La política y la economía son marcadoras de los destinos de los países y las sociedades y Venezuela no es la excepción. La crisis poselectoral impacta en la ruta que llevará la economía venezolana en el corto y el mediano plazo.
Para explorar los escenarios conversamos Francisco Rodríguez, economista y profesor de la Universidad de Denver, quien a pesar de la distancia sigue muy de cerca los eventos en Venezuela y hace vida activa en las discusiones y propuestas que sobre este país se ponen sobre el Tablero.
Señala que en el corto plazo no ve ni flexibilización ni endurecimiento de sanciones, pero ve un escenario en el que «seguiremos en un limbo” sin el reconocimiento internacional necesario para una reestructuración de la deuda externa que genere de la confianza suficiente para atraer inversiones y darle solidez a la economía.
El director y fundador de Petróleo por Venezuela señala que la actualidad venezolana puede verse como una expresión del surrealismo o del realismo mágico y escribió un post en su cuenta de X que nos sirvió de abreboca para esta conversación.
“Ni a los escritores más brillantes del realismo mágico latinoamericano se les ocurrió escribir el relato de un país cuyo máximo tribunal afirmaría la reelección de un presidente en base a unas actas que nadie jamás ha visto”, escribió Rodríguez el 22 de agosto.
– ¿Cuáles son las implicaciones que trae para el país, de cara a los mercados internacionales, esta decisión del Tribunal Supremo de Justicia en el marco de la crisis política que vive Venezuela?
-Justamente comenzando por ahí, parte de la razón por la que puse ese post fue porque hay características en nuestra realidad hoy en día en Venezuela que casi que se podría decir que son surrealistas o extraídas del realismo mágico. Todo el conflicto poselectoral en el que estamos, que termina en un Tribunal Supremo de Justicia que dicta una decisión, pero sobre unas actas que son esencialmente invisibles desde el punto de vista de la opinión pública. Nadie las ha visto, ninguno de los partidos que estuvieron involucrados en el proceso, ni los que aceptaron ir y consignar actas, ni los candidatos que decidieron no ir han podido tener acceso al expediente, no han podido poder ver estos papeles que dicen ser las actas auténticas, entonces tiene esta característica, este sabor de realismo mágico.
Señala Rodríguez que se imagina a un García Márquez escribiendo “un cuento, un relato sobre las actas invisibles, y creo que efectivamente eso es algo que hace que nuestra realidad sea tan difícil, tan compleja de entender e incluso tan complejo lidiar con ella desde el punto de vista internacional. Creo que aquí nos hayamos en una realidad en la cual parte de lo que la comunidad internacional está tratando de entender, y esto tiene que ver con las implicaciones económicas, es cómo lidiar con un país en el que pareciera que se ha intentado todo; o sea: la administración Trump pensó en la idea de la máxima presión impuso sanciones petroleras, impuso sanciones financieras, sanciones personales, llevaron esa presión hasta lo máximo posible imaginable y eso no causó un cambio de gobierno en Venezuela”.
“Llegó la administración Biden y decidió que iba a una política que apuntaba más a tratar de entablar alguna relación, alguna negociación a través de los procesos de Catar y Barbados, y eso tampoco llevó a que se diese un cambio político. Ni siquiera lo que resultó ser la aspiración más básica que era un proceso electoral transparente, aceptado por las partes, aceptado por la comunidad internacional. Que hubiese acuerdo en que se cumplieron los estándares internacionales. Eso no se ha dado en Venezuela”, señala Rodríguez.
Frente a eso reflexiona y dice que “eso es parte de lo que se pregunta ahora la comunidad internacional: ¿Qué se puede hacer en el caso de Venezuela? ¿Tenemos simplemente que vivir con esta realidad de que hay un gobierno que no tiene legitimidad internacional? No hay una percepción de legitimidad democrática y… ¿simplemente aceptamos que hay gobiernos así en el mundo, incluso en la región y convivimos con ellos? ¿Tratamos de volver otra vez a la idea de ejercer más presión y más presión de económicas?”.
– ¿Y el mercado? ¿Los mercados qué leen de esto?
-Los mercados los puede ver en dos niveles. Uno de ellos es que has comenzado a ver en el último mes un aumento nuevamente del descuento en el crudo venezolano, el crudo Merey -el crudo marcador- y los precios internacionales del petróleo. Esta es una señal justamente de cuánto se preocupa el mercado petrolero sobre la posibilidad de sanciones, sobre la posibilidad de que Estados Unidos diga: “Si estás comprando petróleo venezolano, te voy a acusar y te voy a sancionar a ti porque tú estás colaborando con un régimen que no se está comportando de acuerdo a los estándares democráticos”. Entonces lo que nosotros hemos visto ha sido justamente un aumento de esa prima que quiere decir que los mercados ven mucho más riesgo de que Estados Unidos y que otras naciones prohíban o generen castigos por tener cualquier tipo de interacción comercial con el Estado venezolano.
