Durante su concierto de cumpleaños, el Almeriense repasó varios de los grandes éxitos de su carrera en el Teatro Real de Madrid y cerró con el primero de ellos: «Ave María»
Un David Bisbal maduro, reflexivo, agradecido e igual de enérgico que siempre celebró la noche, del pasado jueves, su 40 cumpleaños con una actuación en el Teatro Real de Madrid, donde repasó algunos de los grandes éxitos de su carrera y se acordó en varios momentos de sus fans por todo el mundo, especialmente en Latinoamérica.
El almeriense hizo acto de presencia sobre el escenario pasadas las 21:30 horas y fue recibido con un entusiasta cántico de «Feliz cumpleaños» por parte de los cerca de 2.000 espectadores que llenaban el ilustre recinto, un lugar que pisaba por cuarta vez en su carrera y que en 2011 empleó para la grabación de su disco acústico Una noche en el Teatro Real.
El concierto comenzó con toda una declaración de intenciones al apostar por Todo por ustedes, una carta de agradecimiento a los fanes que han estado con el artista desde sus inicios allá por 2002, un tiempo en el que Bisbal, desde sus humildes orígenes, se ha erigido en uno de los artistas españoles más exitosos en todo el mundo.
Precisamente Quién me iba a decir, de su álbum Premonición (2006), fue el siguiente tema que atacó durante la velada, a la que llegó «con el propósito» de pasárselo «espectacular», según afirmó el andaluz ante un público completamente entregado.
Antes que no, Culpable y Lo tenga o no se sucedieron en el recital del cantante, que se acordó de todos sus fans en el resto del mundo (mencionó a Venezuela, Argentina, Uruguay, Chile, etc…) que seguían el show en directo por YouTube. «Es un regalo que quería hacer a mi gente», aseguró.
Y ahí llegó el momento para uno de los grandes hits del artista, Lloraré las penas, de su primer disco de estudio, que puso a todo el auditorio en pie y con ganas de rememorar tiempos pasados.
«Hay que saber esperar y saber trabajar, pero no desde el sofá de tu casa… Hay que buscar la suerte», reconoció en clara alusión a la lanzadera que supuso para él la primera edición del programa musical «Operación Triunfo».
La mirada atrás siguió adelante con Quiero perderme en tu cuerpo, Esta ausencia, Me derrumbo y Amar es lo que quiero, antes de que Bisbal hiciera una pequeña pausa y dedicara a México el tema Probablemente, lanzado junto al artista de música regional mexicana Christian Nodal.
«Es un país que me ha abrazado desde el minuto uno. Tendría que vivir muchas veces para agradecer todo lo que ese país me ha dado», confesó el músico.
Después fue el turno para Me enamoré de ti, una canción que sonó en la telenovela argentina «Los ricos no piden permiso», y para homenajear a un ídolo suyo como Alejandro Sanz al versionar Mi soledad y yo y ¿Si fuera ella?.
Así empezó todo, concedió un emocionado Bisbal, reconociendo la influencia del artista madrileño en su carrera.
No amanece enfervorizó al público, y aunque el show se paró durante varios minutos por un fallo técnico, el artista volvió a enganchar al respetable con Silencio y se quitó el chaqué para entonar Esclavo de sus besos completamente desatado.
La pausa vino con El ruido y Dígale -su primera balada-, tras la que hubo un impás para colocar una tarta de cumpleaños con la cifra de los 40 iluminada por cuatro velas. Bisbal, como no podía ser de otra manera, pidió un deseo pero no dijo de qué se trataba. No obstante, comentó: «Prepárate, Rosana, con ese deseo», le dijo a su esposa, la venezolana Rosanna Zanetti.
El concierto, al que asistieron Boris Izaguirre, Màxim Huerta, Dafne Fernández y José Mercé, entre otros, enfiló la recta final con Mi princesa, A partir de hoy y Perdón, aunque hubo tiempo para los bises y el delirio total con Bulería y, finalmente, ese anhelado Ave María.
Con información de EFE