En las noches, Emma (la elefanta) permanecía «sujetada fuertemente», lo que le impedía recostarse y descansar
En India, una elefanta de 40 años, permanecía adornada con pesados objetos y era forzada a caminar más de 300 millas en un estado de salud deficiente. Era utilizada por su dueño para actividades lucrativas que iban desde mendigar hasta participar en procesiones religiosas, ceremonias de boda y paseos a turistas, dijo Wildlife SOS India en un comunicado.
Para que permaneciera de pie, «le daban regularmente licor del país para obligarla a trabajar a pesar del dolor de sus patas», dijo Wildlife SOS.
Después que Emma fue traficada ilegalmente a través de las fronteras del estado de Jharkhand, al este de India, el Departamento Forestal se enteró de su difícil situación y decidió intervenir, acusando a sus dueños de negligencia y violación de la legislación sobre la vida silvestre.
Los irresponsables propietarios de Emma alegaron a los funcionarios del Departamento Forestal que no podían costear la atención médica de la elefanta enferma. Los funcionarios descubrieron que Emma estuvo subsistiendo con una alimentación poco saludable de dulces y alimentos fritos.
Wildlife SOS dijo en el comunicado que no es raro que los propietarios privados obliguen a los elefantes cautivos a consumir alcohol y tabaco como «remedio casero» para los problemas de salud.
«En realidad, los elefantes no pueden metabolizar el alcohol, y es tóxico para el animal», dijo la organización. «Esta insensibilidad también puede generar embriaguez, lo que podría provocar que el elefante corra desbocado por una zona concurrida, poniendo en peligro la vida de transeúntes inocentes», señalaron.
El departamento forestal decidió trasladar de urgencia a Emma al hospital de elefantes de Wildlife SOS debido al deterioro de su salud.
El cofundador y director general de Wildlife SOS, Kartick Satyanarayan, dijo: «Tuvimos que actuar rápidamente para que Emma pudiera recibir la atención médica que tanto necesita. Que su dueño la haya alimentado con alcohol a la fuerza demuestra la inmensa crueldad y el abandono que enfrentó todos estos años».
Después de realizarle las pruebas médicas, los veterinarios le diagnosticaron osteoartritis crónica, un absceso en la cadera, y encontraron fragmentos afilados de vidrio, metal y piedra incrustados en las almohadillas de sus patas.
La elefanta estaba inmunocomprometida como resultado de décadas de desnutrición y tenía la costumbre de levantar sus extremidades delanteras para «compensar el fuerte dolor de sus patas causado por años de abusos».