Las sanciones aplicadas a Venezuela son objeto de interés para el economista Manuel Sutherland, quien a partir de este sábado 22 de noviembre dictará un curso de ampliación, con el aval del Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV, para que investigadoras, investigadores, activistas y público en general puedan analizar este tema.

Sutherland, director del centro de investigación CIFO y profesor e investigador de posgrado en Cendes-UCV, asegura que un curso sobre sanciones resulta pertinente en este momento, «porque es un tema que muchos hablan, muchos comentan, pero la verdad es difícil de investigar, difícil de mesurar«. A su juicio, se pueden hacer muchos números «pero es tremendamente subjetivo en muchos aspectos», porque un país sometido a sanciones tendrá una economía restringida y sufrirá para poder hacer crecer su PIB.
En el curso, que se desarrollará durante cuatro sábados y que será totalmente en línea, se hará una actualización sobre el tema y se podrá ver el impacto de las sanciones a partir de agosto de 2017, así como las medidas más duras en el terreno petrolero desde 2019. «Hay diversas estimaciones que se van a ir abordando para que la gente saque sus conclusiones; sobre todo, para ver qué tan factible es esperar un cambio político después de un esquema de sanciones importante».
En el país hay factores políticos que piensan que mientras más se «apriete» la economía más rápido puede haber un cambio de gobierno, «pero hay investigaciones que dicen que eso no es tan así, y que depende de otra serie de factores». La idea del curso es poder analizar ambas posturas: «No hay consenso en eso, aunque algunas investigaciones hablan de que las sanciones por sí solas no tienen un poder importante para el impulso del cambio político».
Como académico, Sutherland refiere que, según algunas estadísticas, «en apenas 14 % de casos de transición las sanciones jugaron un papel esencial». Una de las dificultades para medir esto «es que las sanciones generalmente no vienen solas, sino que van acompañadas de otras formas de apretar la economía o atacar a una coalición política dominante que está violentando elsistema democrático». Por eso, se puede subestimar la fuerza de estas acciones para forzar una negociación, por ejemplo. «Tampoco es lo mismo colocarle sanciones a un gobierno democrático que a un gobierno abiertamente autoritario o completamente totalitario. Son cosas distintas».
En el curso se hablará también acerca del acuerdo humanitario. «El acuerdo humanitario debería partir del reconocimiento de la crisis humanitaria, de los enormes problemas que tiene la población, como el salario probablemente más bajo de mundo, sin aguinaldos, sin capacidad de ahorro, con pobreza extrema desbordada y miseria general extendida». Un compromiso en esta dirección debería incluir el reconocimiento de la voluntad expresada en las elecciones del 28 de julio de 2024, la libertad de presos políticos, devolución de partidos políticos a sus militantes, reestruturación de la deuda, reconstrucción de las instituciones.
No es imposible eliminar las sanciones, aclara Sutherland. «Si hay un acuerdo de respetar plenamente la decisión soberana del pueblo expresada el 28 de julio, si hay voluntad para publicar resultados detallados, se podría promover una eliminación plena de sanciones, retomar el hilo constitucional, una vuelta a la república que ha sido vulnerada. Eso permitiría comenzar a reconstruir económicamente el país y atender la crisis humanitaria latente».
Desmontarlas, puntualiza, «no es tan complejo». El economista evalúa que, si los países que han sancionado a Venezuela «ven un cambio político sólido», tomarán la decisión de descartarlas.
«Si se respeta la voluntad de la población que ha venido votando en elecciones, si se respeta la decisión del pueblo de cambiar de rumbo, si se respetan los derechos humanos en Venezuela, si se respetan las libertades, va a haber una rápida eliminación de sanciones y vendría ayuda humanitaria, vendrían préstamos y créditos y ayudas de todo tipo, y se pudiera empezar a hablar de una recuperación milagrosa de la economía, del salario y del bienestar que el pueblo extraña tanto», enfatiza.






