comparativas que nos dio la naturaleza. Queremos hacer énfasis en que es un proceso profundamente humano que busca el desarrollo, porque entre otras cosas, al final esta propuesta de modelo, su desiderátum, nuestro signo es demostrar que es un modelo que está a la vanguardia de la modernidad. Es que volvamos a tener a la educación como símbolo de ascenso y de movilidad social.
-Usted ha dicho que hay un quiebre y que la sociedad venezolana no está esperando por nadie. Tampoco espera por los empresarios y las cifras de hablan de una alta informalización de la economía. ¿No se ha debilitado el empresario ante la sociedad?
-En lo que históricamente ha insistido esta institución es en la formalidad. Primero porque su razón de ser es ser defensores del estado de Derecho. La confianza para que vengan las inversiones solo se gana con instituciones sólidas e independientes que garanticen las reglas del juego, que no es otra cosa que el estado de Derecho. Apostamos porque se den las condiciones para florezca la formalidad, porque una cosa es el emprendimiento, que no necesariamente tiene que ser informal.
Considera que la informalidad tiene muchas aristas y coloca como ejemplo las sugerencias de Fedecámaras frente al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras cuando sugirieron «que había primero que traer los dólares al sistema financiero porque la enorme circulación de divisas en efectivo que no pasan por el sector financiero, que no tienen transabilidad en los pagos… eso es informalidad».
«Hemos dicho que hay mucha desarticulación tributaria, tributos por aquí tributos por allá, eso lleva a que la gente prefiera desaparecer del radar y dedicarse a la informalidad. Cuando señalamos al Ministro del Trabajo que todo aquello que reciben los trabajadores sobre la mesa, bajo la mesa, se registre y se lleve una contabilidad, que se pueda formalizar es porque creemos en lo importantísimo que es hacer las cosas formalmente dentro de la Ley y con la transparencia que da la formalidad», señala el dirigente gremial.
Con respecto al tema del emprendimiento hace una lectura en la que indica que dada la caída de la economía el emprendimiento «ha sido una respuesta a la necesidad, pero no por la vocación de convertirse en empresario. Muchos preferirían tener un empleo bien remunerado y una estabilidad en una relación de dependencia. Cuando vemos esas cifras de emprendimiento salta a la vista que no todo es vocación natural sino una respuesta a tratar de conseguir un empleo».
-La tasa de mortalidad de los emprendimientos es muy alta.
-A tres años solo sobreviven 3 de cada 100.
-Hay una clase política que habita «en ambos lados de la acera» que atraviesa la calle «polarización», que pareciera estar muy cómoda con esa situación. Hay un establishment que vive de la polarización política ¿Cuál es la forma de lograr un quiebre de esta dinámica?
-La sociedad tiene su dinámica y la sociedad va imponer su visión. Es lo que dicen los estudios de opinión. Cuando vez esa alta aceptación que tiene el sector privado es porque la gente está en sintonía con los temas económicos, le está dando importancia a la actividad económica, le está dando importancia a la inversión, al empleo y por supuesto no tardará el discurso político en conectarse con esa realidad y con esa aspiración de la gente.
-O conecta o…
-¡Alguien conectará! De los políticos que están hoy o surgirá uno que conecte. La sociedad va a conectarse con alguien que traiga una oferta con la que se identifique. Está en cada quien saberla leer. ¿Qué ahora no la ha leído o no la ha manifestado? Eso es harina de otro costal, pero la sociedad ha manifestado que ese es el camino que debe transitar. Yo me imagino que al final la oferta política tratará de entender esa realidad.
-Si el hombre es el centro de su propuesta como enfrentar la pérdida del bono demográfico que tenia Venezuela.
-Si te lo planteas como nosotros a mediano plazo, voy a usar una palabra que a ti te gusta mucho… es la revolución de la productividad. La revolución de la productividad está asociada a un cambio profundo en el sistema educativo. Es verdad que perdimos buena parte del bono demográfico, pero hay plataformas digitales y formas de incorporar a buena parte de esa gente que se perdió. Hay mecanismos modernos de trabajo y de alguna forma podrán colaborar en la construcción de valores. Pero también queda una importante población joven. Lo que tenemos es que cambiar nuestro sistema educativo para que realmente brinde las herramientas que permitan incorporarse a un mercado laboral que va a ser mucha más exigente.
Sostiene Carlos Fernández, que es posible «generar ventajas competitivas en sectores en donde realmente vamos a darle espacios de trabajo y de ocupación a todos. En cada una de estas tragedias también por su supuesto surgen oportunidades. Estás viendo en las empresas venezolanas personas muy jóvenes asumiendo cargos de altísima responsabilidad, porque hay un vacío de muchos que se fueron y le ha tocado a los más jóvenes asumir responsabilidades. ¿Qué no están en la edad y no tienen la madurez? A lo mejor maduran más rápido y tienen un ingreso más alto a una edad mucho menor y además se preparas gerencialmente mucho más jóvenes si estás pensando en irte a otro país.
«La caída de industria petrolera es una tragedia pero es una oportunidad para empezar de nuevo. PDVSA puede ser la gran coordinadora de todos los inversionistas que vengan acá a poner la plata y la tecnología», dice Fernández.
-¿A qué aspira el venezolano?
Hace un tiempo cuando comenzamos a viajar por Venezuela, y tú mismo me hiciste esa pregunta, yo te decía que no sabía todavía cuál era el aspiracional del venezolano de hoy, pero cada día me convenzo más que el aspiracional del venezolano de hoy es que haya una sociedad que sea económicamente próspera. El cómo cada quien lo está buscando a su manera. Lo que nosotros hemos tratado de ensamblar en esta propuesta de discusión es precisamente darle curso a ese aspiracional del venezolano de tener una sociedad económicamente próspera no dependiente del Estado.