Tener un perro en la infancia expone a bacterias, virus y a cambios en el microbioma, fortaleciendo el sistema inmune frente a la esquizofrenia
Muchos estudios han revelado los beneficios de tener una mascota, como perro o gato, desde la infancia, algunos de ellos son las mejoras en la autoestima y el desarrollo, menos riesgo de alergia y obesidad y una mayor salud en general.
Una investigación más reciente, encontró que tener un can antes de los 12 años podría reducir el riesgo de desarrollar esquizofrenia en el futuro.
El estudio, publicado en la revista PLOS One, investigó la relación entre estar expuesto a gatos o perros durante la infancia y el riesgo de tener trastornos mentales como esquizofrenia o bipolaridad. Para ello, contó con la participación de 1.371 personas entre 18 y 65 años, 396 de ellas tenían esquizofrenia, 381 trastorno bipolar y 594 pertenecían al grupo de control.
Las principales causas que se manejan sobre esta asociación es que los trastornos psiquiátricos graves están relacionados con cambios en el sistema inmunitario debido a una exposición ambiental durante la infancia. Uno de estos factores ambientales podría ser los perros, que pueden interferir por diversos medios como un mayor contacto con bacterias y virus, respuestas alérgicas, alteraciones en el microbioma y estrés producido por la mascota.
Robert Yolken, principal autor del estudio, destacó que tal vez una parte del microbioma canino pase al humano, reforzando su sistema inmunitario frente a la esquizofrenia. Si esto fuera cierto, tener un perro antes de los 12 años podría evitar unos 840.000 casos de este trastorno mental.
Los resultados del equipo que lo llevó a cabo, pertenecientes a Johns Hopkins Medicine, revelaron que hubo una disminución de hasta 24% en el riesgo de esquizofrenia en los participantes que habían tenido perro antes de los 12 años y el efecto fue mayor en aquellos que convivieron con un can desde el nacimiento a los tres años de edad. Sin embargo, no encontraron resultados significativos en cuanto al desarrollo de trastorno de personalidad.
Por otro lado, los gatos no tuvieron resultados destacados, excepto que elevaban ligeramente el riesgo de ambos trastornos si se estaba en contacto entre los 9 y los 12 años. No obstante, los investigadores señalaron que se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos.