Dos economistas que se han identificado con los postulados del proceso, pero que han diferido en las formas de hacer política económica. El artículo «Los salarios: en la privada y en la administración pública II», desata una discusión interesante puertas adentro del oficialismo
Quien ha integrado el equipo económico del Gobierno durante las gestiones de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, le sale al paso a críticas que vienen desde la propia acera del chavismo.
Jesús Faría ha sido viceministro del Trabajo, también estuvo dirigiendo la cartera de Comercio Exterior y fue electo como parlamentario a la Asamblea Nacional y actualmente a la Asamblea Nacional Constituyente.
Faría llama “disparate” a la afirmación hecha por la economista Pascualina Curcio, en la que -según el exministro- acusa al Gobierno de llevar adelante una política monetarista.
“En contraste con esa acusación, el gobierno del presidente Nicolás Maduro expande la inversión social…” sostiene Faría.
Por otra parte, cita los cuestionamientos que hace la economista desde el tema tributario.
Curcio indica que la condición regresiva del Impuesto al Valor Agregado (IVA) afecta a los trabajadores y termina favoreciendo al capital, lo que está reñido con el sentido socialista que pregona el Gobierno.
“Los trabajadores son los que pagan impuestos a través del IVA”, sostiene Curcio en su artículo Los salarios: en la empresa privada y en la administración pública II.
Ante esto, Faría responde: “Decir que el IVA exprime los ingresos de los trabajadores constituye una manipulación inaceptable. Todos sabemos que en nuestro país los artículos de primera necesidad, las materias primas para la fabricación de alimentos, así como los servicios de la población están exentos de ese impuesto.
Quien ha integrado el equipo económico del Gobierno durante las gestiones de Hugo Chávez y Nicolás Maduro,le sale al paso a críticas que vienen desde la propia acera del chavismo.
Jesús Faría ha sido viceministro del Trabajo, también estuvo dirigiendo la cartera de Comercio Exterior y fue electo como parlamentario a la Asamblea Nacional y actualmente a la Asamblea Nacional Constituyente.
Faría llama “disparate” a la afirmación hecha por la economista Pascualina Curcio en la que -según el exministro- acusa al Gobierno de llevar a delante una política monetarista.
“En contraste con esa acusación, el gobierno del presidente Nicolás Maduro expande la inversión social…” sostiene Faría.
Por otra parte, cita los cuestionamientos que hace la economista desde el tema tributario.
Curcio indica que la condición regresiva del Impuesto al Valor Agregado afecta a los trabajadores y termina favoreciendo al capital lo que está reñido con el sentido socialista que pregona el Gobierno.
“Los trabajadores son los que pagan impuestos a través del IVA”, sostiene Curcio en su artículo Los salarios: en la empresa privada y en la administración pública II.
Ante esto Faría responde: “Decir que el IVA exprime los ingresos de los trabajadores constituye una manipulación inaceptable. Todos sabemos que en nuestro país los artículos de primera necesidad, las materias primas para la fabricación de alimentos, así como los servicios de la población están exentos de ese impuesto.
Acá les dejamos el texto original que escribe Jesús Faría, ante los cuestionamientos de Pascualina Curcio, a la gestión económica del Gobierno de Nicolás Maduro.
El presidente Maduro y la defensa del salario
Por Jesús Faría
La lucha de clases en un
proceso revolucionario se desarrolla de manera ascendente en todos los
terrenos. En el campo ideológico también se produce una lucha crucial frente a
la derecha y la “izquierda”.
En tal sentido, leímos recientemente un artículo titulado: “Los salarios: en la
empresa privada y en la administración pública II”, de P. Cursio, donde se
emplea una fraseología revolucionaria con la pretensión de manipular el tema
tan sensible y complejo de los salarios.
Aunque este pueblo no se deja
engañar, siempre es necesario desmontar las manipulaciones. Veamos:
“El gobierno está entrampado en el dogma monetarista”.
En la jerga económica el término monetarista, que se emplea en el artículo para
tratar de descalificar al gobierno, expresa un culto casi religioso por
mantener en equilibrio la cantidad de dinero en circulación, para lo cual se
recortan todos los gastos del Estado sin importar los sufrimientos de la
población. Esto último ocurre en medio de un repliegue definitivo del Estado
del ámbito socioeconómico. Esta es precisamente la base doctrinaria de la
política del FMI.
En contraste con esa acusación, el gobierno del presidente Nicolás Maduro
expande la inversión social en medio de una espantosa contracción del ingreso y
consolida la presencia estatal en todos los ámbitos de la nación. De tal
manera que el calificativo monetarista es un verdadero disparate.
Esta feroz y absurda acusación es el preámbulo para lo que viene.
“Los trabajadores son los que pagan impuestos a través del IVA”.
En esta dura lucha ideológica las medias verdades se disparan desde la derecha
y la “izquierda”. En este caso, al unísono aseguran, como se lee en el artículo
en cuestión, que este gobierno se ha dedicado a sacarle el dinero de los
bolsillos a la gente humilde para financiar sus gastos.
Los “izquierdistas” agregan que el IVA es un impuesto regresivo, que no puede
ser aplicado por un gobierno socialista.
Acá viene la manipulación. Efectivamente, ese impuesto lo pagan sin diferencia
los que más tienen y los más pobres. Y por ello, uno de los objetivos
estratégicos de la revolución es establecer una estructura tributaria
progresiva, lo cual pasa por eliminar el IVA, entre otras cosas, pero para ello
hay que crear condiciones estructurales en nuestra economía que aún no existen.