Al evaluar la situación de los bonos señala que “antes de las elecciones se había producido un aumento en los precios que tenía que ver con que había quienes pensaban en la probabilidad de una transición; que la oposición ganase. También había otros que decían: ‘incluso si no gana la oposición y son elecciones que son vistas más o menos como legítimas, entonces eso va a abrir las puertas a que se reconozca a Maduro como presidente y entonces ahí podemos entrar en lo que lo que en realidad es muy importante para los acreedores: un proceso de reestructuración de la deuda externa”.
“Ahora justamente de esas dos posibilidades, la segunda parece haberse evaporado. Por lo menos los mercados lo perciben así, entonces básicamente lo que están pensando en los mercados es que es muy difícil que la comunidad internacional, en particular Estados Unidos reconozca a Nicolás Maduro como Presidente. Y si no hay un reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente entonces no va a poder irse a un proceso de reestructuración de deuda”, sentencia Francisco Rodríguez.
Recuerda que “los bonos venezolanos el único valor que tienen es por la percepción de la posibilidad de una reestructuración de la deuda. O sea, estos bonos están en default desde el año 2017. En este momento no están generando ninguna ganancia. ¿Cómo podrían generar algún flujo de ingresos? Si se reestructura la deuda. ¿Cómo se podría reestructurar la deuda? Para ello se necesita que haya un cambio de gobierno en Venezuela y que un nuevo gobierno sea reconocido por Estados Unidos. La otra posibilidad es que el gobierno de Maduro hubiese sido reconocido por Estados Unidos”.
“Dado lo que pasó a nivel electoral y dado el consenso internacional que hay sobre la evaluación de que los resultados anunciados por el CNE y por el Tribunal Supremo de Justicia, no son resultados que reflejan la voluntad popular de los venezolanos, se ha vuelto muy improbable, en la visión de los mercados, en la visión de los analistas, que vayamos hacia un proceso en el cual se pudiese reconocer a Maduro como presidente”, explica Rodríguez.
– ¿Qué podemos esperar entonces?
-Probablemente seguiremos en un limbo como el actual, en el cual, si bien tampoco creo que hay consenso por regresar a la vía del interinato y de crear un Gobierno paralelo, probablemente se continuará en el actual limbo donde Estados Unidos no reconoce a nadie como presidente y tal vez en la situación actual en concreto, lo que tenemos es que la Asamblea Nacional de 2015 seguirá representando al Estado venezolano en Estados Unidos y eso puede ser un status quo que se mantenga por falta de opción para reemplazarlo por más nada.
-En ese escenario, el tema de flexibilización de sanciones no se vislumbra, pero entonces las relaciones de todas estas licencias que se han prorrogado y las operaciones de Chevron, de Repsol, de ENI, de Maurel & Prom… ¿qué perspectivas tienen en el corto plazo?
-Flexibilización de sanciones no creo que va a haber, pero tampoco creo que veamos necesariamente un endurecimiento de sanciones económicas. Ya tenemos un anuncio de Estados Unidos de que hay una lista de 60 personas del gobierno, allegados al Gobierno a los cuales considera imponerle sanciones personales, pero es interesante que ese sea justamente el anuncio, que son sanciones personales, no se habla en absoluto de sanciones económicas.
¿QUÉ PASA?
En este momento detiene su discurso. Parece que ordena algunas ideas y después señala que hay que tratar de ver las implicaciones “y lo que ocurre a nivel económico”.
“Existe una prohibición desde 2019 de hacer cualquier tipo de negocios con PDVSA con cualquier empresa subsidiaria de PDVSA y con el Estado venezolano. Eso es lo que típicamente llamamos sanciones. Estados Unidos prohibió que sus ciudadanos o sus residentes hagan cualquier tipo de acuerdo o comercial financiero de cualquier transacción con PDVSA o con el Estado venezolano. Ese régimen sigue existiendo desde 2019. ¿Qué hizo la administración Biden? Flexibilizó esas sanciones. ¿Cómo lo hizo? Primero, en el año 2022 dándole una licencia a Chevron y después en el año 2023, luego de las conversaciones de Barbados emitieron la licencia general 44, que era la licencia que hacía extensivas las mismas condiciones de Chevron a otras empresas estadounidenses y no estadounidenses”, señala Rodríguez.
Más adelante explica que “en abril de 2024, seis meses después de aprobada de esa licencia 44, es que Estados Unidos dijo: ‘no se están cumpliendo los acuerdos de Barbados, nosotros vamos a revertir la licencia 44’. No se revirtió la de Chevron que era de 41. Sin embargo, Estados Unidos también dijo nosotros podemos dar licencias específicas y han dado algunas cuantas licencias específicas como la de Maurel & Prom, por ejemplo”.
