Los dirigidos por Jürgen Klopp llegan a su segunda final consecutiva, luego de alcanzar una hazaña memorable al revertir un 0-3 contra el Barcelona
En las noches mágicas de Champions League, un Liverpool inspirado en su estadio, destrozó las posibilidades de un Barcelona desconcentrado, al encajarle 4 goles para clasificar a la final por segundo año consecutivo.
Los «reds», con varias ausencias en su plantilla (Salah y Firmino) se impusieron ante los culés desde el minuto 7 con un gol tempranero de Divock Origi, con el que comenzaban las ilusiones en Anfield.
Asimismo, a este festival de goles se le incluyó Georginio Wijnaldum (54’ 56’), quien igualó el marcador global para darle la oportunidad al conjunto de Anfield de pensar en la prórroga.
Sin embargo, a 10 minutos de acabar el encuentro, volvió a aparecer el que lo inició todo, el futbolista belga Divock Origi al minuto 79 sentenció al Barcelona.
Tanto el holandés Wijnaldum como el belga Origi, no tuvieron problemas en tomar el testigo de los Reds y caminar junto a su glorioso escudo a la gran final.
De esta manera, los fantasmas del Olímpico resucitaron en Anfield, y los sueños del FC Barcelona desaparecieron de la misma manera en que lo hizo Messi en el terreno de juego.
El Wanda Metropolitano de Madrid se vestirá de gala para recibir al Liverpool, primer finalista de esta temporada de la Liga de Campeones, quien estará a la espera de su rival, que saldrá de la otra llave.
Entre las grandes figuras que destacaron en el terreno de juego, estuvo el portero Alisson Becker, quien no es primera vez que le remonta al Barcelona de Messi en rondas eliminatorias, debido a sus antecedentes de la temporada pasada con AS Roma.
La historia se lleva grabada en la camiseta, y es por eso que el Liverpool siempre ha sido un equipo que no se amilana, tenga a quien tenga del otro lado.
Similar fue en esa épica final de Champions en 2005, cuando con un 0-3 en contra ante el todopoderoso Milán de aquel año, pudieron remontar y llevarse el título en penales, con la irrupción de un héroe inesperado como lo fue el portero polaco Dudek.