En el pasado el tema de los malos manejos administrativos no provocaba mayor rechazo entre los venezolanos, pero la indignación generada por el último escándalo descubierto en Pdvsa puede cambiar la manera como los venezolanos abordan el asunto
El distanciarse de la corrupción es una opción que puede dar réditos electorales en el escenario actual y cualquiera de los que están compitiendo por convertirse en candidato presidencial la puede encarnar, siempre que logre trasmitir una narrativa que lo distancie claramente de los malos manejos administrativos que sacuden a Venezuela, estima el politólogo Piero Trepiccione
Cree que en la actualidad la corrupción sí puede ser un arma electoralmente efectiva, algo que no había ocurrido en el pasado, pues en los estudios de opinión se podía observar que los malos manejos administrativos preocupaban a pocos venezolanos, al punto que en las encuestas “nunca pasó de 2% o 3% como problema fundamental de los venezolanos”. La inseguridad personal, la inflación, el alto costo de la vida, las fallas en los servicios públicos generaban mucho más rechazo que la corrupción, a pesar de que “hayamos tenido escandalazos”, acota el también coordinador general del Centro Gumilla en Barquisimeto.
Estima que la abundancia de recursos generados por la renta petrolera impedía que se utilizara el tema de la corrupción como arma electoral, daba pocos réditos en ese campo, “porque era un tema invisibilizado en la sociedad venezolana. Ahora la situación es diferente, la baja capacidad adquisitiva de la gente o las dificultades, para subsistir en condiciones mínimas, le da otra característica”.
Indignados o arrec…..
El escándalo de las últimas semana causa una indignación, una disonancia cognitiva entre lo que se dice desde la narrativa oficial sobre las sanciones, por ejemplo. Estima que el “tema de la corrupción puede tener profundos impactos políticos, porque la gente más que rabia, más que coraje, no te voy a decir la grosería que usamos en Venezuela, más que eso lo que hay es indignación, y la indignación produce, provoca, resultados electorales”.
Esos estados de indignación colectiva producen outsiders, prosigue Trepiccione, que pueden venir del liderazgo político tradicional, pero que tienen que logran crear narrativas que los distingan y distancien de esos casos de corrupción, que les permitan capitalizar esa indignación generalizada. “El candidato o candidata que logre generar una narrativa de distanciamiento con ese estatus corrupto, puede cobrar en este proceso”.
Algo de eso se vivió con Hugo Chávez en 1998, cuando AD y Copei estaban demasiado desprestigiados y, primero Irene Sáez capitalizó ese descontento, pero cometió un par de errores que le permitieron a Hugo Chávez “colarse por la baranda. Entonces el escenario actual está para un liderazgo de ese tipo”.
Trepiccione no da nombre, pero cree que cualquiera de los candidatos que está en la palestra pudiera encarnar esa opción del outsider, pero para ello tiene que consolidar una narrativa que sea creíble y que le permita montarse en la onda de la indignación, “porque todos los nombres que han surgido hasta ahora son parte del establishment o han tenido conexión política con el establecimiento”.
Las protestas que se han venido produciendo desde el mes de enero de este año, son otro asunto que puede ser alimentado por la indignación que está produciendo la corrupción denunciada en los últimos días, por lo que estima que van a seguir creciendo.
“Es un fenómeno que no lo puedes detener independientemente del control político, policial o militar que tú quieras ejercer sobre la sociedad, porque es un tema de hambre, es un tema de necesidad” y no le ve al Estado venezolano la capacidad para mejorar el salario que reciben los trabajadores públicos.
Maduro concentra más poder
Las causas de la disputa entre las fracciones chavista las ubica en la necesidad gubernamental de recursos para mejorar la gestión de cara a las elecciones presidenciales de 2024, “eso parece un primer elemento, más allá de cualquier consideración ética”.
Otro aspecto que apunta Trepichone, tiene que ver conque Maduro tiene enormes dificultades para crecer electoralmente, “en el mejor de los casos pudiera optar a un 30% de respaldo popular, y con ese apoyo es difícil ganar las elecciones”, por lo que necesita dividir lo más que pueda a la oposición venezolana, “lo que ha venido haciendo”.
También necesita hacerse el hombre fuerte dentro del chavismo, concentrar autoridad, “ser el hombre indispensable dentro de tus factores de poder, lo que le podría garantizar la reelección, independientemente que sea en un escenario de mínima competitividad”.
Descarta que El Aissami tuviera aspiraciones presidenciales, simplemente se “metió con la limosna y eso dificulta las operaciones del Estado y toda la política social del gobierno, que es el corazón de la campaña para la reelección”.
