El exinternacional inglés acudió a una fiesta privada después de que el boxeador ganara un combate en Las Vegas frente a Miguel Cotto
Floyd Mayweather se ha granjeado la admiración de millones de personas gracias a su buen hacer sobre el ring, donde no ha sido derrotado en los 50 combates profesionales que ha disputado. Pero además, el dinero que ha conseguido durante años lo ha sabido invertir tanto en mansiones como en coches de alta gama y multitudinarios eventos para los que no ha reparado en gastos, y en uno de ellos tuvo la suerte de estar un exfutbolista de la Premier League, que ahora ha decidido revelar algunos de los secretos de estas particulares fiestas del boxeador.
Kieron Dyer, e jugador de Newcastle, West Ham United e incluso la Selección Inglesa en el Mundial de 2002, fue invitado prácticamente por casualidad a uno de estos eventos cuando en 2012 viajó a Las Vegas, para ver una pelea entre Mayweather y Miguel Cotto: «Había un tipo al que conocíamos que era muy cercano a Carlton Cole, que solía ser DJ de 50 Cent», comenzó explicando para el podcast británico Golf Life.
El exfutbolista no conocía a ninguno de los dos, pero su amigón en común le consiguió una plaza en tan selecto acto: «Después de la pelea, me llama y me pregunta que qué iba a hacer. Le dije que probablemente iría a uno de los grandes clubes nocturnos de Las Vegas, pero él quería que le conociera (en referencia a Mayweather). ‘Todos irán a festejar con el campeón, todos irán a casa de Floyd», cuenta que le dijo, por lo que no tardó ni en segundo en sumarse al plan.
«Nos reunimos y aparecí en la casa de Floyd. Debía haber unas 200 personas en la casa. Tenía todos sus cinturones de campeón sobre la mesa, él ya tenía como 11 títulos mundiales y estaban todos ahí. No había señal de él tampoco. Podía tomar uno si quería e irme de allí», explicó en tono jocoso.
Lo que más llamó su atención era la cantidad de gente y sobre todo de mujeres, lo que según él hacía imposible poder encontrarse con Floyd. «Había mujeres por todas partes», espetó. «Era surrealista, muy surrealista», insistía, casi maravillado por la ostentación del boxeador. De hecho, no pudo verlo en persona para felicitarlo por su victoria, aunque se resarciría tiempo después: «Olvídense de todo lo que saben de Floyd, él solo quiere ser amado. Tuve la sensación de que era una persona que necesitaba ser amada… Lo ves con dinero, el teléfono, los coches, todo eso… y es complejo», detalló.
Con información de Diario AS