– ¿Habrá más licencias?
-En realidad en la situación en la que estamos ahora es que Chevron tiene licencia, Maurel & Prom tiene licencia, algunas otras empresas tienen licencias y no se han dado más licencias desde el momento en que se tomó la decisión de revertir la flexibilización. Yo creo que lo más probable es que nos quedemos en una situación donde esas licencias que se dieron se van a mantener, pero no se vayan a dar nuevas licencias, o sea, como que se mantenga el estatus. Por lo menos no hemos visto señal de que Estados Unidos estén considerando lo contrario.
-A partir de ese escenario cuáles serían las perspectivas de los litigios en Estados Unidos.
-Hay muchos litigios, pero la relevancia que tienen es si van a llevar a la pérdida irreversible del principal activo venezolano en el exterior que es CITGO. En el proceso de Delaware tenemos una serie de órdenes de embargo, que ya han sido aprobadas que suman más de 20.000 millones de dólares y hay un proceso, básicamente para la venta de la empresa CITGO. Más concretamente las acciones de PDV Holding, que es la casa matriz de CITGO. Había un procedimiento de la corte que se retrasó para octubre, en el cual básicamente se van a aprobar los resultados de la subasta y ya a partir de ese momento se dictará una orden para efectivamente llevar adelante ese proceso de transferencia de activos.
– ¿A qué lleva ese proceso?
-Pueden pasar dos cosas. En principio ese es el momento en el que la empresa se liquidaría, se le pagaría los acreedores y ya Venezuela dejaría de ser dueña de CITGO. Ese proceso sigue adelante ese proceso no está de ninguna forma impedido. Sin embargo, siempre ha habido aquí un matiz importante que es que ese último paso tiene que ser aprobado por Estados Unidos. El Gobierno de los Estados Unidos tiene que dictar una licencia que permita el traspaso de acciones de PDV Holding a su comprador. EEUU, la OFAC le ha dicho a la Corte que ellos están dispuestos a tener, lo que ellos llaman, una política de licencia favorables, que es un eufemismo para decir que con tal de que las condiciones sean normales lo van a aprobar, eso es lo que quiere decir es que en principio probablemente OFAC apruebe esa venta y esa venta se lleve adelante.
Rodríguez señala que todavía hay acciones que la representación de PDVSA en el exterior, que es la que lleva la oposición venezolana a través de la Asamblea Nacional de 2015 y el Comité de Manejo de Activos que han nombrado, puede hacer.
“Ellos puedan introducir unas medidas judiciales adicionales para tratar de cuestionar esa orden final y dilatar el proceso un poco. Es posible que eso lo retrase unos meses más, pero creo que el escenario más probable es que vamos a ver la venta y la liquidación de CITGO para pagarle a los acreedores”, señala.
– ¿Qué pasa con los bonos 2020?
-Eso es un proceso un poco distinto. Ese es un proceso en el cual los acreedores ganaron inicialmente, después fue a la apelación, después la apelación revirtió parte de la decisión de primera instancia. Ahora está de nuevo en la Corte de Primera Instancia, que está, digamos, reiniciando el proceso. Algo que es importante entender sobre ese juicio, sobre la validez de los PDVSA 2020, que es muy posible que de por sí se pueda extender por un buen tiempo debido a la naturaleza de este litigio. Hay que entender que también depende de la decisión en Delaware, porque son bonos que están garantizados con las acciones de una compañía que se llama CITGO Holding, con el 50,1% de las acciones de esa compañía.
Francisco Rodríguez explica que esto es relevante “porque lo que se va a determinar en Delaware es la venta de las acciones de PDV Holding. En el momento en el que un comprador de PDV Holding, a través de la subasta, se hace dueño, entonces es ese comprador queda en todo caso con la responsabilidad de atender la acreencia de los bonos PDV 2020, porque es el dueño de la garantía. Eso es lo que quiere decir es que es muy posible que, como parte del proceso de Delaware, y ya sea se han visto propuestas en ese sentido en la subasta, el comprador de PDV Holding les pague a los acreedores de los bonos PDVSA 2020 y se extinga la obligación. Entonces el caso muy probablemente ni siquiera llegue a su final porque se termina resolviendo como parte de la negociación necesaria para resolver el tema de los acreedores, que es lo que efectivamente va a llevar a una subasta de CITGO.
SALIDA HACIA LOS BRICS
-Nicolás Maduro ha dicho que, si no hay buenas relaciones con Estados Unidos y esto se traduce en problemas con transnacionales de ese país, él está dispuesto a transferir esas operaciones a empresas de los BRICS. ¿Eso es una salida viable? ¿Las empresas de esos países leen la situación venezolana de una manera distinta como tomar decisiones de ese tipo?
