No es solo un santo, José Gregorio Hernández llevó adelante múltiples facetas antes de llegar a los altares. Religioso, científico y humanista, esto también fue el primer santo venezolano, aspectos que muy poco se hablan, pero que el oriundo de Isnotú, estado Trujillo, cumplía día a día.
Este martes 28 de octubre se llevó a cabo un conversatorio en la Hacienda Ibarra de la Universidad Central de Venezuela (UCV) titulado “José Gregorio Hernández: científico, humanista y santo”; en el que cinco ponentes resaltaron la obra del reconocido como “médico de los pobres” por el bien de su pueblo.
María García de Fleury, socióloga, profesora universitaria y directora del programa Abriendo Caminos en TV Familia; Francis Arguinzones, poeta y autora del libro «José Gregorio Hernández: Científico Humanista»; Carlos Ortiz, filósofo y autor de los libros «José Gregorio Hernández. Cartas selectas» y «Santa palabra. José Gregorio Hernández por sí mismo»; Daniel Sánchez, médico cirujano y miembro de la Cátedra Libre José Gregorio Hernández de la UCV; y Pedro Reinaldo Pérez, encargado de revisar todos los documentos originales de José Gregorio Hernández, hablaron de los aportes del “santo médico” para y por Venezuela.
“Presento a José Gregorio Hernández como un hombre real y profundamente interesado, y preocupado, por los problemas de sus tiempos. Un intelectual que buscó en el conocimiento no solamente información, el cultivo de las ideas, sino también una perspectiva, una visión de las cosas que le permitiera intervenir en las medidas de sus posibilidades, en los asuntos de interés público como problemas de salud pública, la sanidad, la atención de las personas y la docencia universitaria”; dijo Ortiz
Resaltó que JGH estuvo comprometido con proyectos de interés público en el país, algo que lo hizo destacar al momento de analizar los problemas de orden social, cultural y espiritual. “Eso se puede percibir perfectamente en sus correspondencias personales, en sus cartas privadas. Podemos ver a una persona de una gran complejidad psicológica e intelectual, con muchísima formación. Intelectual, un prócer civil, que hizo cosas por el país tanto en el plano científico, de docencia, de investigación, más todas sus obras como medico cristiano comprometido con la gente”, sostuvo.

Por su parte, María García de Fleury enfatizó que JGH fue “un hombre de absoluta actualidad”, puesto que, mencionó, sus investigaciones produjeron “un cambio dentro de la docencia” muy relevante e importante.
Además de esto, añadió Fleury, el “médico de los pobres” siempre demostró que la ciencia y la fe “pueden caminar de la mano. Subrayó también que JGH fue profundamente religioso que encomendaba a Dios a todos sus pacientes. “Demostró que de la mano de Dios podía salir adelante”, sostuvo.







