“Los académicos venezolanos siguen queriendo aportar al debate de las ideas y enfrentar la imposición de pensamientos, pero la inversión estatal en este capital es vital para la reactivación de las universidades y la lucha contra el oscurantismo”
La calidad de las universidad públicas de Venezuela sigue retrocediendo, como lo alertó la investigadora de la alianza Todos por la Educación, María Restrepo, con base en la
clasificación de Times Higher Education.
La clasificación de esta institución británica suministra información sobre cuáles universidades se destacan en investigación, con base en cinco elementos: la enseñanza a través de la transferencia de conocimiento entre profesor y estudiante, perspectiva internacional abordando tópicos como la reputación, demandas globales y transparencia, ingresos de la industria e investigación.
La Universidad Simón Bolívar «ocupa el puesto número 85, pero del conocido Latin America Rankings, es decir, que abarca a 197 instituciones de 13 países y la puntuación que obtuvo fue de 43.9, y su puntaje en citas de investigación fue de 44.9 en perspectiva
internacional, 48,5 en investigación, 43, 9 en impacto y 39 en enseñanza”, detalló Restrepo.
En comparación con otros años la institución ha desmejorado potencialmente. ”En el año 2016 fue posicionada de 31-35, en el año 2017 en el puesto 26-30, en el año 2018 estuvo en el puesto 29, en el año 2019 en el puesto 51-60 y en el año 2020 estuvo en el puesto 72″.
Otras casas de estudio, como la Universidad de Los Andes, también han desmejorado. La ULA está ubicada en el puesto 126-150. “Representa un descenso de varios puestos, tomando en cuenta que, en 2021, estuvo en el puesto 101-125, y en el año 2020 alcanzó el puesto 57, hecho que había representado un leve ascenso ya que en los años 2019 y 2018 había estado en el puesto de 61-70, pero en el año 2017 estuvo en los puestos 46 y 50 y en el año 2016 estuvo en el puesto 41-45”.
Sus datos ponderados en las categorías a evaluar, mostraron un 25,2 en citas de
investigación, 34,9 indicador de impacto, 55,8 en perspectiva internacional, 29 en
investigación y 39,3 en enseñanza. La ULA fue la única universidad venezolana seleccionada en el World University Ranking 2023, pero no mantuvo el puesto de 2022, ni lo mejoró. La Universidad de Carabobo cayó al puesto 151.
La investigadora hace especial hincapié en la Universidad Central de Venezuela, la cual no ingresa al ranking en ninguna de sus categorías desde el 2018. “Para aquel entonces, clasificó en el puesto 801-1000”. En 2018 la ponderación fue de: en enseñanza 16,4, en investigación 7,3, en citas de investigación 18,9, en ingresos de la industria 31,9 y perspectiva internacional 37,6.
La Universidad del Zulia y la Universidad de Oriente también quedaron fuera.
Sobre estos datos, la coordinadora del CDCH de la Universidad Simón Bolívar, Gloria
Buendía, quien estuvo presente en el foro de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas
Naturales el pasado 19 de octubre, explicó que la investigación se ha vuelto inviable en la
USB producto del inexistente presupuesto universitario, debido a que lo poco que el
gobierno otorga sirve, y con dificultad, para el pago de nóminas. “Es una realidad que ha
causado una fuga de investigadores a otros espacios y recintos universitarios de otros
países en la región.
Alejandro Gutiérrez, profesor jubilado, titular de la Universidad de Los Andes, quien también estuvo presente en el foro, destacó el artículo 132, de la sección XIV sobre el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Ley de Universidades vigente, en donde se estipula que en las universidades funcionará un CDCH (Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico), el cual tendrá el objetivo de generar y producirinvestigaciones en el área científica, humanística y social.
Por tal motivo, recordó que en el reglamento de la ULA, al Consejo de Desarrollo Científico,
Humanístico, Tecnológico y de las Artes (CDCHTA), se le concedió una función más como
organismo asesor del Consejo Universitario, el cual desarrolló en su momento, a través de
diversos proyectos y acompañamientos de investigación, subvenciones a publicaciones,
financiamientos de seminarios nacionales e internacionales, cofinanciamientos para
equipos, apoyo a grupos de investigación.
La falta de presupuesto es también el principal problema, de acuerdo con Gutiérrez. En 2015
el CDHCTA obtuvo un fondo aproximado de $34,791, monto que se redujo en 2019 a
$400, en 2020 no hubo recurso alguno, en 2021 el financiamiento fue de $239 y este
año solo han recibido un aproximado de $100.
Restrepo opinó que la realidad de la comunidad universitaria «se
traducirá en que no habrá condiciones ni incentivos para que exista una generación de
relevo de investigadores y fomentará aún más la idea del desplazamiento de las
universidades como creadoras de conocimientos, reemplazados por un sistema paralelo de
universidades y espacios que adoctrinan y construyen identificación hacia un modelo
educativo sin parámetros de calidad”.
“Los académicos venezolanos siguen queriendo aportar al debate de las ideas y enfrentar la
imposición de pensamientos, pero la inversión estatal en este capital es vital para la
reactivación de las universidades y la lucha contra el oscurantismo”, concluyó Restrepo.