La quiebra del banco estadounidense Silicon Valley Bank, especializado en la financiación de empresas emergentes del sector tecnológico, ha tenido un efecto de contagio en la cotización bursátil del sector bancario en todo el mundo
Varios bancos estadounidenses arrancaron la semana con fuertes caídas en sus acciones de Wall Street tras la quiebra del Silicon Valley Bank y pese a las medidas de emergencia presentadas ayer por los órganos reguladores bancarios.
En los compases previos a la apertura de la bolsa de Wall Street, el First Republic Bank era el más afectado, con una caída del 62% en sus acciones, mientras que las caídas también eran pronunciadas en otras entidades bancarias como Western Alliance Bancorp (-61%), PacWest Bancorp (-24%) o Zions Bancorporation (-21%).
First Republic Bank, con sede en San Francisco, ya emitió una nota con la que pretendía tranquilizar a sus clientes, a los que aseguraba que «reforzaba y diversificaba su liquidez» con acceso a nuevos fondos de la Reserva Federal y del banco JP Morgan Chase.
Concretamente, explicaba que el volumen de liquidez disponible y aún sin usar era de 70.000 millones de dólares, cifra que no incluía la cantidad que pueda recibir del plan de emergencia anunciado ayer por la Reserva Federal en un comunicado conjunto con el Departamento del Tesoro y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (Fdic).
Qué pasó
En Estados Unidos, los reguladores estatales cerraron ayer Signature Bank, con sede en Nueva York, representando así la tercera quiebra más grande en la historia bancaria de Estados Unidos, a solo dos días de que las autoridades cerraran Silicon Valley Bank en un colapso que dejó varados miles de millones de dólares en depósitos.
En respuesta, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y otros reguladores bancarios en un comunicado conjunto, anunciaron que todos los depósitos de Signature Bank y Silicon Valley Bank serán recuperados, y que ninguna pérdida será asumida por los contribuyentes.
Sin embargo, los mercados se mantendrán atentos a los resultados a lo largo de la semana, pues las mayores quiebras bancarias de Estados Unidos desde la crisis financiera de 2008 coinciden con datos económicos claves tales como la inflación de febrero y las reuniones de política monetaria en varias economías del mundo.