«Todo cambio en el patrón normal de orina debería orientarnos a buscar consulta médica. ¿Qué es lo normal? Entre seis a ocho veces en el día, y una a dos como máximo en la noche», explica la uróloga Vanda López. Este jueves, en el contexto del Congreso de la Sociedad Venezolana de Urología, se presenta el III Consenso Venezolano de Vejiga Hiperactiva
Ir muchas veces al baño para orinar es uno de los síntomas de la vejiga hiperactiva, pero no el único. Orinar más de ocho o 10 veces al día, levantarse más de tres veces en la noche y tener que correr al inodoro porque no se aguantan las ganas son los tres síntomas clave de este trastorno.
A menos que haya otras razones (como infecciones que llevan a la cistitis, procesos inflamatorios, radioterapia, cálculos o prolapsos), la combinación de los tres síntomas revela la presencia de vejiga hiperactiva, señala la uróloga Vanda López.
Entre 18% y 25% de la población general vive con este malestar. Después de los 40 años de edad la incidencia puede llegar a 50%. «Entre los 40 y 50 años de edad suele ser más frecuente en la mujer, probablemente por el cambio hormonal», detalla. Después de los 60 años aumenta en el hombre.
Las explicaciones detrás de la vejiga hiperactiva pueden ser neurogénicas (alteraciones neurológicas) o ideopáticas (sin causa definida). «Hay teorías que la relacionan con el envejecimiento del músculo; la microbiota urinaria, que no conocemos muy bien; los hábitos, como el consumo de café, refrescos, cítricos, picantes», enumera López. También, la adicción al cigarrillo.
No aparece de ya para ya. «Es progresivo: la persona empieza a orinar con más frecuencia. El síndrome se consolida y aparecen los síntomas; la urgencia es el más importante. Lo que más molesta es el apuro para orinar, la sensación de que se va a orinar, y se orina».
Los síntomas, la aplicación de cuestionarios y el estudio urodinámico ayudan a entender lo que sucede. «Todo cambio en el patrón normal de orina debería orientarnos a buscar consulta médica. ¿Qué es lo normal? Entre seis a ocho veces en el día, y una a dos como máximo en la noche, siempre relacionado con la ingestión del líquido».
La tercera edición del consenso venezolano de vejiga hiperactiva, que se presentará este jueves en el contexto del Congreso de la Sociedad Venezolana de Urología, actualiza las pautas de diagnóstico y tratamiento. El esfuerzo de más de 25 urólogos venezolanos dentro y fuera del país -con el apoyo de FC Laboratorios- permitió renovar este esquema que tenía unos 14 años sin revisión.
Para tratar la vejiga hiperactiva hay opciones como la terapia conductual (modificación de hábitos, cambios en la alimentación), reeducación, ejercicios para controlar las ganas de orinar. «Hay tratamiento con electroestimulación y electromagnetismo que no duele ni molestia y modula el trabajo vesical. Hay medicamentos disponibles, la piedra angular del tratamiento» que pueden suprimir la urgencia. «Hay un fármaco que se toma una vez al día, tolderodina, que inhibe las contracciones musculares de la vejiga en la etapa de llenado», detalla.
El tratamiento en el paciente adulto, aclara López, debe programarse a largo plazo, porque esta es una patología crónica. Más de 70% responde a los medicamentos. Es fundamental que los indique un especialista, porque no son productos inocuos «y todos pueden tener efectos colaterales». Es el médico «quien debe evaluar, porque sabe qué poner».
«Ya casi no se piensa en cirugía. La cirugía para aumentar el tamaño de la vejiga con segmentos intestinales, o desnervarla, ya no se hace porque los medicametos son eficientes. Pero hay opciones intermedias, como el uso de la toxina botulínica», puntualiza la uróloga.
Con los tratamientos «no hablamos de curación, sino de mejoría sustancial para rehacer la vida», apunta López, pero «no se gana nada con medicamentos si no se cambian los hábitos y continúa el consumo de estimulantes como café y té».
La prevención es una palabra que protagoniza la salud, y también lo hace en vejiga hiperactiva: «Cuando identificamos los factores de riesgo podemos prevenir», como las mujeres con cambios hormonales y la administración de terapia sustitutiva. Comenzar el tratamiento antes de que se instalen los síntomas es una buena decisión.