Ingeniero, empresario y outsider de la política colombiana, Rodolfo Hernández, sorprendió con su ascenso en la carrera por la presidencia. Tras obtener el 28.5% de apoyos en la primera vuelta, disputará la segunda contienda electoral contra Gustavo Petro, quien lo supera por más de 3 millones de votos.
La gran pregunta es si Hernández será capaz de canalizar los votos de la derecha que recogió la candidatura de Fico Gutiérrez, quien tras la derrota dió un paso al costado y se sumó a la campaña del Ingeniero.
A toda vista, Hernández es un personaje polémico en la política colombiana. Los especialistas lo catalogan como un populista de derechas con una gran estrategia de marketing en redes sociales. «El viejito de TikTok» usó en su campaña un lenguaje sencillo y coloquial, logrando conectar con el descontento del electorado con el estatus quo del sistema político colombiano. Esta es su mayor fortaleza.
Sin embargo, enfrenta contradicciones. Durante su campaña, el ingeniero Hernández se aferró a la bandera del discurso anticorrrupción, a pesar de tener a cuestas una investigación de la Fiscalía por presunta corrupción, como el caso «Vitalogic» durante su gestión como alcalde de Bucaramanga, en el que se le acusa de malversación de fondos públicos.
Si Hernandez logra hacerse con los votos de Fico, complicaria la estrategia electoral de Petro, quien también se presenta como antisistema en un discurso y unas propuestas llenas de ‘cambio’.
A pesar de sus escándalos, de sus ‘bofetadas a concejales’ y ‘adulaciones públicas a Adolf Hitler’, Hernández tiene la oportunidad de trancarle el juego a Petro, en la medida que logré capitalizar más afinadamente el descontento de los colombianos y el temor a un gobierno de izquierda.
Lo que sí dejó claro esta primera vuelta es que, por primera vez en décadas, el expresidente Álvaro Uribe no llega con un candidato de su partido a la Presidencia. Esto implica un gran viraje en la política de Colombia, independientemente del candidato que resulte victorioso.