Un estudio de la UCAB mostró que 8 de cada 10 personas se sienten saturadas de información sobre la epidemia. Hay que saber distinguir entre la desinformación y las evidencias científicas, explica el doctor Héctor Arrechedera
Más de una persona está hasta el tope de la COVID-19, y cuando se habla sobre el tema, cambia la conversación, se va o pone música. Un estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) mostró que ocho de cada 10 personas encuestadas se sienten saturadas de información sobre la epidemia.
Hay mucha información, mucha gente opinando, pero hay que saber distinguir entre la desinformación y los datos que ofrece la medicina basada en evidencias, expone el doctor Héctor Arrechedera, profesor de la Facultad de Medicina de la UCV.
La COVID-19 nos ha llevado a ir aprendiendo sobre la marcha, y no se puede decir nada a ciencia cierta, hasta el punto de que han ido cambiando los lineamientos de la OMS. Sin embargo, hay cosas que funcionan y hay cosas que no. La visión sobre la mascarilla cambió, y se pasó de un uso restringido a casos de riesgo, a un empleo masivo. Esta es información cierta.
También hay mitos y leyendas, como el ajo, el limón que en nada contribuyen, precisa Arrechedera. Como médico insiste en que hay que seguir distinguiendo la información cierta de lo falso.
Por la infodemia pagan justos por pecadores, y lo no validado cae en el mismo saco de rechazo que lo que tiene validez científica.






