Una innovadora iniciativa dió como resultado el nacimiento de tres cachorros de lobo gris modificados genéticamente para incorporar características de la especie Aenocyon dirus o lobo terrible (o lobo gigante), especie extinta hace aproximadamente 13.000 años y fuente de inspiración para los lobos huargos de “Juego de Tronos”.
El resultado son tres lobos sanos —dos machos de 6 meses y una hembra de 2 meses, llamados Rómulo, Remo y Khaleesi— que tienen algunos rasgos de los lobos gigantes, el cual la empresa Colossal Bioscience asegura haber «revivido», convirtiéndose en el primer animal desextinto de la historia.
Durante más de una década, científicos han explorado la posibilidad de revivir especies desaparecidas. En 2021 se logró recuperar ADN de fósiles de lobos gigantes, lo que permitió a la empresa editar 20 genes del lobo gris común. Con estas modificaciones—realizadas en 14 genes de un total de 19.000—se obtuvieron embriones con rasgos distintivos: un pelaje denso y pálido, mayor tamaño, hombros reforzados, cabeza más ancha, patas musculosas y dientes y mandíbulas robustos, además de una vocalización característica.
Estos embriones fueron implantados en madres sustitutas caninas, dando lugar al nacimiento de los tres lobos. La directora científica de Colossal, Beth Shapiro, describió las crías como “copias funcionales de algo que solía estar vivo”, señalando que el logro representa un avance significativo en el campo de la desextinción.
La operación, llevada a cabo en una instalación privada de más de 800 hectáreas en el norte de Estados Unidos, permite mantener a los ejemplares en cautiverio. Además, la tecnología desarrollada por la empresa podría extenderse a la conservación de especies actualmente amenazadas, como el lobo rojo, cuya población en Carolina del Norte se encuentra en peligro crítico de extinción. En 2022 se identificaron híbridos de lobo rojo y coyote en Texas y Luisiana, y Colossal anunció recientemente la producción de cuatro clones a partir de estos híbridos, lo que, hipotéticamente, podría incrementar la diversidad genética y fortalecer la supervivencia de la especie.
El análisis del genoma del lobo gigante se basó en dos muestras fósiles: un diente de 13.000 años, hallado en Sheridan Pit (Ohio), y un hueso del oído de 72.000 años, extraído en American Falls (Idaho), que fueron cedidos por museos para facilitar la investigación.
Este proyecto forma parte de una ambiciosa cartera de iniciativas de Colossal Biosciences, que también incluye la desextinción de otras especies desaparecidas, como el dodo, el mamut lanudo –cuya “resurrección” se espera antes de 2028– y el tilacino o tigre de Tasmania, cuya extinción se consolidó en 1936.