En sala, comunidades, o a plena luz del día, esta es la oferta que trae para este martes, la octava edición del Festival de Teatro de Caracas
Son varias las opciones que este martes trae el Festival de Teatro de Caracas, familiar, romántico, con amigos o solo, las propuestas son tan variadas que prometen complacer a diversos gustos y edades.
Payasa Maku Fanchulini (Argentina)
Hora: 5:00 pm
Lugar:Bulevar de San Agustín
Entrada: Libre
La artista cirsense originaria de Gran Canaria trae una propuesta basada en la acción física y la comunicación cómica con el público, de una manera activa, fresca y desenfadada. Maku Fanchulini se comunica con pocas palabras, creando así un lenguaje universal. Los momentos técnicos, lúdicos y explosivos suceden dinámicamente durante el espectáculo y son parte de un universo lleno de equilibrios excéntricos, delirio, participación activa del público, provocación y ternura que llevan a un final sorprendente e inesperado.
El Dylan (Chile)
Hora: 4:00 pm
Lugar: Teatro Nacional
Entrada: Bs 2.000 en la taquilla del teatro
La agrupación chilena Teatro La Mala Clase, dirigida por Bosco Cayo, narra la historia de un tránsito, la búsqueda de un renacer. Se trata del relato de un niño que quiere ser una niña, su infancia, adolescencia y el punzante paso por una sociedad que teme y discrimina lo desconocido. El texto de Bosco Cayo lleva al espectador a un viaje que servirá para tomar conciencia de las trampas de nuestro propio lenguaje y el devenir del propio cuerpo.
Bufón (Colombia)
Hora: 3:00 pm
Lugar: Teatro Municipal
Entrada: Bs 2000, en la taquilla del teatro o en los puntos de venta de boletos
La Organización Q, dirigida por Luciano Delprato, enfoca su trabajo en estos personajes que existen desde de que existen los reyes, los bufones: La contracara de todo poder, un cetro de juguete y una corona terminada en cascabeles los ungen como los soberanos del estiércol. Una falta total de respeto por todo lo sagrado los consagra como el hongo que corrompe la carne sellada y solemne del statu quo, el recuerdo lacerante de que la muerte nos acecha, de que todo viaja sobre su propia degradación hacia la entropía y que todo lo sólido se desvanece en el aire. Y que justamente por eso, deberíamos estar riéndonos a carcajadas frente a las fauces del abismo.