La acusada asaltó a Kim en la terminal de salidas del aeropuerto de la capital malasia el 13 de febrero de 2017 y le frotó el rostro con un potente neurotóxico que se cobró en minutos la vida del norcoreano
A tres años y cuatro meses de cárcel fue condenada este lunes Doan Thi Huong, la vietnamita responsable de la muerte de Kim Jong-nam, hermano de líder norcoreano, Kim Jong-un, en 2017, en Kuala Lumpur, tras un acuerdo con la fiscalía, por el que podría ser liberada en mayo.
Doan Thi Huong bajó las escaleras de los juzgados escoltada por la Policía al grito de «estoy feliz» y mientras agradecía la cobertura del proceso a los periodistas que aguardaban frente al tribunal.
Huong tenía previsto aportar este lunes su testimonio ante el juez tras varios retrasos en el inicio del turno de la defensa, pero antes de iniciar la jornada la fiscalía propuso rebajar los cargos de «asesinato premeditado» -penado con la muerte- a un delito de «causar daño voluntario con un arma peligrosa» -castigado con un máximo de 10 años de prisión-.
Después de un breve receso para que los abogados de Huong y la acusada consideraran la oferta, la vietnamita se declaró culpable frente al magistrado, informó la Fiscalía.
Huong asaltó a Kim, junto con la indonesia Siti Aisyah, en la terminal de salidas del aeropuerto de la capital malasia el 13 de febrero de 2017 y le frotó el rostro con un potente neurotóxico que se cobró en minutos la vida del norcoreano.
Las dos mujeres se declararon inocentes tras su detención y aseguran que creían que participaban en una broma para un programa de televisión cuando restregaron a la víctima con una sustancia que ellas creían inofensiva, y que en realidad se trataba del agente nervioso VX, considerado por Naciones Unidas como arma de destrucción masiva.
Según la investigación de la Policía malasia, el asesinato fue organizado por cuatro norcoreanos: Ri Ji-hyon, Hong Song-hac, O Jong-gil y Ri Jae-nam, quienes contrataron a las dos mujeres utilizando nombres y nacionalidades distintas.
Los cuatro sospechosos se encuentran en paradero desconocido tras abandonar Kuala Lumpur en avión horas después de la muerte de Kim y tras presenciar desde la distancia en el mismo recinto aeroportuario la ejecución del plan.