Lo primero que pide una niña o un niño quemado es un espejo para ver cómo quedó, y si el resultado lo impacta, es como volver a quemarse. Lo dice un experto en quemaduras: el doctor Huniades Urbina, presidente de la Academia Nacional de Medicina y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría. Este jueves, durante su presentación en el LXXI Congreso Venezolano de Puericultura y Pediatría celebrado en Valencia, Urbina aseguró que en Venezuela no hay salas de caumatología con las condiciones requeridas, sino salas de hospitalización para personas quemadas.
«El gran quemado», como lo aclaró la infectóloga pediatra Aracelys Magdaleno, es el resultado de una emergencia que ocurre en el hogar y que afecta manos, cara, pies, genitales y articulaciones. La médica, que no dudó en calificarlo como un problema de salud pública, precisó que niñas y niños menores de cinco años se queman por líquidos calientes; en cambio, los de más edad se lesionan por el contacto con fuego directo.
Para Magdaleno la infección es una de las grandes complicaciones en la niña y el niño con más de 20 % de su cuerpo quemado. Bacterias que están en la piel normalmente pueden generar un cuadro infeccioso; también pueden tomar el control las «superbacterias» que se encuentran en los hospitales, como acinetobacter, pseudomonas, y klebsiella. Los hongos también representan una amenaza.
Señales de alarma, como lo refirió la pediatra, son la fiebre continua, el cambio de color de las heridas y las ampollas. La infección generalizada (sepsis) puede presentarse con alteración del estado mental, falla renal y dificultad respiratoria.
La higiene de manos del personal de salud, enfatizó Magdaleno, es la estrategia de oro para la prevención de infecciones.
Nuevos tratamientos
En un recuento sobre las nuevas opciones para tratar quemaduras, Huniades Urbina comenzó con los geles de aloe vera con células madre, y aclaró que no se trata de poner la sábila como suele usarla la gente (la penca cortada de la planta).
Defendió el uso de la membrana amniótica, siempre y cuando se garantice el descarte de infecciones como el VIH y la hepatitis. Sumo, igualmente, la moringa, por su rol protector, y los injertos de piel, así como el polímero sintético biodegradable y la oxigenoterapia.






