Comer de la basura o reducir una o dos comidas al día volvieron a ser caminos para subsistir en medio de la cuarentena. Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela, pide apoyo de empresas y particulares para seguir entregando alimentos. La desnutrición infantil, que había bajado a 9% o 10% entre enero y febrero, se volvió a disparar hasta 14% en marzo y 17,3% en abril. En zonas de Zulia, Sucre y Yaracuy pasa de 20%, apunta Márquez
El casa por casa de los políticos va en busca de votos. El casa por casa de Cáritas va en busca del hambre para registrarla y saciarla. Durante la cuarentena los equipos de Cáritas han encontrado no solo un aumento de la desnutrición, sino la repetición de las estrategias de 2017.
Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela, señala que la gente pide comida; incluso, los pacientes crónicos dejan sus medicinas en segundo lugar porque primero están los alimentos.
La desnutrición infantil, que había bajado a 9% o 10% entre enero y febrero, se volvió a disparar hasta 14% en marzo y 17,3% en abril. En zonas de Zulia, Sucre y Yaracuy pasa de 20%, apunta Márquez.
En las casas se come espagueti, arroz y las pocas verduras que se consigan. En las mesas no hay queso, no hay huevos; mucho menos, carne o pollo.
La gente de Cáritas se ha encontrado con el regreso de las estrategias que empleaba la gente para sobrevivir en 2017: buscar en la basura, renunciar a una o dos comidas o dejar de comer, vender lo poco que les queda.
Además de mantener las ollas comunitarias, entre el 30 de mayo y los primeros días de junio han entregado 20 toneladas de alimentos, con una inversión -solo en comida- de 150 mil dólares, porque todo el trabajo es voluntario. Han sido atendidas 32 mil familias, calcula Márquez.
Pero se necesita más ayuda, porque las necesidades son muchas. Una vía es ponerse a la orden del párroco para colaborar; otra vía es poner la profesión al servicio de la gente (psicólogos con consultas gratuitas, por ejemplo) y también donar alimentos o dinero.