El esguince de tobillo es una lesión musculoesquelética en donde los ligamentos que le dan estabilidad a la articulación, se «estiran» de manera excesiva produciendo roturas parciales o totales de los mismos. Esta es una lesión muy frecuente entre los deportistas; sin embargo, se puede producir por un evento fortuito en la calle o incluso dentro de su propia casa.
Esta lesión se produce cuando existe una «torcedura» o movimiento anómalo entre el pie y el tobillo, que obliga a la articulación a ir más allá del rango de movilidad normal, venciendo la resistencia de los ligamentos. Los síntomas principales son: «hinchazón» del tobillo, hematomas en el tobillo o el pie, dolor de moderada a fuerte intensidad y limitación para caminar.
Las causas o factores que predisponen a las personas a sufrir un esguince de tobillo son:
1. Caminar o realizar deportes en superficies y terrenos irregulares (Por ejemplo: La Playa).
2. Uso frecuente de calzado como los tacones.
3. Un traumatismo directo o indirecto durante alguna práctica deportiva.
El Dr. Christian Méndez, Traumatólogo explica «Esta lesión musculoesquelética, se ha convertido en un motivo de consulta frecuente, ya que puede afectar a niños, mujeres y hombres por igual; estimando su incidencia en un caso por cada diez mil habitantes. Pero, al ser tan frecuente algunos tienden a automedicarse, visitando a personas no profesionales como los llamados sobadores o realizar tratamientos inadecuados que predisponen a que la lesión se cronifique, convirtiéndose en el llamado esguince que no cura».
El llamado «esguince mal curado» puede ser producto de un error al momento del diagnóstico o mitos relacionados con el tratamiento; por ejemplo, el uso de agua tibia con sal. Clásicamente, los esguinces se clasifican en leves, moderados o severos (grado I, grado II y grado III) y las primeras acciones terapéuticas básicas, que se deben realizar son: el método RICE (por sus siglas en inglés: reposo. hielo, compresión y elevación de la extremidad).
Otro de los mitos, tiene que ver con la inmovilización o no de la extremidad. Antiguamente, los esguinces eran tratados con yeso por un mes. En la actualidad, esa práctica está proscrita ya que los estudios han demostrado que predisponen a la cronificación de la lesión, debilidad muscular y osteopenia o «desgaste» óseo por desuso.
«Ante la sospecha de un probable esguince de tobillo, es importante que acudan a consulta, porque luego de su evaluación clínica y dependiendo de la magnitud de la lesión, se solicitan una serie de estudios imagenológicos como rayos X, ecosonogramas musculoesqueléticos, tomografías o incluso resonancias magnéticas, que son claves para conocer y descartar lesiones asociadas» asevera Méndez.
En definitiva, los esguinces de tobillo deben ser evaluados y tratados por un equipo multidisciplinario para evitar la inestabilidad crónica del tobillo y recurrencia de esa lesión. Para conocer mucho más de los nuevos tratamientos, visita las redes sociales @grupomedimagen