No podemos renunciar de un ingreso imprescindible sin tener alternativas seguras. La construcción de un nuevo modelo social no admite aventuras ni saltos al vacío.
Sin embargo, decir que el IVA exprime los ingresos de los trabajadores
constituye una manipulación inaceptable. Todos sabemos que en nuestro país los
artículos de primera necesidad, las materias primas para la fabricación de
alimentos, así como los servicios de la población están exentos de ese
impuesto.
Es decir, casi la totalidad de los ingresos de los trabajadores está destinado
a productos y servicios que no contiene IVA y, además, ese impuesto en nuestro
país es de los más bajos del mundo (Chile y Colombia 19%, Dinamarca 25%,
Portugal 23%, Alemania 19%, España 21%…, sin exenciones).
El IVA se diseñó de esa manera, precisamente, para impedir lo que alegremente
se le imputa al gobierno bolivariano.
“Con el ingreso del IVA que pagan los trabajadores, se financian los subsidios
a los empresarios”.
Las afirmaciones del referido artículo van subiendo de tono y se convierten en
engaño cuando sostiene que el gobierno no solo obliga a los trabajadores a
financiar el fisco, sino que esos recursos se emplean para llenar los bolsillos
de los empresarios.
Como es de todos sabido, la inversión social en la estructura del presupuesto
nacional ha beneficiado a los trabajadores y al pueblo en general en más de un
70%. Con eso se ha financiado salud, educación, alimentación, vivienda,
cultura, deporte y un larguísimo etc. Además, con recursos del presupuesto y
otros ingresos del Estado se invierte en los servicios públicos como el agua,
la electricidad, el gas…, que se mantienen a bajísimas tarifas gracias al
extraordinario esfuerzo financiero del Estado.
La gigantesca obra social de la revolución bolivariana se financió con los
ingresos petroleros y con los diferentes impuestos no petroleros, incluyendo el
IVA. Es decir, además de las exenciones que alivian el impacto de este impuesto
sobre los trabajadores, la inversión de los ingresos del IVA tiene un claro
contenido social.
Incluso, en el artículo se reprocha la acertada decisión del presidente
Nicolás Maduro de asumir la nómina de la empresa privada en medio de la
parálisis económica ocasionada por la pandemia para proteger el empleo y los
muy golpeados salarios.
Un gobierno socialista siempre va a emplear los recursos para el pueblo, ese es
el sentido clasista del ejercicio del poder.
Al tratar de torcer esta realidad, el artículo naufraga en el fraude.
“Los bajos salarios y deterioro de los servicios públicos no son por falta de
recursos, el problema es que están mal distribuidos”.
Esta es la tesis más lamentable del artículo que comentamos. Al respecto, nos limitaremos
a decir lo siguiente:
1. Es realmente deplorable
que en el artículo NI SIQUIERA SE MENCIONAN LAS GRAVISIMAS CONSCUENCIAS DEL
BLOQUEO, cuyo costo económico sobrepasa los US$ 120 millardo y la
destrucción del aparato productivo. Todos sabemos que los ingresos petroleros
representan el 70 % de todos los ingresos del Estado y el 95% de todas las
divisas del país, los cuales condicionan el crecimiento económico y, por lo
tanto, los ingresos fiscales. Es imposible desconocer la estrechísima
relación existente entre el brutal impacto de la agresión yanqui y todas las
variables socioeconómicas, incluyendo los salarios (no solo del sector
público).
2. El aumento de salario es
un objetivo estratégico del gobierno bolivariano. Si no se ha adoptado en los
términos esperados, no ha sido por falta de voluntad política o de sensibilidad
social. Esta decisión no depende de los deseos, sino de las realidades y hay
una con carácter determinante: el bloqueo ha colapsado los ingresos requeridos
para el aumento salarial que se merecen los trabajadores. Esta es la causa
fundamental que impide tan necesario aumento.
3. En el artículo se menciona
dos formas de financiar el aumento: incrementar los impuestos y distribuir
mejor el ingreso. En relación al primero, en un escenario de depresión como
consecuencia del bloqueo y los efectos de la pandemia, es imposible generar
mayores impuestos en la economía, sencillamente porque no hay ingresos. Por
otra parte, crear nuevos impuestos sería una insensatez. En cualquier lugar del
mundo, incluyendo China, Vietnam, Cuba…, la carga impositiva se reduce para
estimular la reanimación económica.
4. En cuanto a la
distribución del ingreso, podemos decir que en el pasado reciente de la
revolución bolivariana tuvimos altos salarios y buenos servicios públicos. La
diferencia con la actualidad no radica en que los esquemas de distribución de
la riqueza ahora sea injusta, sino en la caída brutal del ingreso nacional. El
que desconozca esta realidad, estará divagando en ilusiones.
5. Finalmente, la
recuperación definitiva del salario de los trabajadores públicos no será el resultado
de los delirios, sino de una estrategia integral, que apunte a un
conjunto de variables, entre las cuales destacan: la reanimación
productiva, la estabilidad de precios, la recuperación petrolera, la
productividad, la inversión privada y pública, el financiamiento interno y
externo, entre muchos otros.
6. En lo
inmediato, sería viable y necesario un aumento monetario parcial de los
salarios del sector público, acompañado de una remuneración en productos de
consumo masivo. Poner el acento en la producción de estos productos es clave
para asegurar sus cantidades en la frecuencia necesarias para atenuarv el
terrible impacto de la inflación. En ese contexto, el gran desafío consiste en
superar las graves restricciones que impone el bloque a nuestro aparato
productivo.