-Creo que, en cierto sentido, en los últimos años, hemos tenido una prueba de esa hipótesis, porque en la medida en que Estados Unidos le puso primero sanciones financieras en 2017, después son las petroleras, ocurrió una caída de la producción petrolera, no totalmente causada por las sanciones, las sanciones contribuyeron también, pero contribuyeron otros factores y otros problemas que había a nivel de producción. Pero si nosotros nos ponemos a ver a partir de 2020 la principal recuperación en producción petrolera venezolana que ha habido ha tenido que ver con Chevron. Entonces en los últimos años, lo que los economistas llamaríamos un experimento natural para tratar de decidir, si esa hipótesis, es decir, si se podía manejar el tema petrolero con los BRICS, o si necesitabas a los europeos y a los estadounidenses que estaban operando.
Explica que en la realidad “lo que pasó es que las compañías, de Estados Unidos y Europa, en cierta medida, estaban impedidas de hacer mucho como resultado de las sanciones. Cuando se flexibilizan las sanciones comienza a aumentar la producción petrolera venezolana esencialmente por la licencia de Chevron. Entonces digamos que daría muy malos augurios esta idea de que el problema se puede resolver simplemente diciendo bueno, voy a darle la empresa mixta de la que Chevron tiene una participación a los rusos, se lo voy a dar los chinos”.
Rodríguez pie atención a la hora de hacer este análisis y si bien afirmó que no era lo mejor la decisión de irse a los BRICS, asume que las cosas tienen matices.
“Hay una realidad en cierto sentido las cosas a veces están en la mitad de los extremos. Yo creo que la presencia de las empresas estadounidenses y europeas es extremadamente importante para levantar la producción petrolera, pero también es cierto que hay países que han estado sancionados por Europa y por Estados Unidos y notablemente por ejemplo el caso de Irán que estuvo sancionado por Estados Unidos desde 1979 y por Europa entre 2012 y 2016 que de todos modos han sido capaces de mantener su industria petrolera, no solo en base a su conocimiento nacional de cómo hacerlo, sino también en base a cooperación con otros países tal vez como Rusia y China”, sostiene Rodríguez.
Agrega que en el mundo de hoy en las últimas décadas se ha aumentado la intensidad de sanciones por parte de Estados Unidos y Europa y sus palabras tratan de dibujar el escenario indicando que “en este momento un tercio de la economía mundial está sancionada, a diferencia de los años 90 que era menos del 10% de la economía mundial”.
“Entonces eso también genera incentivos para que estos actores, en este caso Rusia, China, Irán, Venezuela puedan cooperar y puedan por lo tanto resistir un poco el embate de las sanciones, que las hace diferentes de las sanciones a Sudáfrica en los años 80, o las sanciones a Irak en los años 90. Incluso las sanciones a Corea del Norte, hasta recientemente que sí fueron sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que son más capaces de aislar a esos países porque hay cooperación multilateral”, señala el economista.
Al hacer foco sobre el caso venezolano indica que “por las razones geopolíticas no ha habido esa cooperación multilateral, ni China ni Rusia apoyan las sanciones contra Venezuela y por lo tanto no son sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y eso quiere decir que al igual que en el caso de Irán hay algunas vías por las cuales los países afectados pueden tratar de eludir, el efecto de esas sanciones”.
-Es decir… hay un ecosistema de naciones sancionadas que puede funcionar para darle viabilidad a sus economías, así sea a trompicones.
-Sí. Veamos otra vez el caso de Irán que producía cinco millones de barriles diarios antes de la Revolución Islámica. Cuando se da la Revolución Islámica se le imponen sanciones, se rompe sus vínculos tanto con Estados Unidos como con Europa a nivel petrolero, su producción 80%, cae a un millón de barriles y después comienza a recuperarse paulatinamente y ha oscilado entre los dos y tres millones. Nunca ha recuperado los cinco millones que tenía. Entonces no es una recuperación completa.
Finalmente insiste en que no se pueden ver las cosas como negro o blanco y sostiene que “no es ninguno de los dos extremos. Cuando dice Maduro que ‘no importa que se vayan porque no los necesitamos’. Eso no es cierto, por supuesto que hacen una diferencia importante. Ahora cuando uno ve los extremos de Estados Unidos, o digamos de los partidarios de la política de máxima presión en Estados Unidos, pareciera que están diciendo ‘es que ellos no pueden sobrevivir sin nosotros’. Eso tampoco es cierto. Sí hay países como Irán que han mostrado que es posible sobrevivir a sanciones de Estados Unidos e incluso de Europa, pero, por supuesto, en condiciones mucho más limitadas”.