Cada persona contagiada en Venezuela infecta a 1,49 en promedio, calcula el infectólogo Julio Castro. Cuando se flexibiliza va a subir; para que una epidemia se considere controlada, debe ser menos de 1 durante seis o siete semanas seguidas
Si tuviese barriga, al coronavirus SARS-CoV-2 le dolería la panza de tanto reírse al ver cómo se establecen horarios para supuestamente detener su avance. O de observar las barreras para impedir que pase de un sitio a otro. La realidad es que los virus no tienen jornada laboral que cumplir. Por eso, la flexibilización de la cuarentena llevará a un aumento de los casos de COVID-19.
«El virus no se toma vacaciones», señala el director de Médicos Unidos de Venezuela, Jaime Lorenzo.
El esquema 7X7 indica que después del periodo de relajación de la cuarentena se debe hacer un seguimiento estrecho para ver los nuevos casos, explica Lorenzo. Si no hay más casos, perfecto, pero si el volumen de casos es alto, eso indica que hay fallas.
Cada persona contagiada en Venezuela infecta a 1,49 en promedio, calcula el infectólogo Julio Castro. Cuando se flexibiliza va a subir; para que una epidemia se considere controlada, debe ser menos de 1 durante seis o siete semanas seguidas, tal como lo puntualizó Castro en una conferencia virtual para la Policlínica Metropolitana.
El médico recuerda que la epidemia bajó en China y Europa porque la cuarentena se cumplió de manera estricta, e insiste en que lo único capaz de controlar un crecimiento exponencial son todas las medidas de distanciamiento al mismo tiempo: tapabocas, cuarentena.
En su criterio, si en el país estamos en una fase de crecimiento exponencial la única forma de aplanar la curva es con una cuarentena más estricta. Advirtió, también, que la flexibilización de la semana del 15 de junio tendrá un impacto en el número de casos en las próximas semanas.
Con la flexibilización estamos exponiendo a los venezolanos al virus, reitera la infectóloga Patricia Valenzuela. Pero si es necesario hacerlo por la economía, entonces debes tomar medidas en áreas como el transporte público, ya que es donde más se acrecienta el riesgo de transmisión.