De 202 combates Walter Smith Jr. conoció la victoria en 175. El mejor boxeador libra por libra pasó a la historia, entre otras peleas, por haber mandado a la lona a un Gene Fullmer 10 años menor
De derrotas conoció poco. En esta constelación de momentos malos ni siquiera puede contarse la muerte, porque el golpe de sus puños quedó registrado como uno de los más letales del boxeo profesional. Nacido Walter Smith Jr. pero vuelto a nacer como Sugar Ray Robinson por la necesidad (Ray Robinson por el amigo que le prestó los documentos para boxear cuando era solo un muchacho de 14 años), es considerado uno de los mejores púgiles del siglo XX. Tanto, que lo llamaron «el mejor boxeador libra por libra».
Los 67 años que median entre su nacimiento en Georgia el 3 de mayo de 1921, su infancia en Harlem y su fallecimiento en California el 12 de abril de 1989, estuvieron marcados por el triunfo: de 202 combates conoció la victoria en 175. Se ganó a pulso el título extraoficial de «el jefe de los nocauts» porque se los propinó a sus contendores en 108 encuentros.
Otro hombre de cuidado, Jake LaMotta, lo hizo morder el polvo después de sumar 40 victorias. LaMotta, «el toro del Bronx», lo abatió en el octavo asalto en un combate en Detroit.
No pudo imponerse a Gene Fullmer en el primer choque en enero de 1957, cuando perdió el título mundial de los pesos medianos, pero sí lo logró en el segundo, el 1 de mayo del mismo año en Chicago. Con la precisión de un cirujano, un Robinson de 35 años echó por tierra las pretensiones de un Fullmer de 25 con un gancho de izquierda en el quinto asalto.
Admirado por otro grande, Mohammed Ali, Robinson enfrentó los otros golpes que hombres como él reciben fuera del cuadrilátero una vez que se retiran: la pobreza, la soledad, la enfermedad de Alzheimer, hasta que falleció tal día como hoy pero de 1989. Pero cara a cara con la muerte, el muchacho nacido en Georgia, «dulce como el azúcar», (como lo bautizó George Gainford, quien después se convirtió en su entrenador) también puede decir que la venció.